Llegamos al coche, arranca y nos ponemos en dirección hacia Pozuelo de Alarcón y en media hora estábamos en la entrada de mi casa.
- Parece que los coches hacen que te pierdas del resto.
- Bueno, no exactamente, pero casi.
Saco las llaves de mi bolso, abro la puerta de entrada y marco el código de la alarma y hago pasar a Ángel al salón, saco unas copas y me dirijo a coger una botella de mi champan preferido de la nevera de bebidas.
- Por cierto, no sé si te gusta el champan o no.
- Si claro por supuesto, pero espero que al menos me dejes el sofá si no puedo conducir.
- Por supuesto, como si estuvieras en tu casa. – le digo con sorna
- Y ahora me dejas que te cuente mi secreto.
- Bueno con lo interesado que estás en contármelo, que remedio, no voy a ser la mala que no te deja desahogarte.
- A pesar de que tienes toda la razón de que fui un cobarde y un cabrón, nunca pude olvidarte, pero mi trabajo me impidió continuar mi relación contigo
- - Si claro –le corto yo ya con la rabia instalada en mí y sin dejarle terminar la frase-, resulta que como entraste en el Cesid y entonces, las normas decían que todas las personas que entraban, todo su entorno tenía que estar limpio, y en mi caso, mi familia no estaba del todo muy limpia, por eso tuviste que desaparecer así de mí y ser....
- ¿Cómo lo has sabido? – su cara de sorpresa no dejaba duda de que estaba sorprendido.
- Pero vamos a ver Ángel tú crees que yo era o soy tonta, lo imagine entonces y me lo acabas de confirmar. En todos estos años solo hubo una persona a la que se lo conté, y me decía que eran tonterías mías, que simplemente habías sido un cabrón y deje de verbalizarlo. Pero esa no es razón para al menos no haberte inventado algo y no simplemente no decir nada y dejarme haciendo el ridículo semana tras semana llamando a casa de tus padres.
- Tienes toda la razón y no tengo excusa, pero quería pensar que en algún momento en corto tiempo podría volver a recuperarte.
- Y no hubiera sido más fácil llamarme, no contarme toda la verdad, pero al menos no desaparecer y dejarme así.
- Y sigo diciéndote que tienes razón y si para ti no fue fácil, para mí tampoco, esa es la razón por la que ninguna de mis relaciones llegó a buen puerto y la razón por la que le puse a mi hija de nombre Luna.
- ¿Queeeeeeeee? ¿que tu hija se llama Luna por mí?
Me parece que fue en ese momento, cuando la botella de champan termino de vaciarse por completo, pero a morro.
- Si
- Uff, creo que necesito otra botella, ahora vuelvo. - Llevo años sin pasarme con el alcohol y resulta que tengo que empezar hoy.
Me dirijo a la cocina a por otra botella y vuelvo con ella abriéndola por el camino y rellenando las copas al llegar al salón.
- Luna de verdad, me hubiera gustado que las cosas en ese momento hubieran sido de otra manera o haber sabido hacerlo de otra manera y me equivoque y no puedo volver a atrás, pero ahora estamos los dos aquí de nuevo delante el uno del otro y me gustaría que por primera vez en todos estos años fuésemos sinceros el uno con el otro y pedirte una oportunidad.
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Encuentro con mi Pasado
RomanceDespués de más de 20 años, Luna vuelve a encontrarse con su primer amor que sin decir ni adiós desapareció de su vida. Este es el momento de los reencuentros, de las explicaciones y de quizás... ¿Podrá esta historia de amor anclada en el tiempo re...