CAPITULO 12 - UNA CITA QUE SE CONVIERTE EN UNA GRAN AMISTAD

33 3 0
                                    




El resto de días, casi pasan volando, nunca mejor dicho, ya que me paso los días en una nube. Silvia no para de reírse de mí, cada vez que nos encontramos y sino fuera porque trabajo no me falta y consigo centrarme en el, me sería imposible concentrarme, ya que Ángel cada vez que tiene un hueco me manda algún mensaje, haciendo que me hierva la sangre de deseo, está claro que quiere provocarme, pero parece que no conoce mi nueva yo después de tantos años y no sabe que primero me he vuelto muy responsable y segundo que cuando puedo dejar de serlo soy muy juguetona y que a ese juego podemos jugar los dos, así que en cuanto estoy sola en mi cuarto, le mando alguna foto picara para poder infartarlo.

El martes en la oficina recibo correo de José preguntandome si pasa a recogerme a las 20:00 para ir a cenar y como no tengo que pasarme por casa a cambiarme, le confirmo que sí, que se pase a recogerme.

A las 19:50 escucho el teléfono de mi escritorio con llamada interna de mi secretaria

- Luna, José se encuentra aquí ya aquí le digo que pase o que espere.

- Dile que pase Maria, así ya voy cerrando y cierra tú también y a descansar, que ya está bien.

- De acuerdo, ahora mismo le hago pasar.

Y al momento tocan en la puerta y pasa José, siempre me ha impactado lo guapo que es, con algo más de 1,80 de altura, un pelo castaño claro tirando a rubio y unos ojos azules que desarman a cualquiera, porque son dos faros luminosos que se ven a kilómetros, se convierte en el deseo de cualquier mujer, y para colmo, como es la primera vez que le veo vestido sin traje, como cuando esta de servicio en los eventos, simplemente con una camisa azul de sport, si antes me había dado cuenta que era guapo, ahora se me cae la boca de lo guapo que esta, sino fuera porque es casi 15 años más joven que yo y que cuando lo conocí me acaba de quedar viuda, y yo no he estado para hombres durante mucho tiempo, otro gallo hubiera cantado, porque es indudable que esta para comérselo.

- Que estás lista para irnos – me pregunta con esa mirada traviesa que tiene.

- Sí, estoy terminando de cerrar el ordenador, señor puntual – le contesto intentando que no note la turbación que me ha hecho tener.

- El oficio, que hace que respetemos los horarios como nada y vayamos siempre con tiempo de sobra, se ha convertido ya en una costumbre. Por cierto, hasta de diario estas muy guapa – no entiendo como con mi edad y todavía me pongo roja como un tomate, claro que hay que entender que un hombre como este espécimen que tengo delante de mí, me suelte piropos a mi edad, ya no tengo la costumbre que hombres jóvenes y atractivos me lancen piropos.

- Gracias, pero tú no te quedas corto. Pero sigo pensando que van a pensar que te he contratado como acompañante, sobre todo porque solo hay que mirarte a ti y a mí.

- Pues no entiendo porque lo dices, estoy seguro que voy a ser la envidia de cualquier hombre llevándote del brazo.

- Anda ya, no seas adulador, que a mi hace años que me llaman señora en todas partes y en cambio estoy segura de que a ti te miran como el joven que pareces.

- Pues me da lo mismo, si a ti te llaman señora que me llamen a mi señor, y sino que nos traten a los dos por igual – este ya se convierte en el momento en que como siempre los dos nos echamos a reír a carcajadas, porque es la coña que llevamos teniendo cada vez que nos vemos por trabajo.

- Para ya con tus tontunas José, que no voy a poder salir de aquí si me sigues haciendo reír, y vámonos que tengo hambre.

Y mientras vamos saliendo de la oficina, me dice.

Encuentro con mi PasadoOnde histórias criam vida. Descubra agora