CAPITULO 10 - UN NUEVO COMIENZO

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Eran las 12 de la mañana cuando salíamos de mi casa para coger el coche y dirigirnos hacia Madrid y habiendo dejado encargada a Silvia de recoger a Agustín

- Bueno y después de ese trato que has realizado con mi amiga – le digo con sorna, por el cambio de tendencia y la buena relación que se había creado entre los dos -, ¿A dónde vas a llevarme a comer?

Me mira de forma guasona y la vez devorándome con la mirada – Sorpresa, pero no me importaría tomarme el postre antes.

- ¿así que primero el postre? – le digo mirándole detalladamente y tragándome las ansias de que él sea mi entremés y devorarlo allí mismo -, ¿pues tiene que ser muy bueno para que lo quieras de entrante?

- No sabes tú cuanto – me dice acercándose a mis labios y saboreándolos, consiguiendo que el deseo existente entre nosotros suba la temperatura, y al arrancar el vehículo tengo que bajar la ventanilla para que me dé un poco de aire fresco.

- Pues nada, a este paso no sé si podre esperar hasta la sorpresa – digo mientras muevo suavemente las pestañas, poniendo cara de niña inocente.

- No tengas prisa Luna – me dice con esa voz aterciopelada suya que me pone los pelos de punta –, todo a su momento.

Lo bueno de ir en su coche, que llegamos rápido casi al centro de Madrid y cuando me doy cuenta, estamos entrando en el garaje de un residencial de viviendas, aparcando en una plaza de coche.

- Haber, haberrr – digo de forma pensativa y alzando las cejas -, tu casa.

- Si, así es, y mi sorpresa es que te voy a preparar la comida yo.

- ¿estás seguro de que no me vas a envenenar? – mientras reflejo cara de guasa y susto a la vez-, aunque si te aseguro que este sitio no lo conocía para comer – digo mientras me voy riendo a carcajadas.

- Bueno no es que sea un gran cocinero, pero algo me defiendo.

Accedimos a su piso por el ascensor del bloque y me sorprendió lo luminoso que era y lo bien terminado, ordenado y cuidado que lo tenía todo.

- No te extrañe – me dice, fijándose en cómo me voy posando mi mirada en cada rincón de su casa -, al igual que tu tengo una persona que viene varios días a la semana a limpiar y poner orden, sino te puedo asegurar que no estaría así, mi trabajo no me permite dedicarle mucho tiempo a la casa.

- ¿Y tu hija?, vive contigo o con su madre – le pregunto al ver una habitación puesta por lo que se nota que es una adolescente.

- Vive con su madre, pero en cuanto tengo días libres y puedo se viene conmigo – me explica con añoranza, se le nota que quiere a su hija en el tono de voz con que me lo dice.

Deja su bolsa en su cuarto, el cual es cálido y acogedor, siento que es el tipo de cuarto que yo tendría también y que me hace sentir cómoda y me arrastra hasta sus brazos besándome con pasión hasta que nos tenemos que separar para poder coger aire y respirar.

- En vista de la hora que es, creo que será mejor que preparemos algo de comer – dice mientras nuestros cuerpos están pegados -, porque si no me va a resultar imposible separarme de ti.

- Sí, creo que será lo mejor – me siento cohibida a pesar de la noche que hemos pasado, pero ahora mismo siento que debo organizar mi cabeza antes de tomar cualquier decisión con respecto a Ángel.

Vamos hacía la cocina, con ese sentimiento que tienen los amantes de que el tiempo se les agota y se les escapa por los dedos y me sienta en uno de los taburetes de la cocina americana que tiene y se pone a la labor de sacar cosas de la nevera para preparar algo de comer.

Encuentro con mi PasadoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt