CAPITULO 22 - INTIMIDAD

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Nos encontrábamos ya en el mes de Julio, los primeros días fueron tranquilos, a excepción de los pequeños eventos que teníamos y de los detalles de la boda para finales de mes y deseando Silvia y yo irnos a nuestro crucero.

Sentía que llegaban dos separaciones que me dolían durante unos días, con Agustín mi hijo y con Ángel, pero también sabía que me vendría de maravilla esos días de vacaciones que nos tomábamos Silvia y yo juntas.

El día que dejamos a los chicos en el autobús del campamento, como esos últimos años, después de verlos partir tenía que contener mis lágrimas, los besos y los abrazos no pararon hasta que tuvieron que subir o un poco antes, cuando ya Agustín se separaba de mí y me comentaba que le dejara respirar. Así que con la alegría de verlos crecer tan bien y saber que se lo iban a pasar genial, les dejábamos partir rumbo a su aventura.

Debido a que esos días, teníamos por norma irnos Silvia y yo juntas de vacaciones, lo normal es que Sergio y Guillermo fueran las personas de contacto durante esos días, pero este año, Sergio con todo su buen corazón se responsabilizó de estar al tanto del teléfono por los dos, ya que el año anterior ni yo tenía fuerzas para separarme de Agustín, ni él quería separarse de mí, fue en muchos años, el único que Silvia y yo no realizamos nuestra escapada juntas.

Esa noche, como anticipo, organizábamos cena en casa y debido a que Ángel se encontraba de baja todavía se unió a nosotros y aprovechaba para quedarse conmigo en casa hasta que me fuera de vacaciones.

Así que allí lo tenía en la puerta de mi casa a las 2 de la tarde, con su pequeña maleta, para aprovechar 48 horas que teníamos para estar casi solos.

No me dio casi ni tiempo a cerrar la puerta cuando lo tenía besándome y abrazándome como si me fuese a escapar de su lado - Estaba deseando tenerte entre mis brazos - me dice con voz ardiente a la vez que va introduciendo sus manos por el vestido vaporoso que llevo puesto.

- mmmmmm, solo llevas el bikini puesto bajo este vestido, muy tentador, no sé qué hacer primero, si desnudarte y hacerte el amor o tirarte a la piscina y yo detrás tuyo para refrescar un poco este calor que estoy sintiendo.

- Lo dejo a tu libre elección - le contesto con una mirada picará sabiendo que elija lo que elija estando con él a mi lado la pasión arderá en cualquier parte.

No se lo piensa 2 veces me coge en brazos y me sube a mi habitación, dejándome de pie al lado de la cama, para deshacerse de mi vestido y empezar a recorrer mi cuerpo con sus caricias y sus besos.

Le desabrocho el pantalón a la vez que el tira de su polo hacia arriba, quedándonos los dos casi des-nudos y terminando de quitarse el resto de la ropa a trompicones, sin dejar de acariciar nuestros cuerpos con nuestras manos, labios y cada parte que podemos utilizar para sentirnos más cerca el uno del otro.

-¿Me gustaría que me dejaras algunos pañuelos tuyos? Si me permites que juguemos juntos – me lo pregunta de tal manera y con una voz tan sensual, que solo con su voz mi cuerpo empieza a reaccionar y a hacer que mi mente las mil y una cosas que podemos hacer con pañuelos, por lo que no puedo remediar de que mis labios en vez de palabras, salgan gemidos – en el primer cajón de la derecha del armario hay todos los que quieras.

Dejándome fría en la cama, se levanta para sacar del cajón todos los pañuelos que tengo grandes, pequeños, largos, finos, gruesos y con ellos se acerca de nuevo a mí con ellos en los brazos y soltándolos sobre el colchón. Coge uno alargado y grueso acercándose a mí – ¿me permites que te tape los ojos? – mmmmm – mi excitación es tal en estos momentos que no soy capaz de articular palabra, por lo que lo único que he sido capaz de decir ha sido ese mmm mezcla si, mezcla gemido mientras afirmo con mi cabeza.

Encuentro con mi PasadoWhere stories live. Discover now