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Peter y Lara nunca habían cruzado palabra.A pesar que habían intercambiado miradas una y otra vez, ninguno de ellos lograba recolectar el coraje necesario para acercarse y entablar una conversación con el otro.
Las amigas de Lara le insistían en que sólo debía de ir y hablarle. La morena no correría ningún riesgo al acercarse ya que estaba más que claro que el chico babeaba por ella. Aunque la chica no creía que el chico gustara de ella, quería hablarle —sólo que su timidez no se lo permitía—.
Los dos adolescentes deberían de darle las gracias a su profesor de física por su primera conversación.
Peter Parker era un genio en la materia. Mientras que Lara Rhodes era un maldito desastre.
—Ya hable con Peter y él accedió a brindarte toda la ayuda que necesites este trimestre—, explicó el profesor la razón de su nuevo tutor.
Lara observó con rabia al hombre. Sus oscuras y profundas ojeras demostraban lo exhausto que se encontraba. Pero la morena reconocía que él tenía menos material de profesor que cualquier alumno dentro de la sala.
Lara marchó hacia la mesa que ocupaba Peter Parker. Su estómago se movió con nervios mientras un nudo se formaba en su garganta. Ella se sentó al lado del chico en silencio, brindándole una agradable sonrisa que él correspondió de inmediato.
Las presentaciones no eran necesarias en lo absoluto. La mayoría conocía el nombre del otro, aunque no fuera de forma personal.
La clase llegó a su culminación demasiado rápido y Lara casi maldijo al no haber comprendido. No podía concentrarse, ¿era realmente su culpa cuando lo intentaba tanto?
Sí, claro que era su culpa.
—Mhm, ¿te gustaría ir a mi casa después de clases? Podré explicarte el tema de la clase pasada y de esa forma no nos atrasaremos.
Lara dejó de guardar sus cosas en su mochila y miró a Peter con sus mejillas ardiendo —. Me encantaría. Pero.., bueno, ¿podrías explicarme el tema de hoy también?
— ¿No lo entendiste?—, inquirió el chico, más relajado ya que ella había aceptado su propuesta. Sus mejillas enrojecieron aún más y negó ligeramente —. No hay problema, puedo explicarte.
—Gracias, muchas gracias—, sonrió Lara, aún apenada —. Te debo una, ¿sí? Lo que quieras, debo devolverte el favor.
Peter sonrió y, aprovechando la adrenalina del momento, asintió —. Puedes pagármelo con un café el viernes por la tarde.
—Me parece excelente—, sonrió Lara emocionada —. Podríamos ver una película después también.
Peter suspiró, aliviado al máximo —. Es una cita.
El timbre sonó y ambos se despidieron. No compartían la clase siguiente, pero podrían verse en la cafetería antes de su clase de matemáticas.
— ¿Te sientas conmigo en matemáticas?—, gritó Peter a mitad del pasillo.
Lara le miró, dudando un segundo. Se suponía que se sentaría con Kelsey en la clase de matemáticas, pero asumió que ella entendería e incluso estaría emocionada por ella ya que siempre le insistió que debería de hablar con Peter.
Optando por avisarle a Kelsey en su próxima clase que no se sentaría con ella, asintió —. Sí.
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