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Pietro Maximoff estaba listo para intervenir cuando observó que Clint Barton tomaba un mechón de cabello Milena Kristoff y lo colocaba detrás de la oreja de la chica. No obstante, su hermana lo detuvo.
—Pietro, ¿vas a decirle cómo te sientes?
Pietro se detuvo y la miró —. No. Pero no voy a dejar que Barton esté ahí, tocándola y haciéndola reír frente a mí. Yo sólo puedo hacer eso.
El velocista siempre hacía lo imposible para causar las carcajadas de la chica. Aún así, era incapaz de entablar una conversación para confesar sus sentimientos románticos hacia ella.
—Si vas allí, tendrás que admitir tus sentimientos—, advirtió Wanda, dando un paso atrás y dejando su camino libre —. Haz lo que quieras. Golpea a Barton si quieres, pero tendrás que confesarte.
Pietro vaciló. Mirando a la chica, pensó en los únicos dos finales que representaba para él admitir sus sentimientos. Obtenía todo lo que quería, o la perdía por completo.
Fue entonces cuando la chica volvió a reír junto con el arquero, tomándolo por el brazo. El velocista sintió que no tenía otra alternativa que no fuera intervenir.
Wanda sonrió al otro lado de la habitación, observando a su hermano avanzar hacia la chica.
— ¿Podemos hablar?—, inquirió Pietro, mirando a la chica frente a él.
Clint sonrió con malicia antes de fingir estar molesto —. ¿Acaso no notaste que está hablando conmigo? Estamos teniendo un buen rato, ¿no es así, linda?
—Barton, no estaba hablando contigo, ¿entendido?—, se giró Pietro, molesto.
—Oye, oye—, intervino la chica, no queriendo que una pelea surgiera entre los dos —. ¿Nos das un tiempo a solas, Clint? Por favor.
—De acuerdo—, cedió Clint, dedicándole una mirada a Pietro antes de caminar y unirse a Wanda.
Ambos parecían niños cuando empezaron a saltar y cantar que su plan había funcionado cuando Pietro besó a la chica. No obstante, su emoción sólo duró hasta que sus compañeros se dieron cuenta. Después de ello, tuvieron que enfrentar una dura semana de Pietro aprovechando sus poderes para molestarlos.
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