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La relación entre Valeria y Natasha llevaba meses.Oficialmente, eran amigas. En secreto, Valeria estaba loca por Natasha. Sin importar cuántas veces los Vengadores molestarán a ellas con ser pareja, Valeria estaba convencida que era imposible que su amiga sintiera algo por ella.
No fue hasta que ambas estuvieron en una misión a solas que Valeria estaba completamente convencida que Natasha podría ser la correcta. No era una simple atracción, sino que realmente se sentía conectada a ella.
Valeria no estaba segura si debería de agradecer a sus perseguidores ya que fue gracias a ellos que pudieron dar un paso adelante en su relación.
Las dos mujeres se encontraban en un concurrido centro comercial aquella tarde, intentando mezclarse entre las personas y lograr escapar de la persecución.
Justo cuando Valeria creía que habían logrado escapar de ellos, se vieron cara a cara con uno de los agentes en las escaleras mecánicas.
Era cuestión de tiempo que el hombre las notará y Valeria se acercó al oído de Natasha —. ¿Qué diablos hacemos ahora?
—Bésame—, pidió Natasha sin pudor alguno. Su increíble seguridad sólo lograba incomodar más a su compañera.
— ¿Qué?—, balbuceó Valeria.
—Bésame. Las personas odian las muestras de cariño en público. Créeme.
—No entiendo, ¿por qué––?
La pelirroja suspiró antes de interrumpirla al apretar sus labios contra los de ella.
Valeria se quedó estática por un segundo antes que sus brazos la tomarán por los hombros y la acercarán más a ella, al mismo tiempo que profundizaba el beso.
Cuando el beso culminó, Natasha se separó con una sonrisa. La rusa se dio la vuelta y bajó lo que quedaban de las escaleras a pie, siendo seguida por una confundida y perpleja Valeria.
El dúo lo había logrado. Ellas salieron del centro comercial sin ser atrapadas.
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—¿Quién hubiera creído que tú robarías un auto? Eres una niña mala—,se burló Natasha mientras Valeria conducía.
—Prefiero decir que fue tomado momentáneamente—, murmuró, acelerando.
—Como digas. Entonces, dime, ¿qué te pareció besar a una mujer?—, Natasha tenía una sonrisa traviesa en los labios —. ¿Soy la primer mujer a la que besas?
— ¿Y tú?—, contestó Valeria con otra pregunta, intentando cubrir el sonrojo de sus mejillas con su cabello.
Natasha se carcajeó, dando una pausa antes de responder —. Eres la primera mujer, que me gusta, que he besado.
Valeria frenó de inmediato el vehículo, girándose hacia la chica que amaba y mirándola a los ojos.
Una sincera sonrisa apareció en el rostro de la espía pelirroja —. Te amo.
Valeria no pensó. La alegría era demasiada y, con una gran sonrisa, la besó —. ¿Eso te demuestra que yo también lo hago?
—Puede ser––.
Natasha se vio imposibilitada de terminar su sentencia, ya que la espía la volvió a besar —. Sí, lo dejaste claro.
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