-Dispara a la muñeca. Sólo a la muñeca-, ordenó Charles. Hank lo miró incrédulo y se alejo un poco de esta, aterrado. Viste como tu novio, Alex, dudó. Sin pensarlo dos veces, te acercaste a donde estaba Hank e intercambiaron lugares.
-Espera, no-, interfirió Alex -. ¿Qué...? No, T/N. Muevete. Yo no puedo...
-Relájate, Alex-, lo interrumpiste, con una sonrisa en tu rostro -. ¡Tú puedes hacerlo! Te he visto hacerlo antes, estoy segura que podrás hacerlo ahora. Sólo concéntrate y cree en ti mismo-, lo animaste.
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Alex sonrió y asintió confiado. Y, aunque los nervios crecieron en ti cuando viste el rojo emanar de su pecho, permaneciste firme en tu lugar. Apretaste los puños cuando viste como se acercaba la energía y, cuando golpeo el maniquí, saltaste de alegría.
-Lo hiciste-, aplaudiste y corriste hasta él para abrazarlo. Él te recibió con los brazos abiertos y te dio un corto beso.
-Todo muy lindo, chicos. Pero ahora es tu turno, T/N-, anunció Charles y tragaste saliva. Sentiste como tu estómago dio un vuelco y Alex, al notar tu cambio de humor, besó dulcemente tu mejilla.
-Tú puedes hacerlo, linda-, te sonrió y su hermosa sonrisa te dieron ganas de intentarlo.
