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Te despertaste cuando tu celular no dejaba de sonar. Te sentaste en tu cama y tomaste tu celular para ver que era Matt.
-Matt, ¿Qué sucede?
-¿Puedes venir? Por favor.
-Ok... Matt, ¿Estás bien? ¿Llamo a Foggy?
-No, no. Solo ven.
-Ya salgo.
Tomaste un abrigo y te subiste a tu coche. Hacía dos meses que salías con Matt y, aunque acostumbraba a llamarte cuando algo ocurría, solía ser algo que ya había solucionado. Ésta vez sonaba como si fuera grave, urgente.
Llegaste mucho más rápido que lo habitual a su casa y tocaste repetidas veces la puerta, hasta que te abrió. Abriste tu boca al ver su torso repleto de heridas.
-¿Qué paso? Matt, ¿Quién te hizo esto?-, preguntaste, alterada y preocupada.
-En realidad, fue mi culpa-, fue lo único que dijo antes de hacerte pasar.
Cerraste la puerta con llave detrás de ti y, cuando te diste la vuelta, Matt ya se había sentado en el sofá.
-Voy a buscar el botiquín-, anunciaste mientras ibas al baño.
-Gracias, amor-, sonrió Matt, sabiendo que tenían una gran conexión.
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-¿No piensas explicarme nada?-, dijiste ya que llevabas un largo rato curándole y él no decía nada.
-Ya te dije que fue mi culpa.
-Y no te creo, Matt.
Él sonrió con suficiencia y tú rodaste los ojos.
-Matt.
-No puedo mentirte-, se mofó él -. Es increíble lo bien me conoces, bebé.
-Deja de bromear. No puedes mentirme, ahora habla.
-Es complicado.
-¿Igual que nuestra relación?-, bromeaste y él rió.
-¿Quién es la que bromea ahora?-, dijo soltando otra carcajada -. Soy el hombre bajo la máscara.
-¿Qué?-, dijiste, sin poder creerlo. Paraste de curarlo y lo observaste -. Dije que dejaras las bromas, Matt.
-Es la verdad. Créeme, por favor.
Apretaste los labios al escucharlo. Sabías que no estaba mintiendo, pero... Era imposible.
-Pero, Matt, ese hombre pelea muy bien y, tú... tú eres...
-¿Ciego?-, te interrumpió con una pequeña sonrisa jugando en sus labios -. Lo sé. Pero, mis otros sentidos están más desarrollados que de la media. Técnicamente, puedo ver.
Por un momento, no dijiste nada y continuaste curándolo, mientras asimilabas la información.
-¿Por qué haces esto?
-¿Ocultarlo?
-Arriesgar tu vida.
Matt apretó los labios.
-Tengo que hacerlo.
-No-, lo interrumpiste -. No tienes por qué hacerlo, Matt. Eres un abogado, no un policía. Matt, no puedo perderte-, se te rompió la voz y no dijiste más nada.
-Puedo escuchar los gritos-, comenzó Matt, después de unos minutos silenciosos -. Los gritos de auxilio, cargados de temor. La primera vez que lo hice, fue por una chica. Ella tenía solo catorce años y su padre la abusaba todas las noches. El hombre era muy inteligente y no dejaba ninguna prueba, por lo que la policía no podía hacer nada.
-Matt, para-, pediste, negando con la cabeza.
-T/N, te amo. Nunca le dije esto a nadie, tú eres la primera.
-Espera, ¿Foggy no lo sabe?
-No.
-¡Matt! ¡Él es tu mejor amigo! Necesita saberlo.
-No, no es necesario.
-Matt-, lo cortaste -. Si necesitas ayuda, nosotros te la brindaremos. Pero, no podemos ayudarte si no nos dejas hacerlo.
-Está bien-, aceptó al rato -. Pero será mañana, ahora quiero descansar mientras huelo tu cabello.
No pudiste evitar sonreír apenas lo escuchaste. Te levantaste del sofá y le diste la mano para ayudarlo, así se iban a la cama. Matt rió.
-Ya que dije que, técnicamente, puedo ver. No hace falta que me ayudes.
-Lo siento, la costumbre.
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