Veintiséis.

1.5K 307 173
                                    

El rubio corrió dentro de la prisión y unos guardias lo detuvieron. Su madre llegó detrás de él y sólo espero que hagan el llamado.

Su rubio no comía, y hoy lo había obligado a rasurarse el rostro antes de venir, no lo había visto dormir desde cuando vino y sus ojos no paraban de llorar. A ella también le afectaba verlo así.

Y sólo se estaba preparando, hoy sería el día en el asesino fuera ejecutado y todo se calmaría.

El rubio se veía realmente mal sentado al frente de ella mientras miraba a los guardias.

Le darían unos minutos para que los familiares se despidan de él antes de matarlo cruelmente.

Así que el rubio voló sólo por eso.

Mordía sus uñas y quería arrodillarse y suplicarle al juez para que cambien de opinión. Porque si fuera así, él vendría todos los días para hablar con el asesino y traerle té muy caliente.

Oh, estaba llorando otra vez.

Secó sus lágrimas y se paró en un santiamén cuando un guardia se acercó a ellos.

El asesino estaba sentado en una camilla de hospital, en una habitación blanca y sin su camiseta. Sus ojeras eran grandes y oscuras, su barba era espesa y sus pómulos resaltaban más. El asesino no quería mirarlo, no quería que lo viera de esa manera. 

La habitación estaba llena de guardias con unos rifles grandes y el rubio lloró mucho cuando vio las lágrimas del asesino. 

El rubio quiso alzarle la quijada y besarlo, pero el asesino se aparto y sollozó.

—L-Lo siento mucho.

El asesino susurró y no levanto la vista cuando empezó a llorar.

El rubio agarró su rostro y se acercó.

—M-Michael, no- 

—Sí. S-Soy un asesino, yo-yo lo siento tanto, Luke.

Nunca lo había visto llorar de esa manera y se sentía tan roto. Su mente voló fuera de él y sólo quería besarlo.

—Michael.

Lo llamó, y él no levantó la cabeza, se sentía tan avergonzado.

—Te amo.

El asesino quiso secar sus lágrimas y miralo a los ojos, pero las esposas detrás de él, le picaban la mano. Y el rubio lo hizo por él.

Sus ojos se conectaron y parecía que nadie más que ellos estaba a su alrededor. 

—Y tenemos solo unos pocos minutos.

El rubio acarició la mejilla del asesino tal y como lo hacía, acercó su rostro y reposo su frente contra la suya. Respiraron el mismo aire y sostuvieron la mirada. El asesino quería tocarle el cabello y secarle sus lágrimas decirle muchas cosas y sostener su mano.

Su cuerpo se calmó y sus corazones saltaron de alegría cuando sus labios se juntaron sólo en un pequeño roce, que sería callado por las palabras del asesino.

—¿Llorarás?

 —Por ti, siempre.

 —Por favor no lo hagas.

El rubio le dio una sonrisa.

—Abrázame, por favor.

El rubio lo hizo y volvió a llorar en sus cuello. El asesino quiso abrazarlo y sintió sus pecho humedecerse, y a donde quiera que él iría después de eso, le extrañaría.

No quería dejarlo solo, no quería que su rubio estuviera solo, quería cuidarlo y protegerlo. Quería estar pendiente de él y volverle a preparar el desayuno.

Olió el cabello del rubio y besó su sien antes de que todo eso se acabara.

—T-Te voy a extrañar mucho, Michael.

—¿Me olvidaras alguna vez?

—Nunca, nunca lo haré.

El rubio secó sus lágrimas y sonrió alegremente para el asesino, quien lo miró con una adoración y ternura infinita. Posó su mano izquierda sobre la rodilla del asesino y mostró la cadena de plata que le había regalado, sobre su cuello.

Y sonrió mucho otra vez, no quería que su último recuerdo fuer de él llorón. Y acarició los labios secos del asesino.

No sabían que decirse, no querían despedirse y decirse lo mucho que se recordarían y se sentía estúpido si el asesino también lo decía. 

—Adiós, Luke.

—No me digas adiós, idiota. Tú siempre vas a estar conmigo.

Oh, el asesino quería llorar al ver las lágrimas aguantadas en los hermosos ojos del rubio, quería llorar y gritarle que lo amaba mucho más de lo que él lo hacía.

El rubio acarició por última vez su mejilla y el asesino aceptó tan gustoso su toque, apoyándose como Zoe lo haría. 

 —¿Sabes? Tal vez no es el mejor momento, y creo que es inoportuno. Pero te diré lo que significas tú para mí.

El asesino mordió su labio y tragó. Su rubio era mucho más fuerte de lo que él creía que era y eso lo hacía sentir tan orgulloso.

—Tú, Michael. Eres todo para mí, y- yo- realmente no sé, lo que haré después de esto y- Te necesitaré demasiado y te recordaré en cada cosa que haré. Eres gran parte de mi vida, Michael. Y te amo mucho.

El asesino sintió tanta pena, se sentía tan triste es esos momentos.

—N-No quiero dejarte solo. 

El rubio sonrió y secó sus rostro otra vez secándose en su linda camiseta gris.

—De eso no te preocupes, no lo harás.

—Luke.

—¿Ummm?

—Bésame, por última vez. Por favor.     

El rubio sonrió y besó al asesino cómo nadie nunca había besando a nadie, son un amor infinito y unas caricias perfectas, el nudo de su garganta desapareció y cerró sus ojos antes disfrutando el último roce con él.

Sus suspiros se mezclaron y sólo sintió la voz del guardia para que todo eso terminara.

Quiso parase cuando alejaron al rubio de él, pero los guardias detrás de él, lo aprisionaron contra la camilla otra vez más.

—¡Luke!

El rubio volteó como un acto de reflejo, estaba casi cerca a la puerta y los policías eran bastante fuertes.

—¡Yo también te amo!

Y el rubio le sonrió por última vez.

After The Killer [Muke Clemmings]Where stories live. Discover now