Veintiocho.

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El rubio gritó fuertemente y quiso romper los vidrios con sus propias manos. Su garganta quemaba y sus ojos se estaba secando sin las lágrimas.

Y todo fue tan de repente cuando el doctor estaba esperando su muerte y una explosión se escuchó muy cerca de ellos. Todos empezaron a evacuar y la habitación donde se encontraba el cuerpo de Michael estaba entrando el humo.

Los espasmos del rubio se calmaron y el temor empezó a cavar en el cuando los vidrios empezaron a romperse y el humo salia de repente. El doctor salió por el hueco de la explosión. 

Y el rubio no podía estar más asustado pensando que habían terroristas robando el cuerpo de su asesino.

Unos ojos muy azules cayeron en los suyos y luego no vio mas cuando se desmayó en los brazos de su madre. 


***


Los guardias fuera de turno empezaron a rodear la zona y mandar lanchas a rodear el lugar. El cuerpo del asesino estaba dentro del submarino con toda y camilla mientras el doctor trataba de darle algunos cuidados.

Bruce sonrió y dirigió la nave cerca del orificio que habían hecho hace unos días.

Estaban más que seguro que si el asesino estuviera consciente le preguntaría de dónde carajos había sacado el submarino, pero era una historia muy hilarante después de todo. Estaba lleno de espejo negros y estaba más que seguro que nadie podría localizarlos, esperarían un par de horas que terminen de buscarlos bajo el agua y se vayan a buscarlos fuera, era allí cuando escaparían y se irían a tierras asiáticas.

Bruce reía cuando cambiaba la dirección de los espejos y los rescatistas volteaban.

El asesino era su gran amigo, uno que lo había ayudado tanto a salir de esa cosa y volver a ver la risa y sonrisa de su amada y pequeña hija. Así que si él se hundía, se hundirían juntos.

—¿Qué mierda le inyectaste, James? ¿Se recuperará?

—Sólo esta cocado —rió mostrando sus dientes de oro— Parece que es su primera vez y se convino con el tranquilizante. Una buena sopa y unas pastillas para el dolor lo traerán a la vida.

Bruce rió y despeino el cabello del asesino cómo si fuera su hermanito menor.

—Oh, Gordon. Me debes una grande.

Los guardias no se fueron hasta la media noche dónde sólo quedaron los normales y decidieron avanzar tan despacio como se les permitía.

Unos amigos lo habían acompañado por el simple hecho de sacar a alguien de la cárcel con un submarino y ahora sólo tomaban cerveza mientras el submarino iba directo hacia el noroeste.

Cuando estuvieron lejos subieron la mayoría para que ese chatarra logre ir más rápido y escapar como se debe.


***


El rubio se despertó por los constantes siseos de su madre y la incómoda posición en la que se encontraba cobre esa cama blanca.

Al parecer alguien lo ayudó a escaparse, no era algo que él había organizado él. Hasta el momento no se encuentra ningún rastro del asesino australiano en el mar ni en la tierra. Pero esperamos que el FBI despierte y haga su trabajo. Volvemos con Marilyn al estudio. Buenas noches.

El rubio soltó unas lágrimas de felicidad absoluta y empezó a reírse por el constante nervio que sentía en su interior. 


***


—¿Qué...? 

—Oh, lo siento. Soy James, socio de Bruce.

—¿B-Bruce?

El asesino se sentó y examinó su exterior logrando visualizar a Bruce y su sonrisa no pudo ser más amplia. Sus ojos se cristalizaron y se acercó tan rápido como pudo para abrazarlo muy fuerte.

—Oh, hombre. Muchísimas gracias.

—No te iba a dejar ahí, nos prometimos ayudarnos.

El asesino limpió su rostro y rió cuando Bruce le ofreció una cerveza.

Se contaron acerca de todo, lo que sucedió después de su primer escape y la hilarante historia del submarino. 

Y su corazón volvió a saltar cuando recordó a su rubio y pidió un teléfono, pero la señal no podía llegar hasta dónde se encontraban. Oh, estaría tan contento si volviera a escuchar su voz.

No paraba de sonreír y Bruce le había prestado un abrigo.

Y cuando despertó estaban en Rusia y uno de los amigos de Bruce bajó del submarino a comprar provisiones hasta llegar al centro del País.

El celular no captaba la señal de todas maneras así que pensó en dejarle un pequeño mensaje en su correo electrónico con una cuenta recién creada. No iba a utilizar las suyas después de todo, pero no lo hizo, sería mucho mejor de esa manera.

Sabían que no se pertenecían por mas míos que se reclamaras, ellos no estaban destinados y eso lo ponía extremadamente triste. 

—No seas idiota, Michael.

El asesino lo observó, y frunció el ceño. 

—Cuando te pregunté tu razón de escape me dijiste que era él.

—Sí, pero- él... Yo, no-

—Sé que tu única razón de vivir es él, por eso estoy aquí. Vamos, no seas un idiota con mayúsculas.

El asesino volvió a coger el teléfono y se alejó de Bruce.

No lo iba a llamar en ese momento, tal vez le enviaría una carta después y volverían a juntarse para tomar un té un domingo en la tarde. 

 Así que sólo esperaría cuando estuviera firme, cuando encontrara algo en cómo sobrevivir fuera de esto y establecerse emocionalmente.

Pero todo lo que quería hacer era llegar hasta su rubio y abrazarlo, cargarlo y decirle que estaba vivo por él, sólo por él. Que lo amaba y que siempre lo haría.

Sus manos arreglaron su cabello y sus ojos miraban la superficie del mar cerca de él.

¿Pasaría algo malo si él se quedara por siempre con el rubio?

Oh, sólo esperaba que no.


After The Killer [Muke Clemmings]Where stories live. Discover now