6. ¿Ganas de vivir?

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Bonita había estado inquieta hace ya unos diez minutos, Jeremy estaba dormido. Ya había tenido esos brotes, pero nunca había roto nada, más bien, había pegado a varios guardias y hasta alguna que otra enfermera. Pero lo que la tenía inquieta era el sentimiento de culpabilidad. Era la enfermera de Jeremy y estaba bajo su cuidado, además, cometió el error de dejar pasar a las visitas fuera del horario.

El doctor Ninman-doctor de Jeremy- salió de su despacho y se encontró con una Bonita muy inquieta frente a su puerta.

-¿Enfermera Rodríguez?

La mujer pegó un brinco y miró al doctor.

-Lo siento, es que no sabía si molestar...

-Usted puede tocar la puerta y decirme cualquier cosa en cualquier momento. Sabe que mis pacientes no son de los que se puede esperar.

El doctor era psicólogo principal del hospital y especialista en casos de psiquiatría. Estuvo trabajando en ese hospital desde que terminó la universidad, y por más que tuvo ofertas de mejores trabajos, él decidió que allí era su lugar.

-Sí, lo siento, lo sé.- Bonita le dio una sonrisa antes de seguir.- Es Jeremy. Tuvo otro ataque de ira, pero esta vez voló por los aires parte de sus cosas. Le dimos un calmante por la fuerza.

Ninman soltó un largo suspiro mientras se refregaba los ojos y empezaba a caminar en dirección a la habitación de su paciente. Bonita lo siguió.

-¿Alguna idea de por qué justo ahora que iba bien, tuvo esta reacción? Algo que hayan visto o...

-Hoy hace un rato vino el hermano, me parece que se pelearon y su hermano salió fuera de la habitación muy enfadado.

-¿Su hermano?

-Sí, estaba de viaje por negocios junto con el padre. El padre no quiso venir.

-Era de esperarse. Su padre es un mediocre, dejando aquí a su hijo, solo pensado que esta es la mejor manera.

-¿No lo es?- Bonita refregaba sus manos contra sus pantalones verdes de enfermera.

-Claro, acá puede estar contenido, mucho mejor que en su casa, no está solo y no corremos el riesgo de que trate de lastimarse otra vez. Pero... si no tiene apoyo familiar, es lo mismo que la nada. No se puede trabajar con estos chicos, sin que haya parte de los dos lados.

Pararon al llegar a la habitación de Jeremy, la puerta estaba abierta y con un guardia que antes ayudaron a Bonita, parado a un lado del umbral.

-Se levantó hace unos momentos. Está algo perdido, pero está tranquilo.

-Bien, déjenme solo con él.

Los dos asintieron y se fueron, mientras que Ninman entraba en la habitación.

Jeremy estaba acostado con las manos sobre su pecho, las piernas extendidas con los tobillos cruzados y miraba a su doctor que acababa de entrar con una sonrisa.

-Oh, pero miren quien apareció... estaba calculando, sabes, en mi mente, cuanto iban a tardar en llamarte. La última vez tardaron diez minutos, ahora fueron cinco. ¿Usted piensa que empeoré?

Ninman ya estaba acostumbrado a su parloteo sin sentido, o bueno, con sentido la mayoría de las veces, solo que él como médico, no podía darle la razón a alguien que está en un psiquiátrico.

Agarró el silloncito que hace unos minutos atrás fue lanzado con fuerza a la pared, y se sentó al lado de Jeremy.

-Hace unos minutos atrás hubiera jurado que eras uno de mis mejores pacientes.

Jer se rió con fuerza.

-Eso ni usted se lo cree.

-Yo no miento, digo las cosas como son, es parte de mi trabajo.

-Cada doctor tiene su talón de Aquiles. No puede ser siempre sincero con todos sus pacientes.

-Contigo siempre lo he sido, y por eso es que te vengo a decir la verdad. Tú estado estaba mejorando, te tomabas tus medicamentos y aunque ya se tu opinión sobre eso, sé que te hacen bien. Por una parte calman el león indomable que hay en ti, pero por otra te dan la posibilidad de que andes por el hospital y conozcas a otras personas, te mantienen cuerdo.

Jeremy se lo quedó viendo por un instante, diciéndole indirectamente que prosiga. Ninman se dio cuenta y continuó.

-Sabes que cuando entraste, tu situación empeoraba cada día, no comías, no dormías, y si lo hacías tenías pesadillas que despertaban hasta a los muertos, no te llevabas con nadie, no hablabas con nadie... Eras un zombi andante. Y aunque no lo tendría que decir, y sé que la mayoría me apoya en esto, lo que más me gustaba de ese tú era que no hablabas.

Jeremy sonrió con picardía.

-Te tomabas tus pastillas y eso de apoco te fue levantando, pero no lo suficiente, no como yo quería. Por eso bajé la dosis.

-Un momento, yo pensé que fue porque...

-No, no fue así. No creas ni por un segundo que a mí me gusta darle muchas pastillas a mis pacientes, eso al final los vuelve un poco adictos y los hace dependientes de eso. Creen que sin ellas no van a poder mejorar.

-¿Es lo que cree? ¿Qué no voy a mejorar sin pastillas?

-Yo creo que vas a mejorar cuando vos quieras mejorar. No todo depende de la ciencia. A veces... necesitamos a alguien o algo que nos ayude a despertar.

-¿Despertar?

El doctor se quedó pensando por unos segundos antes de responder.

-Si, solo a... despertar. No todos tienen esa posibilidad Jeremy, tú sí.

Jeremy frunció el entrecejo.

-¿Crees que necesito despertar?

-A veces se necesitan otras personas que estén a nuestro lado para que eso suceda.

-Ja, si se refiere a mi hermano, está equivocado. Es igual que mi padre. Siempre pensando en él.

-No necesariamente tiene que ser tu hermano. No siempre tiene que ver con la familia, aunque, si soy sincero, estaría muy bien que tu padre o tu hermano estén más presentes, aunque lo niegues, los necesitas.

Jeremy se levantó de la cama y fue hasta la ventana con barrotes.

-Prefiero estar acá toda mi vida, que con ellos. No se puede llamar familia a eso.

Ninman se paró.

-O ya sabes, tal vez tengas que encontrar tu razón.

Jeremy lo miró levantando las cejas.

-¿Mi razón de qué?

- De vivir. 

Mi RazónWhere stories live. Discover now