11. Mierda.

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 A Jeremy le costaba estar quieto. Desde que Halley se fue no sabía qué hacer, y eso era raro. Él siempre tenía cosas para hacer, y podía ir a alguna clase aunque ya había terminado sus estudios básicos, o ir a entretenerse en la biblioteca o escuchar música...Pero siempre sus pensamientos se iban a la chica de piel blanca y ojos marrones que le roba el aliento todo el tiempo.

Parándose por décima vez de su sillón vio que Liberty se bajaba agitada del ascensor buscando algo con la cabeza, cuando divisó a Jeremy se empezó a aproximar lo más rápido que pudo. Jeremy, que vio las lágrimas correr por su cara, salió de su habitación y corrió hasta ella.

-¿Qué pasó?-Preguntó.

-Ella... es Halley, está en... ella está en...- Liberty sobó su nariz con la manga de la remera, inspiró y volvió a hablar.- Está en terapia intensiva.

-¿Qu-qué?- Jeremy palideció setenta años, la sangre se le fue del cuerpo y sintió una opresión demasiado dolorosa en el pecho.- ¿Por... por qué iba a estar en terapia intensiva?

Liberty se secó la cara con la manga por segunda vez mientras trataba de buscar las palabras. Sabía que Jeremy no sabía lo que tenía Halley, y estaba debatiéndose si era ella la encargada de decírselo. Cuando levantó la vista y lo vio, supo que él se estaba muriendo por dentro, tanto como ella y Robert, no sabía cómo es que con tan poco tiempo ellos pudieron unirse tanto, pero estaba segura de lo que tenía que hacer.

- Ella.... Ella tiene una enfermedad del, del corazón. La iban a operar este jueves, y no quería estar sola en el momento en que se estuviera preparando, entonces te lo pidió porque yo no podía y Robert tampoco. Tuvo... tuvo su segundo ataque al corazón hoy mientras almorzaba con su padre, llegó hace como diez minutos, y yo... y yo, tengo un mal presentimiento.

Liberty se puso a llorar otra vez y Jeremy trató de tragarse el nudo de la garganta que lo oprimía. Respirando hondo la abrazó por un instante, antes de salir corriendo hacia el ascensor sin decir nada.

-Mierda... ¡Mierda!- Gritó una vez dentro, golpeando fuerte la puerta que hace unos instantes se había cerrado.

A Robert no le decían nada desde que su hija entró a terapia intensiva. Su pulso no había bajado y sentía como la transpiración fría recorría su espalda. Cuando levantó la vista del suelo vio a un chico salir apresuradamente del ascensor con el ceño fruncido y hecho una furia.

-Cara, Halley Markson, ¿Dónde está?

La mujer era una de las secretarias que estaban en ese piso, la muchacha levantó la vista sorprendida.

-¿Jeremy? ¿Qué haces aquí?

-No me contestaste, ¿Dónde está?

La mujer suspiró.

-Entró hace unos cuantos minutos a intensivo, sabes que no puedes entrar. Ni al padre lo dejan. Todavía no se sabe su diagnóstico.

Robert miraba la escena sorprendido. Halley nunca le habló de otro amigo que no fuera Liberty, además parecía muy preocupado y enojado, como si fuera más que una amiga.

-Está bien, entonces esperaré.

Jeremy sabía muy bien que no podía hacer nada más, pero sería el segundo, después del padre, en saber cómo estaba. Se sentó frente a Robert y empezó a mover su pierna derecha impaciente.

-¿De dónde conoces a mi hija?

Jeremy levantó la mirada y entornó los ojos.

-¿Halley?

-¿No es por ella por quién preguntaste recién?

-Si... la conozco, somos... amigos.

-Ah, nunca me habló de un chico.- Robert se lo quedó viendo, preguntándose qué clase de paciente era.- ¿Cómo te llamas?

-Jeremy Mackiben. –Jeremy no era de dar la mano, pero según lo veía él y recordaba, ese hombre es el padre de Halley, y ya hace un rato está rompiendo sus propias reglas por ella.

-Robert Markson.- Dijo aceptando la mano de Jeremy.- ¿También conoces a Liberty?

-Sí, ella fue la que me avisó de lo que pasó.- Robert se apoyó contra la pared, mientras seguía escrutando a Jeremy.

-¿Hace mucho que estás en el hospital?- Jeremy aspiró aire que estaba empezando a faltarle.

-Se podría decir que sí.- Robert sintió que eso es todo lo que el chico le iba a decir, y aunque tenía muchas ganas de saber toda la vida del chico que decía ser a migo de su hija, sentía que era una persona buena, alguien en quien su hija podía confiar.

Robert se rascó la cabeza y se pasó las manos por la cara, ya frustrado y cansado de que no le digan nada.

-¿Sabes cuánto tiempo más van a tardar? Conoces a alguno de los médicos o...

-Conozco a la mayoría, pero no vi quienes la están atendiendo, lo siento.

Justo cuando Robert se iba a levantar para estirar las piernas, un doctor sale de la UCI sacándose un barbijo de la boca.

-¿Señor Markson?- El doctor miró a Robert cruzando los brazos. Robert casi se desnuca doblando la cara hacia el hombre de bata. Haciendo que Jeremy se levantara de un salto también.

-Sí, soy yo. ¿Cómo está mi hija?

-El peligro ya pasó. El paro cardíaco empeoró con el ataque de pánico, pero pudimos solucionarlo. Tuvimos que ponerle un marcapasos, es muy imprevisto que sea tan joven y ya haya tenido tres paros cardíacos en dos meses. Eso va a tenernos alertas, hasta la operación.

-¿Sigue en pie lo del jueves?- Jeremy se acercó más. Su voz fue un desconcierto para Robert y para el doctor, quien le dio una mirada de soslayo antes de proseguir.

-No, lo hemos cambiado para dentro de dos semanas. Queremos ver si con el marcapasos es suficiente.

-¿Eso es todo? ¿Podemos verla?- Esta vez Robert fue el que habló.

-Claro, pero todavía está dormida. Pensamos que podía estar en un tipo de coma leve, pero por suerte no es así. Ahora depende de ella despertarse después de que se haya pasado la anestesia. No creo que pueda responderle hasta dentro de unas horas. La llevaremos a su habitación, pueden esperarla ahí. – 

Con una sonrisa el doctor desapareció otra vez por las puertas, sin decir nada más.  



Hola, hola, hola!! Disculpen por tanto tiempo sin subir caps de esta historia! prometo subir todos los martes a partir de ahora! 

Disfruten! Ponganle estrellitas y comentarios, me sirven muchísimo. Besotes 

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