24. Lo sabían.

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Jeremy estaba caminando de un lado para otro. Era como ese día que Halley se desmayó y entró en un coma. Pero esa vez tenía la sensación de que no iba a ser nada comparada como eso. La situación de Trent era más complicada, su vida dependía de un hilo. Aunque parezca egoísta, Jeremy solamente pensaba en que no se había despedido, que no le había dicho las cosas que de verdad sentía.

Se sentó en una banca, cruzó las piernas y pasó sus manos por su cabello. No hacía calor, de hecho afuera era invierno, pero sentía recorrer la transpiración fría por su espalda, lentamente, como un cuchillo que lo torturaba. Apoyó su espalda en la pared y miró de soslayo al doctor que se acercaba. Cuando este levantó la vista hizo una pequeña mueca que no le traía nada bueno.

-Veo que te has enterado.

El doctor se sentó junto a Jeremy y lo miró. Jeremy tragó saliva y esperó lo peor. Hace ya unas dos horas que había entrado en coma. Y él no se había movido de ahí.

-Estoy acá parado, dándole vueltas a mi cabeza-dijo Jeremy-nunca me arrepentí de nada en la vida, solo de dos cosas. La primera no haberle dicho más a mi madre cuanto la amaba-miró al doctor y mientras hablaba contaba con sus dedos-y la segunda es esta. No haberle dicho a Trent cuanto lo quiero, y lo necesito en mi vida.

El doctor suspiró. Trató de no sorprenderse, pero la verdad era que conocía a Jeremy. Todos lo hacían, y se sorprendió al ver cuán abierto estaba en decir esas cosas. Tardaron meses, casi un año para que hablara de sus problemas personales, de lo que le pasaba por su cabeza perturbada. Algo había cambiado. Muchas cosas lo habían hecho.

-Entiendo-el doctor asintió-pero son cosas que nosotros, los simples humanos no podemos cambiar. Si podríamos retroceder en el tiempo todo sería diferente, todo se alteraría. No tienes que ver el pasado Jeremy, tú no podrías haber hecho nada. Hace mucho que Trent estaba mal, tú lo sabes mejor que nadie. Las enfermedades atacan, no piden permiso, y muchas veces no avisan.

Jeremy lo miró y sintió que sus ojos se aguaban.

-Lo que te quiero decir es...que Trent lo sabe. Sabe incluso ahora que está en un sueño tratando de luchar, que tú lo quieres, eres como su hermano. Y tu madre... bueno, creo que entre todas las personas ella sabía cuánto la amabas. No hacen falta palabras para eso.

Jeremy soltó un sollozo de lo más profundo de su pecho. Hace demasiado tiempo que no lloraba. Sintió una presión profunda, como si le metieran una navaja e hicieran un agujero en su pecho y le sacaran algo. Algo se fue, y algo entró.

Se tapó la cara con sus mangas y apretó las manos formando puños. El doctor lo miró por unos segundos, lo dejó descargarse, y luego lo cubrió con un brazo.

Si se pudiera ver la imagen, uno no pensaría que hubiera algo más allá de lo profesional. Era un doctor apoyando a un paciente. Pero a pesar de eso, Jeremy le agradeció, sentir esa mano en su espalda era como una cuerda que lo mantenía estable entre un mundo y otro. Entre la muerte y la vida. Y ahí fue cuando Jeremy lo supo. No iba a poder despedirse de su hermano, no iba a poder decirle cuanto lo quería y cuanto lo necesitaba. Pero estaba seguro de algo cuando soltó el último sollozo.

Trent lo sabía.

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Halley abrazó su almohada y cerró los ojos mientras esperaba que el dolor de su pecho cesara.

Liberty se sacó la gorra de lana y sintió el viento frío que secaba su cara. Miró como empezaba a anochecer demasiado rápido. Todo era demasiado rápido. Deseó con todo su ser, poder detener el tiempo.

Jeremy....Jeremy...Jeremy. Bueno, él solamente estaba tendido en la cama que alguna vez había sido de Trent. Con los brazos atrás de la nuca, y una sonrisa tirando de sus labios. 

Mi RazónWhere stories live. Discover now