15.Mi familia

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Jeremy miraba la escena confundido. Todos los presentes embargaron a Halley con preguntas y aplausos, y hasta con abrazos. Había visto a Trent con Halley hace unos segundos, y eso por aluna razón le gustó. Trent era un chico simpático, siempre haciendo amigos, todos lo contrario a Jeremy. La primera vez que se conocieron fue un desastre, porque aunque sea un chico de doce años, tenía carácter. Y eso a Jeremy le gustó, por eso, la mínima parte del tiempo, no le hace ningún comentario fuera de lugar, o no lo hace sentir incómodo.

Vio como Halley reía y sonreía a los demás, y a medida que avanzaba, se acercaba más a él.

-Hola.-Saludó, con la mirada perdida y la voz demasiado suave.

-Hola.

La verdad era que Jeremy no sabía qué hacer o decir. Por primera vez, lo había dejado mudo.

-¿Estás bien?- Preguntó ella.

-Uh... si, lo estoy. Solo es... me sorprendiste.

Halley sonrió, y se acomodó una hebra de cabello, poniéndolo devuelta detrás de su oreja.

-Creo que yo también estoy sorprendida.

-¿A si?-Dijo con tono divertido.

-No había cantado desde... bueno, hace mucho.- Miró hacia al techo y luego decidió sentarse en uno de los cuantos asientos. Jeremy se sentó al lado.

-Bueno, para no haberlo hecho hace mucho, lo has hecho... bastante bien.

-¿Si?- Le mostró una sonrisa tímida.- Tengo que decir que al principio pensé que desafinaba y que me iban a sacar.

Jeremy rió y negó con la cabeza.

-Imposible, cariño.- Halley se quedó con la mirada puesta en él. Sorprendida.

-¿Cariño?

-¿Algún problema? Creo que es un término muy usado entre amigos.-Halley sonrió y elevó las cejas.

-¿En serio?

-En serio.

Ambos se miraron y sonrieron. Esos segundos en que Halley pudo ver de cerca los ojos de Jeremy supo que, no sentía esa timidez que al principio no lograba sacarse. Sentía comodidad absoluta, ternura, y algo más que todavía no podía descifrar.

Una vez que todos se fueron de la sala, solo quedaban Jeremy y Halley. Habían decidido quedarse ahí para hablar. Edgar la había invitado a la banda cuando quisiera, como cantante oficial. Le había explicado que dentro de unas semanas se va a realizar un baile, que se hace todos los años, para todos los niños enfermos del hospital. Dijo que les hacía bien bailar y escuchar música. Halley no se negó y prometió cantar con ellos esa noche.

-Así que... ¿Se llevan citas al baile?- Halley estaba jugando con las cuerdas de una guitarra mientras que Jeremy comía unos dulces.

-Puedes... aunque es algo muy raro. Imagínate un baile en un hospital es lo más deprimente que escuché.

-A mí me parece lindo.

-¿Lindo?-

Halley levantó la mirada, y rió suavemente a causa de la cara de su compañero.

-Sí, piensa que la mayoría de las chicas lo único que quieren a veces, es que las miren. Y estar con pijamas ultra venosas y medicadas, no las hace sentir... bien.

-Pero llaman la atención.- Jeremy sonrió de costado mientras se reclinaba en su silla.

-Puede ser. Y créeme, cuando tienes una madre como la mía, de lo último que quieres hablar es de ropa y demás clichés.

-Nunca me has hablado de ella.

-Tú tampoco me has hablado de los tuyos.

-Touché.- Jeremy reclinó la cabeza para un costado y se quedó mirando como Halley pasaba sus flacuchos dedos por las cuerdas. Por mucho que quisiera uir de su pasado, era algo con lo que tendría que cargar toda su vida, no quería que Halley supiera nada, si es que él no se lo contaba. Pero, al igual que ella, él confiaba en ella y de alguna manera extraña se sentía seguro.- ¿Quieres que te cuente de mi familia?

Halley elevó rápidamente la mirada, primero con confusión y después picardía. No se decidía si era alguna clase de broma o si era la verdad.

-No me engañes.

-No lo haré. Pero si no aceptas la oferta, la voy a retirar.

Halley sonrió y dejando la guitarra a un lado, se acercó más a él, y posicionó una mano debajo de su pera. Como una niña que está a punto de escuchar una historia.

-Tomaré eso como un sí.-Antes de empezar, hizo un pequeño ruido con la garganta y se acomodó en la silla. Era de algo que le costaba hablar, pero que quería hablar. Especialmente con ella, sentía que se lo debía.- Nací en chicago, y viví toda mi infancia ahí. Tengo un hermano de veinte cinco años, se llama Oliver y actualmente está viviendo en Nueva york. Oliver es muy diferente a mí, pero al mismo tiempo somos muy parecidos. A él le gustan las cuentas y todo lo que tenga que ver con números y respuestas ciertas. A mí me... interesan más las artes y la música, todo lo incierto. Por eso es que yo tenía una relación especial con mi madre. Ella era dibujante, artista. Todo lo que sé, lo se gracias a ella, y al tiempo que dedicó al estar conmigo.- Sonrió secamente, mientras los recuerdos bombardeaban su mente.- Y por eso mi padre se lleva mucho mejor con Oliver, eran un equipo, igual que yo con mi madre. Pero aunque a veces nos separábamos por gustos, éramos una familia en fin, y no había nada que pudiera cambiar eso. O bueno, eso pensaba. –Halley lo miraba y no escuchaba cada palabra que desprendían sus labios.- En fin, el día catorce de febrero, la galería de mi madre se pendió fuego por... alguna falla, o alguna mierda que no recuerdo. Y ese fue, o eso recuerdo, el último día que me sentí completo. La muerte de mi madre cambió muchas cosas, primero cambió a mi padre, que se fundió y ahogó en trabajo, después cambió en Oliver que solo se dedicaba a estudiar y muy pocas veces a salir de fiesta, y volvía borracho. Yo cuidaba de él, la mayor parte del tiempo cuando llegaba a esas horas, en ese estado. Pero me daba lo mismo, era como si...- Iba a terminar la frase, pero sus pensamientos quedaron suspendidos en el aire.- Mi mamá se fue y nos dejó en un pozo de depresión a los tres. Ellos tuvieron sus formas, y yo, las mías.

Halley se acercó más y le tomó la mano, de forma natural. Ella había tenido sus días, pero no podría imaginarse, vivir sabiendo que su madre había fallecido de esa manera.

-No lo hagas.- Escupió Jeremy, mientras sacaba su mano de la de Halley.

-¿Qué cosa?

-Decir lo siento, o alguna clase de estupidez sentimental. Y no tomes mi mano. Esto fue hace bastante, hace tiempo que estoy roto.

Halley sintió un pinchazo en su corazón, y no necesariamente por su enfermedad. Aunque sus palabras habían sido frías y casi calculadas, ella volvió a tomar su mano.

-No lo haré, no voy a dejar de tomar tú mano. Y no diré lo siento, porque... sé que son cosas que la gente dice en estos casos, pero, vamos, no somos igual que las demás personas. Digo, vivimos en un hospital.- Jeremy rió sin ánimos.- Algunas caricias, no dañan a nadie. – Halley sonrió, mientras apretaba su mano.- Y para que conste, tú estás loco. No roto.

Jeremy sonrió, pensando cuan cierto que era lo que había dicho Halley, y sin saber toda la historia.



Hola!! Perdón por no subir capítulos nuevos, pero estoy de vacaciones y saliendo todos los días, se me hace díficil publicar y escribir D: Espero que sigan apoyando esta historia, y que les guste. Por fas déjenme sus votos y comentarios, me sirven mucho saber lo que piensan y si les gusta. Saluudos <3 


Mi RazónWhere stories live. Discover now