19. Extrañamente.

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Halley se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama de Jeremy y esperó. No sabía exactamente qué iba a decir, o que palabras saldrían de su boca al momento en que Jeremy cruzara la puerta. La iba a ver desde antes, tal vez saldría corriendo y ella tendría que esperarlo toda la noche. Es capaz de hacerlo. Las semanas que pasaron habían sido horribles, se sentía mal con ella misma, y con él. Pero principalmente con Jeremy porque si él hubiera sido honesto desde el principio, esto no hubiera pasado. Pensó en esas cosas malas de el por el tiempo que pudo, pero se dio cuenta de que ella tampoco fue sincera, no lo habían sido ninguno de los dos. Y eso solo empeoraba la situación. Porque si ella hubiera sido sincera, tendría más razón para enojarse con él, y no tendría las emociones alteradas. Pero no fue lo que pasó, y si de algo servía la lección que le dejó su madre, era que no tenía que mirar al pasado. Y eso es lo hizo cuando vio que Jeremy se acercaba con una carta en la mano, borró-o trató-de sacar de su mente las cosas que le había dicho, aunque no se arrepentía tanto como hubiera querido.

Se peinó solo un segundo, justo cuando Jeremy levantaba su mirada y la veía. Halley se quedó estática en su lugar, no vio enfado, ni desagrado en los lindos ojos de su amigo, sino que vio arrepentimiento y dolor. Pero la sorpresa fue aún mejor cuando vio que se asomaba una pequeña sonrisa en sus labios, eso le dio la última fuerza que necesitaba para poder hablar con él.

Cuando Jeremy entró a la habitación, se paró frente a ella y guardó la carta en el bolsillo de su pantalón. La miró y suspiró como si hubiera salido del trabajo, después de una jornada de doce horas.

-Veo que viniste y te diste cuenta de lo mal que estuviste conmigo hace unas semanas.

Jeremy la miró seria y esperó a una respuesta. Pero Halley no podía creer que él le haga ese planteo, y se hubiera levantado para salir de la habitación, si Jeremy no hubiera reído distraídamente.

-Eres muy gracioso.

-Lo sé.

Halley revoleó los ojos, mientras que Jeremy se sentaba junto a ella.

-Nunca hice algo así... bueno, si lo hice, pero hace mucho... hace mucho que no pido disculpas por algo que hice. No hay que arrepentirse de las cosas que uno hace, a menos que reconozca que lo que hizo estuvo mal. Pero supongo que esta vez me equivoqué-Jeremy pasó su manos por sus rizos para echarlos hacia atrás-lamento haberte escondido la verdad, pero para ser sinceros, si no hubieras sufrido ese accidente, yo no sabría nada tuyo.

Halley miró sus botas. Sabía que era verdad, pero algo le decía que él iba a seguir hablando.

-Ahora creo que te toca hablar, panquecito.

Halley rió y puso un mechón corto detrás de su oreja.

-Uh... bien. No fue lindo escuchar las cosas que te dije, aunque la mayoría fueran ciertas. Creo que te hiciste importante para mí estas semanas que pasaron, y saber lo que habías hecho me causó enojo-Jeremy asintió- saber que mi corazón está fallando y que tú no quieras el tuyo... lo estuve pensando mucho estas semanas, no conozco tus motivos, pero no creo que esa sea la respuesta para tus problemas.

Jeremy asintió y se levantó. Empezó a caminar por la habitación, y agarró una pelota de goma espuma que tenía sobre un estante.

-¿Sabes por qué el 80% de las personas en todo el mundo se suicida en festividades?

Halley lo miró desconcertada, pero negó con la cabeza, aunque ya se hacía una idea.

-Porque las personas nunca quieren estar solas. No pueden aceptar que va a ver algún día en nuestras vidas que estaremos solos. Solos en el sentido, de... llegar a casa y tener que cocinar para uno, salir a comer solo, porque ninguno de tus amigos no podía o porque no tienes una pareja con quién salir-Jeremy arrojó la pelota al aire y la atrapó-Las personas tienen un problema con la soledad, y ese precisamente no era mi problema. Cuando mi madre murió me sentí solo, devastado, algo que jamás había sentido, un agujero negro.-Jeremy se quedó mirando la pelota y la dejó caer al piso-una caída demasiado fuerte, para un niño de diez años. Puede parecer extraño, pero, era muy sociable cuando era más chico, tenía muchos amigos, y cuando murió mi madre, todos parecieron querer ayudarme, pensaban que traerme comida me ayudaría en algo. En esos momentos en donde mi hermano bebía, y mi padre desaparecía, esos momentos de soledad me hacían sentir bien. Porque  la tenía a ella en mi mente todo el tiempo.

Halley lo miraba sin pestañar. No podía creer que Jeremy por fin quería contarle algo de su vida, no desperdició ningún momento para ver sus movimientos, y sus labios moviéndose, soltando palabras.

-Luego de un tiempo de no responder llamadas, y tirar la comida frente a los vecinos que me la habían dado, dejaron simplemente de hablarme. Y era lo que quería, y pensé... ¿sin vida social, para que esta la vida? No quería a mi padre, mi hermano de vez en cuando se daba cuenta de mi existencia, y mis demás familiares eran lo peor. Así que decidí un día... poner fin a todo.

Jeremy levantó la pelota con el pie y se puso frente a Halley, acuclillado. La miró, y Halley no tuvo más remedio que mirarlo devuelta aunque le ponía incómoda.

-Y esa... es la razón, más razonable que encontré en ese momento.

Halley lo miró con la boca un poco abierta, y la respiración acelerada. Jeremy le había dicho lo que ella tanto había estado esperando, o esperaba escuchar alguna vez. Pero nunca imaginó que esa fue una de las razones por la cual había tratado de acabar con su vida.

¿Acaso ella creía que estaba loco? Sí, lo creía. Halley nunca había escuchado la historia de alguien que quiso suicidarse, y no se le ocurría nada que contestar. Excepto... pensar que antes, mucho antes, habría salido corriendo por la puerta, y lo hubiera dejado tratar con su, ella creía, locura. Pero lo que le pareció extraño es que al mirar esos ojos tan bonitos, y mirar su sonrisa coqueta, y sarcástica, y pensar en esos días de risas y de dulces, solo podía pensar en que lo quería. Lo quería en su vida, fuera y dentro del hospital, lo quería más que como un amigo, lo quería ayudar, no quería que él pensara que la única manera de sobrellevar eso era estando solo, quería estar para él todos los días, no importa cuántos días sean esos.

¿Era extraño pensar en eso, ese momento? Si, lo era. ¿Era raro darse cuenta de sus sentimientos después de tanto pasar los días con él? No, no lo era. ¿Era raro que, de un movimiento de lo más brusco lo haya besado? Si, lo era.



Hola!! Les dejo otro capítulo espero que lo disfruten <3 Dejenme sus comentarios y votos, significan todo <3 Saludos!!

Mi RazónWhere stories live. Discover now