Capitulo 24

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Oliver Queen trató de olvidar lo ocurrido con Zatanna el día anterior, había entendido que podía permitirse ser feliz, tener una vida "normal"; después de todo gente que ponía todo los días en riesgo su vida en favor a los demás como policías o militares se casaban y tenían hijos todos los días. Cierto es que también tenían los índices más altos de divorcios, un claro ejemplo de estos dos paradigmas era el propio Quentin Lance; pero Oliver contaba con una clara ventaja sobre ellos. Su chica IT no solo era la mujer con la que en un futuro podría casarse, ella era su compañera y su igual, ella comprendía y amaba su misión, juntos salvaban la ciudad.

Ahora le tocaba él, emprender el camino hasta llegar al matrimonio, los niños o la alcaldía de Starling City.

Sin embargo ignorar la experiencia no resulto tan fácil como pretendía, más aun al descubrir que en la guarida, sobre la mesa de Felicity había una nota dirigida a él. La carta había resultado ser de Laurel, la cual anunciaba su marcha del equipo. Según decía necesitaba un cambio y encontrar al igual que él algo que sacara la luz de su interior; también le agradecía haberla entrenado y los buenos momentos que habían compartido. Finalmente pidió disculpas por ofender a Felicity y les deseó que fueran felices.

Tras leer la carta Oliver había ido al apartamento de su ex-novia pero ya no se encontraba allí. Extrañado había llamado a su padre, que fue quien le dijo que no solo había dejado el equipo, sino que también había abandonado la ciudad sin rumbo aparente.

La marcha de la abogada sumió en una desazón al grupo, a pesar de que la mayoría de ellos no veía con buenos ojos su incorporación, si sintieron su marcha aunque solo fuera por Oliver o el detective Lance.

Una semana más tarde las cosas habían vuelto a la normalidad, los villanos asolaban la ciudad y el héroe encapuchado y sus socios los detenían antes de que llegaran a huir. Felicity pensaba que resultaba triste que después de tantos meses juntos, la marcha de Laurel apenas se notara en el funcionamiento del grupo, cuando estaba segura que si hubiera sido Thea, Roy o sobre todo Diggle si hubieran sentido que faltaba algo. Había llegado a hablarlo con John y este había dicho que solo dos personas eran imprescindibles en el equipo, Oliver y ella, los demás podían ser sustituidos con facilidad. Sin embargo ella no estaba de acuerdo, todos formaban parte de un todo, un equipo, una familia donde todos sus miembros resultan importantes, sin duda, si alguno de sus cuatro compañeros faltara ella los echaría de menos; mientras que Laurel nunca había llegado a integrarse realmente en la familia Arrow.

Entre su trabajo como directora de tecnología en Queen Consolidated por el día y su trabajo nocturno en la guarida, a Felicity se le había pasado que su cumpleaños estaba a la vuelta de la esquina. No es que normalmente fuera un día que celebrara con especial atención, al contrario, para ella su cumpleaños era un día como cualquier otro, o al menos lo había empezado a ser desde que su padre se marchó siendo ella apenas una niña de parvulario. Este sería su tercer cumpleaños desde que se unió a Arrow y no habían celebrado ninguno; en el primero Oliver se había marchado a la isla y Digg y ella estaban demasiado ocupados tratando de ocupar su lugar; en el segundo... digamos que todos tenían cosas mejores en sus cabezas.

Esta vez, ni Oliver ni Diggle habían pasado por alto la fecha, es más se sintieron bastante culpables de haber olvidado los anteriores; esperaban resarcirse preparando una fiesta sorpresa. Thea se había hecho cargo de la situación, aun se sentía en deuda con ella por haberla acogido en su casa después de abandonar a Malcom; le daría la mejor fiesta de cumpleaños. Hasta Connor formaba parte del secreto, aunque en más de una ocasión había estado a punto de hablar más de la cuenta, por suerte Oliver había sido capaz de pararlo y redireccionar la conversación hacía un nuevo tema.

Oficialmente Felicity y él eran pareja, ya no lo escondían o al menos a sus personas más allegadas, como el equipo, Connor, sus respectivas secretarias o Walter. El padrastro de Oliver se había alegrado por la pareja, siempre había tenido un buen concepto de la informática y le alegraba ver que su hijastro también lo hubiera visto y decidiera abrazarlo. La prensa ya era otro cantar, para la que ella no se sentía todavía capacitada para hacer frente. A Oliver no le importaba, porque al menos ahora podía pasar más tiempo con ella sin esconderse ni mentir a nadie.

Cuando estés listo llegaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora