12. El guardián del ángel

1K 133 18
                                    

Joshua se miró por enésima vez en el reflejo del cristal. Nunca había tenido presión al quedar con Jeonghan, se conocían desde hace tanto que podía aparecer en pijama y despeinado sin vergüenza. Pero ese día era diferente.

Tras leer los mensajes de la noche anterior habían quedado para hablar, él temía por una parte confirmar los hechos: Jeonghan y Seungcheol estaban juntos. Todos los que estuvieron presentes en el partido de baloncesto vieron como Jeonghan lo sujetaba, como si fuese lo único que podía ver.

Había tomado la decisión de declararse ese mismo día, pero casi había perdido toda esperanza después de ver eso. Tal vez si no lo decía, podrían permanecer como amigos, pero Joshua estaba harto de ser el amigo dulce, y nunca podría saltar esa valla infranqueable si no le decía claramente como se sentía. Además, había sido un verdadero idiota montándole una escena de celos a Jeonghan, si de verdad quería luchar por él, tendría que ir con todo por delante.

Se encontraba en una pequeña cafetería, esperándolo. Tenía la sensación de que en unas pocas horas todo había cambiado. Sonó la campanilla de la puerta y alzó la cabeza, buscando con la mirada a Jeonghan.

En efecto, reconoció al instante su cabellera rubia y su rostro suave. Parecía extremamente cansado, tenía ojeras y estaba más pálido de lo normal. Se mordió el labio, preocupado, necesitaba mantener una largo conversación con él porque había mucho que no le había contado. Necesitaba ayuda.

― ¡Jeonghan! Estoy aquí. ― lo llamó para que viniese a la mesa. Su amigo buscó de donde provenía la voz y al ver a Joshua toda su cara se relajó.

Susurró algo que Joshua no escuchó, y corrió a los brazos de su mejor amigo, llorando. Lo abrazó con fuerza, temblando. Se le rompió el corazón, no lo había visto así nunca, sentirlo temblando y gimiendo en sus brazos. Quiso pegar a quien lo había sentir así.

―Shhh― lo acunó. Lo sostuvo entre sus brazos hasta que se calmó, acariciándolo y dándole palmadas en la espalda.

Jeonghan se recompuse un poco, intentando sonarse los mocos y adecentarse como pudo. Se alejó un poco de Joshua y sonrió, dando a entender que estaba mejor.

―Gracias. Te echaba mucho de menos. ― agarró la mano de Joshua y la apretó.

No sabía bien cómo reaccionar en esa situación. Quería decirle tantas cosas y a la vez preguntarle otras, Joshua estaba perdido.

―Yo también. ― le apretó la mano también y sonrió, transmitiéndole confianza.― Quiero hablar contigo de muchas cosas.

―Sí. Necesitamos hablar de muchas cosas.

No estaba seguro de poder confesarse, pero Joshua pensaba protegerlo y quererlo como debía haber hecho siempre. Jeonghan comenzó a contarle todo.



Mingyu estaba esperando en la puerta del instituto una hora antes de que empezasen las clases, había estado todo el fin de semana ansioso. Wonwoo no respondía ni a sus llamadas ni a sus mensajes y esto no había pasado en años. Al principio pensó que podría haberle pasado algo, pero llamó a su casa y su madre le aseguró que no había salido en todo el fin de semana.

No sabía bien qué es lo que ocurría, pero se lo olía. De alguna manera, alguien tenía que haberle contado lo de Soonyoung. Se moría de vergüenza solo de pensarlo, estaba ebrio y descontrolado, nunca había hecho algo parecido. Wonwoo nunca se había enfadado con él en todos los años que lo conocía, y sabía que solo podía ser por algo tan grande como eso. La había cagado, y a lo grande.

Poco a poco, la gente comenzó a llegar y empezó a ponerse nervioso. Cada chico alto de pelo negro que aparecía hacía que su estómago se revolviese, y, finalmente, Wonwoo dio la vuelta de la esquina. Lo vio apagado, mirando al suelo y distraído, escuchando música con los auriculares.

Mingyu corrió hacia él, aliviado de que estuviese bien, pero Wonwoo se limitó a mirarlo con tranquilidad y quitarse los auriculares.

―Hola. He estado muy preocupado por ti este fin de semana. No respondías.

―Ya. ― Wonwoo hizo una pausa, y lo miró muy serio. ― He estado pensando en muchas cosas.

―Mira, si es por lo de Soonyoung, de verdad que no fue nada. Fui un idiota. Perdóname, no sé cómo pu-

―No es solo eso. ― sonaba distante. ― ¿Hace cuanto que nos conocemos? Ocho años. Hay confianza entre nosotros, nos llevamos bien y tal, pero queremos cosas diferentes. Todo lo hacemos juntos. Tal vez, ya va siendo hora de que empecemos a seguir nuestro propio camino. Nuestros caminos no tienen por qué ir a la par, pásatelo bien, liga con chicos. Que yo no sea tu obstáculo.

¿Qué? ¿Qué? Mingyu no podía procesar sus palabras correctamente, no, casi ni reconocía a la persona que tenía delante. Nunca había pensado en Wonwoo como un obstáculo, sino como un complemento.

―No me estas impidiendo nada. Solo te quiero a ti.― susurró, suplicante.

Su amigo torció la boca.

―No, hay mucho más ahí que yo. No quiero que en veinte años te arrepientas de estar conmigo por costumbre, cuando ni siquiera estamos juntos realmente ¿Qué es lo que nos ha impedido estarlo tanto tiempo? Tal vez... tal vez no funciona y punto.― se le quebró la voz al final y tuvo que mirar hacia otro lado para que Mingyu no viese que estaba casi llorando. Wonwoo se puso los auriculares y se fue sin darle tiempo a responder, no podía aguantar más.

De pie, parado en la verja del instituto, se quedó Mingyu atónito, y con más miedo y dolor que nunca. Nunca había dudado de lo que sentía por Wonwoo, y suponía que el otro sentía lo mismo, pero ahora todo se desmoronaba.

Vio a Vernon correr hasta su lado con los ojos abiertos de par en par, sorprendido.

― ¿Lo has visto? Dios, ¿Seungcheol lo sabrá?

Frunció el ceño algo confundido.

― ¿A qué te refieres? ― inquirió Mingyu.

Pero obtuvo la respuesta a su pregunta al ver a Joshua y Jeonghan agarrados de la mano, dirigiéndose miradas acarameladas y sonrisas tontas de un enamorado.


Angel On FireWhere stories live. Discover now