14. El otro punto de vista

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Noche del sábado pasado. Cerca de las una de la mañana, plaza de Gwanghwamun

Jeonghan apagó el móvil, harto de recibir mensajes estúpidos que solo lo metían en problemas. No tendría que haber venido, se sentía mal por haber ido, lo más inteligente hubiese sido preguntarle directamente. Seungcheol había apartado casi al instante al camarero, lo había rechazado, y Jeonghan se sentía más culpable que nunca. Había dudado de él y se dejó engañar.

Oyó los pasos de alguien acercándose y alzó la vista para encontrar a un chico delgado, de rasgos juveniles, con un traje negro y el pelo marrón claro. Le sonrió como si se conociesen de antes.

―Hola... ¿has venido aquí por Seungcheol? ― Le preguntó el chico.

Vaciló antes de responder, no sabía a qué venía esa pregunta, pero no tenía sentido mentir.

―Sí. ¿Qué quieres?

El recién llegado se sentó a su lado, sin dejar de sonreír, y se acercó para hablar en voz baja.

― ¿Has llegado aquí por unos mensajes anónimos?

Jeonghan lo miró sorprendido, no esperaba que nadie más supiese del tema.

―Sí... ¿cómo lo sabes? ― inquirió, dudoso. Escrutó con atención al joven que tenía delante.

―Mira, escúchame. No te creas nada de esa persona. He visto como te fuiste antes, Seungcheol rechazó a Leeteuk, de verdad, no pasó nada.

―Lo sé. Lo vi. ― Jeonghan había sido un idiota al dudar por un instante de él, y quería arreglarlo. ― ¿Cómo sabes lo de los mensajes? ¿Quién eres?

El joven ante suya lo miró sorprendido, pero volvió a sonreír, sin perder aplomo.

―Soy un ex de Seungcheol. ― miró a Jeonghan, esperando alguna reacción, pero éste no se inmutó. Continuó.― Hace un año casi empecé a salir con Seungcheol, iba bien, creo que no le gustaba mucho, pero me trató mejor que muchos de los hombres con los que he estado. Entonces, empecé a recibir mensajes anónimos, advertencias, y empezó a enviarme fotos de cosas que supuestamente había hecho Seungcheol. Registros de la policía. Entonces... me asusté.― sacudió la cabeza, intentando ahuyentar algún mal recuerdo. ― Lo dejé como no se merecía. Meses más tarde... conocí a otro de sus exs. Y coincidimos en lo mismo: los mensajes anónimos. Me reuní con chicos con los que había estado, y todos contaban la misma historia. Decidí investigar por mi cuenta las acusaciones de Seungcheol, pero había estado liberado de cargos. Ha salido con tantos chicos, y a muchos no les ha sido fiel, cuando le conocí estaba tan perdido...― parecía que estaba a punto de llorar― todos lo juzgan, yo incluido, y ahora veo que no fui justo. Lo que acaba de hacer, no lo hace por cualquier chico, creo que está muy asustado de las relaciones, y teme confiar en alguien para que le hieran. Si está dispuesto a rechazar a Leeteuk, le importas, por favor, no dejes que se arruine, como hice yo. Por favor.

Tenía los ojos rojos y lo miraba suplicante. Jeonghan no sabía qué decir, quería llorar, pero estaba agotado, en su mente veía a Seungcheol sufriendo solo y se sentía cada vez peor por haber desconfiado.

―No lo haré. No te preocupes, lo protegeré.― le dio su palabra al dulce chico, que suspiró, aliviado.― Pero... no lo entiendo, ¿quién es el que envía los mensajes anónimos?

Su acompañante se encogió de hombros.

―No lo sé, los mensajes pararon cuando rompimos. Pero...― dudó, recordando algo que no compartió con Jeonghan. ― investiga su familia, podría haber algo ahí. Y otra cosa: ten cuidado, conozco gente que ignoró los mensajes y empezaron a recibir amenazas. No te fíes de nadie.

Se puso en pie para marcharse, pero Jeonghan lo detuvo.

―De verdad, estoy seguro que Seungcheol no te odia. Gracias...

―Dongjin, me llamo Dongjin. ― le sonrió con calidez, y se fue.



Domingo pasado. Cerca de las cinco de la tarde, cafetería en Sinchon.

Casi había olvidado que tenía una cita con Joshua, pero debía asistir. Había estado la mañana hablando con exs de Seungcheol, la historia siempre seguía un mismo patrón, los rumores y el miedo al compromiso del mismo acaban arruinándolo. Nadie sabía de dónde venían. Se preguntó con qué acusaciones judiciales habían presentado cargos contra Seungcheol, que habían servido después para preocupar a sus parejas, pero ninguno quería hablar del tema.

Estaba cansado, no había dormido, había pasado la noche pensando en qué hacer. Necesitaba ver a Joshua, más de lo que pensaba, su mejor amigo siempre sabía lo que hacer, podía contarle cualquier cosa. Le dolía todo el cuerpo, tenía ojeras, pero fue hasta la cafetería para reunirse con él.

Al verlo, todo lo que había estado conteniendo se derrumbó y Jeonghan abrazó a Joshua con fuerza. Lloró mucho, la gente los miraba, pero para ellos solo existía el otro.

Se recompuso, y supo que tenía que contarle. Llevaba mucho tiempo sin sincerarse, sentía que había estado ocultándole tanto que llegó a temer que Joshua no se lo perdonaría. Al acabar, Joshua estaba acariciándole el pelo, y se quedó en silencio, pensando unos minutos.

―Entonces... ¿te gusta de verdad Seungcheol?

―Sí. ― era la primera vez que lo admitía en voz alta.

― ¿Y quieres atrapar a la persona que está enviando esos mensajes anónimos?

―Sí.

― ¿Por qué?

― Porque se lo debo. Además, alguien así debe ser castigado. Él... me salvó la vida, pero es más que eso, merece tener un futuro feliz, y mientras esa persona esté molestándolo siempre habrá problemas. ― se reclinó sobre el hombro de Joshua, como había hecho tantas veces en el pasado.

― Jeonghan... piensa en lo que te estás metiendo. Podría ser peligroso. Y si sales abiertamente con él irá a por ti.

― Me da igual.

― A mí no. No pienso dejar que te pase nada. ― Su voz estaba muy seria.

― No me pasará nada.

― ¿Y si descubres algo sobre Seungcheol que no es tan bonito como piensas? La persona que envía los mensajes tiene que tener un motivo, y dudo que sea por una tontería.

― Entonces actuaré en consecuencia. Pero algo debo hacer. ― Jeonghan sabía que su amigo no podía aceptar a Seungcheol, por alguna razón lo detestaba, y la vez entendía que sus dudas estaban bien infundadas. Pero él también había pensado en todo, y si no llegaba hasta el fondo del asunto, no estaría satisfecho.

― Sal conmigo. ― Soltó Joshua.

Jeonghan se irguió bruscamente y miró a su amigo de hito en hito.

― El único modo de que el que envía los mensajes no sospeche que vas detrás suya es que tengas un novio. Finjamos ser pareja. No habrá mucha diferencia, la gran mayoría ya lo piensa. ― Joshua sonaba decidido, no estaba feliz, pero su tono era imperativo.

Intentó pensar en una manera de rechazarlo, se sentía fatal por inmiscuirlo.

―No es tu asunto... yo... ¿de verdad que quieres hacerlo?

―Escúchame, ― se acercó hasta estar cara a cara con Jeonghan, y mirarlo a los ojos profundamente― tus problemas son los míos. Somos un equipo. No dejaré que te enfrentes a esto solo.

Joshua lo agarró por la cabeza y besó suavemente su frente.  

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