19. Planes de futuro construidos sobre plumas

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Vernon llevaba esperando quince minutos y seguía sin aparecer. Temía que hubiese cambiado de opinión, que al final decidiese que no le apetecía, él casi había corrido a la cafetería, era casi como una cita. Bueno, para él al menos lo era.

A pesar de ser popular, nunca había salido con nadie, muchos chicos se le habían acercado pero ninguno era interesante. Ninguno le divertía tanto como Seungkwan. Sentía que se sostenía sobre una frágil burbuja que en cualquier momento explotaría, era difícil creer que iban a quedar como amigos normales.

Estaba nervioso y estaba a punto de llamarlo cuando vio a Seungkwan dando la vuelta de la esquina, corría hacia él con una gran sonrisa, y no pudo evitar devolvérsela. Se detuvo ante él, reposando, parecía haber corrido bastante.

Lo que no sabía Vernon era que Seungkwan había pasado un buen rato intentando decidir qué hacer. Quería ver a Soonyoung, tal vez ya se había dado cuenta de que era el chico perfecto para él, pero por alguna razón ese día no tenía ganas de verlo. Nunca se había sentido así, la verdad era que tenía miedo de hacerse ilusiones. Llevaba mucho tiempo detrás de Soonyoung y siempre que pensaba que se estaba fijando en él, lo decepcionaba. No quería sufrir, quería tomar un chocolate con Vernon y hablar de música, de series. Sin darse cuenta de lo mucho que había pasado, corrió a su encuentro.

¿Estaré haciendo lo correcto?, se preguntó más de una vez. Nunca le había negado nada a Soonyoung, pero estaba cansado de chocar una y otra vez con una pared infranqueable en su corazón. Le respondió al mensaje diciendo que estaba ocupado, tenía otra cosa que hacer.

Por un día seré egoísta. Entraron en la cafetería hablando, y Seungkwan se olvidó de todo.



Intentaba no enfadarse, pero Seungcheol acababa de ver a Joshua y a Jeonghan de la mano en el pasillo, solo de recordarle le hervía la sangre. Había llamado a su hermano varias veces, pero este no le respondía. No es que nunca hubiesen sido muy cercanos, y para cuando quiso conocerlo mejor era demasiado tarde.

Ya sabía que era él, también comprendía que lo más inteligente era delatarlo, estaba cometiendo actos ilegales. Pero también comprendía por qué lo hacía, y no podía culparlo, sobre todo al ser su culpa. No tenía ni idea de qué hacer, lo había intentado hablar, pero siempre lo miraba con odio, se negaba a responder.

―Seungcheol. ― lo llamó una voz grave a su izquierda que conocía muy bien: Wonwoo― ¿Puedo preguntarte algo?

―Dime.

Vaciló.

― ¿Sabes por qué Mingyu no ha venido a clase estos días? ― miró hacia otro lado, cono avergonzado de mostrar su debilidad, aunque Seungcheol sabía de sobra que no lo había olvidado.

Sabía perfectamente por qué, le habían contado qué hacía por las noches en las discotecas, se liaba con el primer extraño y luego volví a su casa al amanecer borracho como una cuba. Había ido a visitarlo varias veces, había intentado que entrase en razón, pero se negó. No iba a rendirse, Mingyu estaba en una profunda depresión y pretendía que buscase ayuda.

― Sí. ― no podía contarle lo que sabía a Wonwoo, Mingyu no querría que lo supiese, lo que sea que pasase entre ellos, tenían que hablarlo por su cuenta. Veía que ambos se echaban de menos, era una tontería. ― Está... malo.

Wonwoo frunció el ceño, pero no preguntó más. Sabía que le estaba ocultando algo. Recogió sus cosas y fue hacia su siguiente clase, sin embargo, antes de irse se detuvo junto a Seungcheol, mirando al frente.

― ¿Lo cuidarás?

― Sí. Te lo prometo.



No sabía cómo habían acabado así, Minghao y Jun tenían planes de estudio, pero pasaron la tarde entera hablando de películas, comenzaron a ver una, y lo que empezó con una breve batalla de lanzamiento de palomitas acabó en una guerra de cojines en toda regla.

El cuarto de Jun estaba hecho un desastre, las plumas volaban por los aires, el ambiente estaba lleno de risas, jugando como dos niños.

Minghao había pasado unos días complicados, estaba muy confuso. Él y su novio no hacían más que discutir, había empezado a dudar de si quería volver de verdad a China, pero eso era erróneo. Tenía un sueño, un plan de futuro con él, no podía dejarlo todo ir por unos meses. Necesitaba verlo, la distancia los separaba, pero una vez que lo tuviese ante él volvería a sentir lo mismo que siempre.

No le había contado a nadie allí que pensaba volver a China al cabo de unos meses, pero sabría que tenía que hacerlo tarde o temprano. Jun... no quería despedirse de él. Era tan dulce, como un niño, conseguía hacerle sentir mejor siempre, era su salvavidas. Le tenía mucho afecto... estaba empezando a ser más del que debería y eso lo asustaba.

Estaban en medio de la apasionaba guerra de almohadas, Minghao se abalanzó sobre Jun para dar su golpe final cuando tropezó con el borde de la cama y cayó sobre Jun. Estaban uno encima del otro, con los rostros muy cerca.

Había muchas plumas en el aire, olía a las fresas que habían merendado y los iluminaba la anaranjada luz del sol, que estaba poniéndose.

Jun lo atrajo con suavidad, muy lentamente, como si tuviese miedo de que se rompiese. Le dio tiempo a que Minghao se apartase, que lo rechazase, pero no podía. Era muy pequeño en los brazos de Jun, estaba atrapado en sus ojos marrones. Una parte dentro de él sabía que lo que estaba pasando estaba mal, de hecho, tendría que haberle puesto fin en cuanto empezó a sentirse así. Pero ya era demasiado tarde.

Se rompió la última atadura de cordura que quedaba en él cuando sus labios se unieron. Se daban besos entre sonrisa y sonrisa, acariciándose. A veces paraban para mirarse, otras Jun besaba todo su cuello, todo su cuerpo se erizaba al sentir su respiración. Minghao jugaba con su cabello, deslizando su dedo por su cara. Y después de explorar cada milímetro del otro, volvían a besarse con más pasión que antes.



Se metió en el registro, lo más silenciosamente que pudo. Jeonghan había estudiado los turnos de los guardias, solía haber cinco minutos entre el cambio de turno en los que el registro del instituto se quedaba desprotegido. Llevaba maquinando el plan toda la semana, Seungcheol no le había dicho nada, así que pensaba averiguarlo él mismo.

Si había algún lugar en el que estaría el nombre de su hermano, sería allí.

Buscó frenéticamente el historial de Seungcheol, que contenía todos sus datos personales. El tiempo se le agotaba, sentía que iba a explotar de los nervios cuando finalmente encontró el archivo.

Choi Seungcheol, ponía sobre una carpeta.

Este era.

Lo abrió conteniendo la respiración. No sabía qué pensaba encontrar, tenía miedo de lo que hubiese allí. Buscó el apartado de familiares, y ahí estaba lo que tanto tiempo se llevaba preguntando.

Leyó el nombre, atónito. No podía ser.

Volvió a leerlo, buscando algún error.

No puede ser.


Mensaje de la autora: Siento no haber actualizado ayer, estoy mala >_< Espero poder estar en plenas condiciones mañana! Gracias a todos lo que me leéis :D 

Angel On FireWhere stories live. Discover now