15. Las casualidades no existen

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Seungcheol se quedó en silencio después de escuchar toda la historia, intentando procesar tanta información. Estaban abrazados en ese minúsculo cuarto de limpieza, todavía no se creía que fuese real. Sentía que en cualquier momento Jeonghan desaparecería, que todo era un sueño, lo estrechó con más fuerza.

― ¿Por qué no me has avisado antes?

―Te di mi número, y no me diste el tuyo. Esperaba que me llamases, idiota. ― puso los ojos en blanco.

―No tienes por qué hacer esto. ― dijo finalmente.

―Es mi decisión. Pero eso es irrelevante, ―volvió la cabeza, y lo miró con gravedad― ¿qué sabes del remitente de los mensajes anónimos?

Intentó pensar, pero desconocía sobre el asunto. Aunque... Seungcheol pensó en él, pero no podía ser, lo odiaba, sin embargo no hasta ese punto. Le envolvió la duda.

―No lo sé... ― murmuró evasivo― si se me ocurre algo te aviso. Investigaremos esto juntos, llamaré a algunos de mis exs para peguntar qué saben. ― agarró su mano con fuerza, y le dio un beso rápido.

Jeonghan sabía que le estaba ocultando algo, pero no iba a forzarlo si no estaba preparado. Por el momento lo dejaría estar, no le había comentado nada a Seungcheol, pero seguía pensando en el consejo de Dongjin: Investiga a su familia.

―Vale, pero mejor no pensemos en esto ahora. ― agregó Jeonghan, sonriendo. Estaba harto de hablar de temas depresivos. ― No te haces a la idea de lo mucho que te he echado de menos.

Tenían las manos entrelazadas, sus rostros estaban a un centímetro de distancia. Seungcheol esbozó una media sonrisa, pasó su dedo por la mandíbula de Jeonghan hasta la barbilla, que alzó, para tener mejor acceso a sus labios.

― ¿Y qué propones? ― susurró.

Sonó el timbre indicando el fin de la clase, y los despertó del hechizo bajo en el que habían caído. Se separaron a regañadientes, era casi doloroso para Seungcheol alejarse.

―Tengo que irme... tengo un examen. ―suspiró, no estaba nada concentrado, si antes había estado confundido, ahora tenía muchas cosas en las que pensar.

Jeonghan le sonrió. Le dio un beso rápido, y salió por la puerta, pero antes de irse añadió:

―Nada de lo que me veas haciendo ahí fuera es cierto, odio ser frío contigo. Pero quiero hacerlo bien, quiero que seamos una pareja normal, y necesito detener a la persona que está haciendo esto.

Seungcheol sólo quería que llegase ese día en el que se arreglase todo, y también esperaba que la persona de los mensajes anónimos no fuese quien creía...



Habían quedado para tomar un café Seokmin, sus amigos, los miembros de la delegación de estudiantes y el chico nuevo chino, Minghao. Seokmin estaba ilusionado, hacía tiempo que no salían en grupo, además, tenía muchas ganas de ver a Chan.

Se conocieron el hace dos años en el club de baile, era como su hermano pequeño, y decidieron quedar todos juntos ya que Seungkwan le suplicó una y otra vez que incluyese a Soonyoung y que fuesen todos juntos.

Como siempre, todos llegaban tarde. El único que estaba ahí era el bueno de Jeonghan, que sonreía de oreja a oreja mientras hablaba sobre algún examen. Joshua y Jeonghan estaban juntos, eso sí que lo había sorprendido, conocía a sus amigos desde hace mucho tiempo y siempre pensó que era unilateral.

Vio a Chan a dar la vuelta a la esquina y el rostro de Seokmin se iluminó, con los exámenes cada vez se veían menos, pero nunca dejaría de ser su hermano pequeño, aunque no fuese de sangre. Lo conocía muy bien, era muy buen chico, y había sufrido mucho, más de lo que nadie podía ver.

Chan al ver a Seokmin también se ilusionó y corrió a abrazarlo. Se rieron, felices de verse.

―Es increíble el cariño que os tenéis ― observó Jeonghan, no ajeno a su felicidad.

―Claro, es mi hermanito. ― sonaba como un padre orgulloso. Revolvió el pelo de Chan, todavía abrazándolo.

Él se revolvió, para no acabar despeinado, sin parar de reír.

―Hola. ―saludó a Jeonghan con una breve inclinación y una breve sonrisa― Ojalá fuese Seokmin mi hermano de verdad. ― lo miró de reojo, y el aludido asintió, aplaudiendo la idea.

― ¿No tienes hermanos, Chan? ― inquirió Jeonghan, curioso.

El rostro de ambos ensombreció, parecía haber preguntado algo que no debía.

―Yo... tuve uno. Murió. ― dijo en un susurro, con la voz rota.

Se sintió fatal por haber preguntado, parecía un niño perdido, no podía suponer que había pasado algo así. Seokmin se acercó y lo abrazó con mucha fuerza.

― ¡No pasa nada! Tu hermano Seokmin te protegerá. ― gritó, mientras intentaba hacer cosquillas a Chan para que sonriese. El ambiente pareció mejorar, y al rato llegaron los demás, listos para ir a la cafetería.



Se sentaron todos en una gran mesa y aun así no cabían muy bien, pero Seungkwan veía de cada adversidad una ventaja, porque así estaría más cerca de Soonyoung, podía oler su desodorante. Habían quedado todos para tomar algo, y se había puesto jersey más bonito, tenía el pelo bien, y tal vez ese día Soonyoung vería lo atractivo que era.

Ahí estaban todos, Seokmin, Chan, Minghao, Jun, Soonyoung, Seungkwan, Joshua, Jeonghan y Jihoon, colocados en ese orden. En breve llegarían las bebidas, todos habían pedido café, pero a Seungkwan no le gustaba, y había pedido un chocolate con nata. Tenía todo planeado, lo había visto en los doramas, y siempre funcionaba. La chica se manchaba los labios de nata y él gentilmente se la quitaba con un beso.

―Por favor, acuda a recoger su chocolate caliente. ― sonó el micrófono de la cafetería.

Se puso en pie, ansioso, pero al agarrar la taza, otra mano se depositó sobre la misma. Alzó la cabeza para despotricar contra el que amenazaba con robar su tan esperaba bebida, pero se quedó sin habla al ver quién era.

― ¿Vernon? ¿Qué haces aquí?

Angel On FireWhere stories live. Discover now