13. Secret

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Le dolía todo el cuerpo, por mucho que quisiese ocultarlo, la pierna le dolía horrores. Los médicos dijeron que estaría bien, pero solo empeoraba, el dolor no le dejaba dormir... Seungcheol iba a tener que volver a consultar al médico.

Lo llevaron al instituto ese lunes en coche. Odiaba ser débil, tenía que representar al equipo de atletismo y sabía que no podría correr como lo hacía antes en meses. Estaba fatal, no sabía qué hacer en los próximos meses, bueno... sí, sabía con quien estaría: Jeonghan. Sonrió al recordarlo. No había tenido tiempo para llamarlo ese fin de semana, y ahora estaba en ansias de volver a verlo.

Apenas habían hablado de lo que eran, tal vez... tal vez podrían salir en serio. Había estado con muchos hombres, con todos había sido un verdadero idiota, pero sentía que podía empezar algo de verdad con él. No podía parar de sonreír al recordarlo.

Finalmente, el auto se detuvo ante la verja del instituto y salió de él cojeando. En la puerta encontró a Mingyu y a Vernon, ambos lucían expresiones contrariadas y al verlo empalidecieron.

― ¿Qué pasa chicos?

Ambos se quedaron en silencio, sin querer responder. Parecían mirar algo detrás de él, y Seungcheol se dio la vuelta buscando aquello que causaba la conmoción.

Entonces los vio. Jeonghan y Joshua acaramelados, eran la imagen de la pareja perfecta. Se preguntó si todavía estaba soñando. El dolor de la pierna pasó a un segundo plano, sintió como si le clavasen miles de agujas en el pecho. Intentó respirar.

Jeonghan encontró su mirada y su rostro se desfiguró, pero no se apartó de Joshua. Seungcheol siguió escrutándolos, atónito. No se podía creer lo que acababa de pasar, es decir, ¿no se le había ocurrido avisarlo antes?

―Alto ahí, Jeonghan. ¿No crees que me debes una explicación?― inquirió en voz alta. Algunos alumnos se detuvieron a mirar, cuchicheando mientras analizaban la escena.

El aludido lo miró por encima del hombre pero no se dignó a girarse.

―Aquí delante no.― señaló con la cabeza al público, que cada vez era más grande. Sonaba indiferente― De todas maneras, tú sabrás lo que has hecho.

Se fue sin más palabras, sin mirarlo dos veces. Seungcheol se preguntó si sería alguna broma de mal gusto, pero lo vio desaparecer entre la muchedumbre, y se sintió muy perdido.



Llamó a la puerta de la delegación de estudiantes y le abrió Chan, había ido para recoger unos papeles que necesitaba para el cambio de expediente, pero estaba un poco decepcionado al no ver a Jun.

Había tenido una semana dura, su novio no respondía a ninguno de sus mensajes, Minghao no sabía qué hacer. Desde que se fue de China, hablaban cada vez menos. Cuando estaban al teléfono, no se contaban nada, y sólo quería llorar en los silencios incómodos.

Lo necesitaba, necesitaba volver a China, abrazarlo como siempre y saber que estaba bien. Estaba contando los meses para que se acabase el cuatrimestre y regresar, lo había discutido con sus padres y ya estaban casi convencidos.

Pero todavía quedaban tres meses y estaba desesperado. El único que podía hacerle sentir mejor era Jun, lo había ayudado a conocer a gente y había hecho lo posible porque se acostumbrase a todo.

Dentro de la delegación solo estaba Chan, quería preguntar dónde estaba Jun, pero le daba vergüenza.

―Si buscas a Jun, hoy no ha venido a clase. Está malo con la gripe.― dijo Chan, adivinando sus intenciones.

―Ah. Gracias. ― respondió Minghao, en voz baja. Todos podían ver a través de sus expresiones con facilidad.

Se dirigió a la puerta para marcharse tras obtener el papeleo necesario pero se detuvo, había algo que necesitaba.

― ¿Chan?

― ¿Sí?

― ¿Por qué Jun hace tanto esfuerzo en ayudarme?

Se lo había preguntado muchas veces. Ambos habían estado en situaciones parecidas, pero eso no explicaba por qué era tan bueno y paciente con él cuando Minghao solo se lo ponía más difícil.

― Esto... no puede salir de aquí, ¿vale? ― suspiró y comenzó a contarle. ― Hace tres años, llegó aquí sin hablar coreano, y al principio no fue fácil encajar. Algunos estudiantes... no lo trataron muy bien y el resto pasaba de él, así que estaba muy solo. Un día...― vaciló antes de continuar― un día intentó dejó una nota a sus padres despidiéndose e intentó acabar con todo. Él... se recuperó, estuvo en el hospital un buen tiempo, y nosotros, Soonyoung y yo, al enteramos fuimos a visitarlo. Yo creo que... no quiere que nadie pase por algo así otra vez, y de alguna manera siente que tú peligras.

Se formó un silencio. Minghao se había quedado sin palabras.

―Entiendo. Yo...― se le quebró la voz. ― Gracias por contarme esto.

Salió del despacho rápidamente, antes de que las lágrimas empezasen a derramarse. Pensó en el feliz de Jun, que siempre lo animaba, y se le rompió el corazón al recordar lo mal que lo había tratado. Se dejó caer sobre el suelo, sollozando, se encogió y lloró hasta que se le acabasen las lágrimas. Pero por dentro su corazón seguía roto.



Seungcheol estaba furioso, confundido, triste, no entendía lo que había pasado. Había pasado el día ensimismado y huraño, su cabeza seguía intentando entender qué había pasado con Jeonghan.

Estaba andando por el pasillo vacío, buscaba a su profesor de inglés para poder decirle que no estaba en condiciones para hacer el examen. Le dolía mucho la pierna, estaba pensando en ir al hospital después de las clases.

De pronto, unos brazos lo agarrón por detrás y lo metieron en el cuarto de la limpieza. Intentó gritar pero una mano le tapó la boca. Siguió debatiéndose, intentando liberarse y ver el rostro del agresor.

―Maldita sea, soy yo, Jeonghan, deja de moverte y no grites, no te voy a hacer nada. Tenemos que hablar.  

Sintió como la presión se aflojaba, podía mover las manos y se dio la vuelta para hacer frente al chico. No entendía nada de lo que estaba pasando.

― ¿Qué es todo esto? ― le latía el corazón, el cuarto era muy pequeño y no podía concentrarse, Jeonghan estaba casi encima de él, con sus cuerpos pegados. Ese chico lo volvía loco, pero la imagen de él abrazando a Joshua seguía ahí. ―No te creas que te escaparás sin expl-

Jeonghan se tiró encima de él y lo besó con fuerza. Lo agarró por el pelo y presionó su cuerpo contra el suyo, unió su lengua con la de Jeonghan, todas sus preocupaciones se desvanecieron. Seungcheol comenzó a besar su cuello, mordisqueando su oreja, oyó gemir a Jeonghan y volvió a buscar sus labios.

No sabía lo que el futuro deparaba, pero tenía la certeza de que no había otros brazos a los que perteneciese más.

Angel On FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora