Decisiones de vida. Parte II

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Mucho más tarde aquel día estaba entrando a la Academia con los nervios a flor de piel.  Las mentiras y el miedo en mi cabeza estaban acechándome. Creo que era eso mismo lo que me hacía sudar tanto en aquel instante. Los pasillos de la academia definitivamente  no estaban más calientes, simplemente era mi conciencia llamándome la atención.

Pronto llegué hasta la clase a la que me dirigía, a la de Brad. Quedar para vernos fue una decisión impulsiva y esperaba no tener que arrepentirme de ella. Me acerqué a la puerta y toqué. Dentro se escuchaba Tango, una exquisita melodía  que pedía a gritos que mi cuerpo bailara. Tomé una pesada respiración y decidí entrar. El tiempo se detuvo mientras vi a los ojos al maestro. Estaba en medio de una explicación a una de las parejas, guiando sus manos, mostrándoles cómo ubicar los codos y como girar. 

En el mismo instante sentí que en mi cuerpo algo brillaba. Brad estaba causando eso... y no estuvo tan mal sentirme así. —Buen día —dijo parando de inmediato la clase. La música seguía sonando y sus pasos hacia mí fueron contundentes para el ritmo de mi corazón.

Todos sus alumno se fijaron en mi y me saludaron con sus sonrisas. —Buen día para todos —puede decir finalmente, antes de que la campana indicara que la clase había finalizado. 

Casi como temiendo por mi reacción sus estudiantes aguardaron a que su maestro diera una instrucción, ¿podrían irse o no? Cuando asentí él los dejó marcharse, teníamos un asunto muy importante que discutir. Por lo menos ese era el plan inicial.

 —Hola, ¿te encuentras bien? —la mezcla entre verlo y escuchar su voz repleta de un acento muy extraño me hizo sonreír. De alguna manera me hacía falta verlo, oírlo, estar a su lado. Había algo en su presencia que lo curaba todo.

Asentí y me acerqué hasta él. Estaba llevando una sudadera negra, una camisilla blanca y zapatillas. Su frente estaba brillante por el sudor y su cabello estaba algo despeinado. En su quijada y parte de su sien izquierda aun tenía raspones leves. —Muy bien. Veo que has sanado.

Me abrazó de la nada. —Mejor sí, mejor ahora que estás aquí. He querido verte desde que te fuiste en el hospital.

—Bueno... tienes claro el porqué lo hice —me separé de él—. Sabes que estoy con alguien más, que tengo una familia y que no puedo simplemente dejar que... dejar que esto pase.

Su rostro me mostró tanta tristeza que casi creí que iba a llorar allí frente a él. —A lo que estás llamando "esto" no surgió de la nada, Marie. ¿No crees que si "esto" está pasando entre nosotros tiene una razón de ser? —no supe qué decir ante aquella lógica. No tenía cómo defenderme ante eso. —Sé que tienes una familia y un esposo, pero eso no necesariamente significa felicidad, ¿lo sabes?

Tuve que mirar al suelo. —Sé a lo que te refieres, Brad. Pero... yo realmente no puedo hacerle esto a mis hijas, a Zayn. No tienes idea de todo lo que nosotros tuvimos que pasar para estar juntos...

Alzó mi rostro para que lo viera. —Tal vez todas esas trabas del universo se debe a que realmente no pertenecen el uno al otro.   

Eso era algo que no había pasado por mi mente. Tenía sentido, pero no del todo. Zayn y yo nos amábamos, y sin embargo allí estaba yo con un hombre diferente a mi esposo, poniendo sobre la mesa una situación compleja. 

—Marie... dime que no sientes nada; dime que no hay absolutamente nada entre nosotros y que yo me he inventado todo esto. Dímelo y me alejaré, me iré de la ciudad si quieres —la certeza con la que hablaba sugería que mi respuesta sería justo lo que él deseaba oír.

Lo miré a los ojos, claros y hermosos. Llenos de luz y de tantas cosas por decir. Quedé enganchada a él, sabiendo que me gustaba, que dentro de mí estaba causando mil sensaciones. ¿Sería posible que me estuviera enamorando nuevamente? ¿Es posible amar a dos personas al mismo tiempo? Las respuestas no las tenía en aquel momento y me limité a seguir a mis instintos. Esos mismos instintos que me hicieron acercarme tanto a sus labios que un beso fue la solución inminente. 

En mi vida había besado a Liam, Ed y Zayn, pero jamás había sentido una explosión en todo mi ser; era como si todo mi sistema estuviese ansiando besarlo, tanto que cuando finalmente sucedió todo fe luz, incandescencia, una conglomeración de estrellas. Sus labios no eran tiernos, o rudos o amables, NO. Sus labios eran todo un manjar, un platillo a la carta dispuesto justo a mi gusto. La compañía de sus manos en mi cintura y de la música que en bajo volumen aún sonaba, fue lo que me llevó a la gloria. Todo con un simple beso.

—Supongo que es la respuesta que esperabas...

—La única que necesitaba. "Esto" acaba de empezar, Marie y no pienso dejarte ir —dijo confirmándolo con un abrazo más fuerte a mi alrededor y sus labios de nuevo sobre los míos. 

***

Al llegar a la mansión descubrí que Zayn estaba allí. Amalia me explicó que había llegado y había subido directamente a la habitación de las niñas. Como buena esposa —que claramente no era— subí a ver cómo se encontraban. 

Mi corazón se enterneció en cuanto vi a mi marido jugando en la alfombra con mis hijas. Ellas sonreían en la forma en que podían mientras él hacía voces y cantaba entrecortadamente. Es lo más tierno y hermoso que he visto jamás. Cuando notó mi presencia me sonrió y me tendió la mano para que jugara con ellos. Me negué y se levantó del suelo rápidamente.

—Querida Señora Malik, me haría el favor de venir a jugar con sus hijas —su sonrisa era blanca y perfecta. Per-fec-ta. 

—Primero se saluda, señor Malik —se rio y me tomó por las caderas acercándome a su cuerpo. Sus labios se pegaron a los míos y de inmediato sentí calor, llamas por todas partes, llamándome para caer a sus pies. Me besó como lo hacía cuando deseaba provocarme, cuando estaba feliz y sólo quería estar a mi lado. 

Se separó por mera necesidad de aire. —Hola cariño —me guiñó un ojo y volvió junto a las niñas—. Creo que estas chiquitas sólo necesitan cenar y estarán dormidas en un santiamén.  

 —Mamá a la orden —dije recuperándome de su arrebatador beso. —Me gustaría bailar un poco más tarde —era verdad, necesitaba desahogarme en mi refugio, mi sala de espejos.

Zayn asintió y levantó a Kara, luego yo levanté a Ana. —No te tardes. Estaré esperándote en la habitación —un guiño más, un corto beso lleno de promesas y salió tras dejar a nuestra hija en su cuna. 

Lo que no esperaba era que esa noche en vez de relajarme, me llenara la cabeza de mucho más fuego. De mucho más Malik.

Si las decisiones fueran fáciles, la vida sería tan aburrida.

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now