Votos matrimoniales.

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Alargo cada paso lo más que puedo. Realmente no deseo encontrarme con Vivian en este momento. Almorzar con ella parece la peor de las ideas ahora que creo que sabe lo que está pasando entre Zayn y yo. Respiro pesadamente y diviso a lo lejos a mi amiga con su celular en la mano y una agenda abierta a su costado. Si ella me está por hacerme la vida imposible durante la próxima media hora, tengo la satisfacción de que el dejarla a cargo de la academia es una venganza pequeña con todo lo que tiene que hacer.

Saludo a la mujer y tomo asiento frente a ella. Empecemos el cuestionario. –Dime que está lista la presentación de maestros o enloqueceré.

–Es un placer verte a ti también... –bufo observando el menú. Frunce el ceño y me pide la confirmación ya que está validando por décimo quinta vez que los itinerarios estén correctos. Asiento y me dejo caer en la silla.

Gracias a alguna divinidad tecnológica deja su celular de lado y decide poner toda su a tención en mí. Casi puedo escuchar el "escúpelo de una vez" que está por decir. Busco fuerzas donde no las tengo y me decanto por decirle la verdad, ahorrarme un sermón y un cuestionario completo. Esta mujer es imposible, y más aún cuando se trata de cualquier cosa relacionada con mi vida personal.

Desde que estudiamos en Julliard y uní mi vida a Zayn por segunda vez, ella ha estado alrededor de nosotros. Siempre pendiente, siempre pidiendo sobrinos, o más chispa o menos chispa. Sugiriendo qué es lo que debemos hacer en nuestra relación, incluso cuando su opinión no era necesaria o requerida. No hay forma de zafarse de ella. Es algo así como la madrina de lo que sea que Malik y yo hemos tenido.

Inicio con la narración comentándole sobre aquella llamada que mi esposo recibió y que yo contesté, aquella donde una mujer le llamaba "Cariño". Su expresión no se altera ni un poco mientras continúo con el accidente de Brad y cómo le besé en el hospital.

–Tienes buen ojo. Lo de Brad realmente no me sorprende –evito molestarme por el comentario o lo que sea que ha querido decir.

Una mesera toma nuestra orden rápidamente y se aleja de la sala de confesión en la que esta mesa se ha convertido. Seguidamente le cuento lo que sucedió en la oficina de Zayn, lo que vi y lo que hice con Brad en la sala de espejos, justo antes de que mi marido nos descubriera.

Antes de que pueda dar su opinión/veredicto sobre el tema llega nuestra comida y nos dedicamos por siete largos minutos a devorar lo que tenemos en frente, cada una pensando en lo que se dirá a continuación. Probablemente me apoye en la cuestión del divorcio, ya que es lo mejor para los dos, y eso sería lo mejor que podría pasarme puesto que las palabras alborotadas en mi cerebro no verán jamás la luz.

Finalmente rompe el silencio. –Pienso igual que Zayn. No deberían divorciarse –el trozo de carne en mi boca decide seguir derecho por mi garganta, provocándome la tos más sonora de mi vida. –Es verdad... No entiendo por qué has tomado esa estúpida decisión.

–¡Porque me engañó! ¡Estaba besándose con su secretaria en MI casa, bajo NUESTRO techo! –subo la voz más de lo que deseo. La etiqueta de dama ha desaparecido de mi vocabulario por ahora.

Se encoje de hombros. –¿Acaso no hiciste tú lo mismo con Brad? –la pregunta no sólo me ofende, sino que me duele profundamente.

Esperaba que se pusiera de mi lado y entendiera la situación desde mi punto de vista. Evidentemente me equivoqué. Mi amiga parece ya no merecer el título. Respiro agitadamente y de la nada tengo la impresión de que las bases sobre las que he crecido como mujer se caen y las paredes del lugar donde me encuentro se encojen.

Niego dejando los cubiertos sobre el plato. Estoy lista para marcharme si ella llega a decir algo más. –Esperar que lo entiendas es improbable, Vivian. Lo que él y yo teníamos está roto.

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now