Sombras en los espejos.

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Dulces caricias en mi cabello me despertaron. Las suaves manos de mi esposo estaban en mi cabello moviéndolo y enroscándolo en sus dedos. Me giré para verlo, estaba sentado con la espalda apoyada en el cabecero de la cama luciendo sus tatuajes con una sonrisa mañanera.

-Buenos días, señora Malik -no entendía por qué estaba comportándose como si no hubiésemos discutido la noche anterior, pero la verdad es que no me importó.

Por una parte estaba acostumbrada a los cambios de humor de Zayn, y por otra no iba a darme el lujo de arruinar una de esas pocas mañanas en las que tenía el privilegio de despertarme y encontrarlo a mi lado.

-Buen día, cariño -me abracé a su torso y le di un beso.

-Discúlpame por no estar ayer allí contigo y con las niñas... -la alegría de un segundo atrás se había desvanecido y ahora se veía abatido. Bipolar Malik.

-No hablemos de eso, ¿quieres? -le di un beso más y lo sentí sonreír.

Debía aprovechar cada segundo mientras no tuviera que irse. -¿Qué quieres hacer hoy? -me preguntó en un susurro sobre mis labios. Si estaba haciendo esa pregunta era porque milagrosamente tenía el día libre. ¡Por fin!

Para ser sincera, si no hubiese sabido que tener relaciones podía hacerles daño a las niñas, mi respuesta hubiera sido clara y directa. Lo deseaba como a nada en el mundo, pero debía contenerme y ser buena madre.

-Después de que estés aquí todo el día, no me importa lo que hagamos -respondí sonriendo.

Tras una muy merecida hora de caricias, besos con los que Zayn me compensó y el reflejo de mi rostro en sus ojos, nos levantamos de la cama y fuimos a desayunar.

-¡Panquecas! -exclamó mi esposo. Si a alguien en el universo le animaban las panquecas, ese era Zayn.

Según él le traían buenos recuerdos, ya que él mismo había preparado panquecas en nuestro primer desayuno, a eso de las tres de la mañana, en uno de esos días en que vivíamos en el Reino Unido y éramos más jóvenes.

Amalia estaba dichosa al vernos desayunar juntos entre risas y besos. Yo no podía negarlo, lo amaba con mi vida, así como sabía que él lo hacía. Todo había cambiado cuando ese chico problemático entró en mi clase de matemáticas, puso mi vida patas arriba y me hizo la mujer más feliz del mundo, ¡todo al mismo tiempo!

-¿Qué quieren que les prepare para el almuerzo? -preguntó el ama de llaves mientras Zayn le devolvía nuestros platos vacíos con leves rastros de miel.

-Sorpréndenos -dijo antes de tomarme de la mano y empezar un tour por la casa.

Había decidido que yo decía "este lugar" en vez de "nuestra casa" porque no conocía toda la mansión, lo cual era cierto. Accedí a reconocer mi casa, las habitaciones y espacios entre las sombras que no tenía idea que existían. Resultó que teníamos un gimnasio, un sótano adecuado como sala de juego y una habitación adecuada como cinema. Si me estaba aburriendo en casa era porque no sabía lo que poseía.

-¿Cómo es que pagaste este lugar? -la duda estuvo rondando mi cabeza por días, pero con el paso del tiempo la había olvidado.

-¿Quieres que te responda que lo hice con el dinero de mi familia o con lo que he ganado con mi música? -se rió sosteniéndome lo más cerca de su cuerpo que nuestras hijas permitían.

Nos vi reflejados en uno de los espejos de la habitación en la que estábamos. Éramos una pareja a punto de traer vida al mundo estando enamorados hasta los huesos. Lo creía, realmente lo creía.

Me arrastró fuera y cerró la última puerta del recorrido. -Claro... siempre olvido que eres asquerosamente rico -nos reímos ya que cada vez que recordaba que él había nacido en cuna de oro, lo molestaba con su "asqueroso dinero".

Forever Troublemaker. [Terminada]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant