Relaciones únicas.

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Faltaba sólo un día más para que llegara mi esposo. Sólo uno.

Me desperté temprano, desayuné con mi mamá y me preparé para quedar en sus manos por el resto del día. Ella, como buena abuela, decidió que ir de compras sería lo mejor para pasar un rato juntas. Aunque, las compras no eran precisamente para nosotras, eran para las niñas.

–Me siento culpable por no haberles comprado nada antes, así que ahora les compraré todo lo que quiera –me decía mientras tomaba su bolso y sus llaves del auto.

Me despedí de papá, que estaba leyendo el periódico en la sala de estar y la seguí. –Voy tener que pagar mucho peso extra en cuanto regrese a casa –me reí por lo bajo al pensar en la cara de Zayn en cuanto viera mi equipaje. Más de la mitad de mis maletas serían para nuestras hijas.

–Siempre pueden dejar un poco de ropa aquí, para cuando vuelvan –subimos al coche. –Porque van a volver más seguido, ¿no es así? –sabía que ese leve reclamo por olvidarles llegaría.

–Por supuesto mamá, vendremos más seguido. Te lo prometo –susurré sonriéndole.

Encendió el auto. –Más les vale. Si no me tendrán en su humilde mansión pasando más tiempo del que tu esposo aprobaría.

Tuve que reírme. Si mi mamá se quedaba en la mansión sin duda Zayn se comportaría… los primeros días; después de un tiempo ya no lo soportaría. Así sucedió la única vez que mis padres fueron a visitarnos a América. Malik y yo llevábamos poco más de tres meses casados, vivíamos en la casa de los suburbios en New Jersey y todo iba marchando bien.

Mis padres se quedaron por un mes completo. Mi señor problemático no tuvo inconvenientes al comienza, pero después de la segunda semana estaba al borde de colapsar. Yo salía mucho con mis padres, les dedicaba mucho tiempo y estaba abandonando –ligeramente– a mi esposo.

Como él no iba a permitir tal cosa –porque yo era sólo suya– hizo una pataleta una de las noches en que mis papá salieron solos a cenar. “No me molesta su presencia, me molesta que no estés conmigo”, era lo único que decía caminando de aquí para allá. Era de esperarse que durante la estadía de mis padres no tuviéramos nuestros encuentros nocturnos, por respeto a ellos que estaban en la habitación contigua.

Aquella noche –después de que discutiéramos hasta terminar besándonos como locos–, me recordó que al él no le importaba quién estuviera cerca o el respeto, yo siempre sería suya. Cualquier momento o lugar. Ese es mi Troublemaker. Fue una noche… sensacional.

–Mamá, sabes que sólo necesita su espacio…

–No cariño –me interrumpió–, lo que él quiere es tenerte sólo para él. Es un poco egoísta, ¿no crees?

–¡Mamá! Es mi esposo del que estás hablando –yo me había casado con él y sabía lo que el paquete Malik contenía; un sobreprotector, egoísta y sexy cantante de fuego.

Se rio. –Ya sé, pero no has pensado en cómo será con las niñas. ¡No las dejará solas un segundo! Y a ti te quitara tiempo con ellas, “porque eres sólo de él”.

–Es la peor imitación de Zayn que he escuchado –me reí a carcajadas–. Además, ¿Por qué de repente mi esposo tiene defectos? Pensé que lo querías…

Fue muy mala idea tentar a mi madre en contra de mi marido. Muy mala idea. No dijo palabra hasta que, después de estacionar, subimos en ascensor hasta las entrañas del centro comercial. De haber sabido lo que estaba por venir hubiera comprado un paquete completo de pañuelos.

Y no es que mi madre fuese a llorar. No, no, no. Era yo la que estaba por convertirse en una fuente inagotable de agua salada.

¿Cómo fue que pasó? Con una sola pregunta de los labios de mi progenitora. –¿Crees que no me doy cuenta de que algo no va bien?

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now