Amada.

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Me tardé un poco más de lo que esperaba en alimentar a las niñas así que Malik volvió a buscarme. Lo vi de pie en la puerta de la habitación, viéndome detalladamente mientras alimentaba a Kara. Sus ojos brillaban y su sonrisa hacía que todo el conjunto de su presencia fuera una dicha completa para mis ojos.

–Cómo cambia la vida... ahora mis hijas disfrutan de algo que yo solía tener sólo para mí –ese era un comentario muy típico de parte de él, y me causó gracia siendo honesta.

En cuanto la bebita finalizó la dejé junto a su hermana. Ambas aún tenían una hora más de actividades antes de ir a dormir. Amalia se encargaría por esa noche de darles un baño y ponerlas a dormir, por lo menos eso fue lo que me dijo Zayn.

–Bien, ahora puedo dedicarme a bailar –dije pasando a su lado, encaminándome hacia el estudio.

Él me detuvo por la cintura. –No prefieres ir a la cama conmigo...

Era muy tentador, pero necesitaba sacarme todo lo del día de encima. –Dame treinta minutos y seré toda tuya, ¿sí?

Asintió y me dejó ir. ¿De verdad era toda suya? Sí, lo era y quería serlo, pero con todo lo que estaba pasando con Brad las dudas estaban nublando mi pensamiento. Incluso estaba empezando a plantearme algún mal sicológico ya que realmente no era posible que estuviera enamorada de dos personas.

***

Mover mi cuerpo realmente estaba ayudándome. Cada uno de los giros, los golpes, las caídas en el piso de madera y los diferentes ritmos de la música estaban haciéndome sudar lo que me preocupaba. En mi mente empezaba a ver la solución a todo; empezaba a aclarar mis pensamientos, ponerlos en orden y priorizarlos.

Me encontraba diseñando mi plan de acción de allí en adelante cuando vi detrás de mí a través de los espejos a Zayn. Estaba sin camiseta, con todos sus tatuajes haciendo sombras en sus brazos atados tras su cuerpo, una sudadera negra y descalzo. De inmediato me detuve y me giré a verlo.

–Hola...

–Ha pasado más de media hora Señora Malik. Quise venir a ver si ya te place mi compañía –pasó sus brazos adelante y vi que traía una manta, la manta de nuestra cama. –Es una cama fría si no estás.

Seguramente mis huesos desaparecieron porque sentí que me derretía. Caminé hasta él y me amaré a su cuello sintiendo que el plan que había estado trazando minutos antes podría funcionar. Sus brazos me acogieron de inmediato y me sentí arder de nuevo.

Las manos de mi esposo estaban reclamando cada centímetro de mi piel al que podrían llegar. Mi sangre se convirtió en lava y pronto el deseo brotó y nos cubrió. Nuestros cuerpos cedieron hasta terminar sobre la manta en el suelo de madera del estudio. Las prendas fueron desapareciendo una a una, siendo remplazadas rápidamente por caricias y besos. Nuestras respiraciones empezaron a ser más entrecortadas y nuestras sombras en los espejos se fundieron en una sola.

A nuestro alrededor el mundo dejó de importar, los espejos reflejaron nuestros movimientos acompasados, las paredes guardaron nuestros secretos y la manta fue testigo una vez más de la pasión que emanábamos él y yo. Desde que me enamoré de Zayn no había tenido quejas respecto a una sola cosa, y eso era las relaciones. Jamás me había sentido incómoda, insatisfecha o inferior a él. Muy por el contrario, tenía la sensación de ser venerada en cada ocasión.

En algún punto llegué a pensar que después de tener a las niñas dejaría de percibir las mismas sensaciones, y eso me asustaba, pero no fue así. De hecho, todo parecía ser mucho mejor. Pleno y completo.

***

La última vez que me había sentido tan amada se escapaba de mi mente. Zayn había transformado un día de preocupaciones y locura en una noche perfecta. En ese momento se encontraba descansando su frente contra la mía, aprisionándome con su peso contra el suelo de madera apenas cubierto por la manta. Recién acababa de regalarme las estrellas y nuestras respiraciones empezaban a tener un ritmo normal nuevamente.

–Preciosa... –estaba agotada, él me había dejado agotada, pero abrí mis ojos para verlo–. No logro cansarme de esto, de nosotros –dijo apartando un mechón de cabello de mi rostro–. No me canso de amarte y de estar así –movió sus caderas sugerentemente con una sonrisa en su rostro–. ¿Qué tienes Marie Malik que me haces adicto?

Amo a este hombre. No hay duda.

Pasé mis manos por su rostro y mis dedos por sus labios, venerando al magnifico hombre con el que me había casado. –Es amor lo que te hace adicto, y me hace adicta a mí también –susurré antes de besarlo castamente.

–Bien, entonces no dejes de amarme –sentí a mi conciencia jalándome las orejas mientras Zayn besaba mi rostro y mi cuello con calma–. Ya sabes lo que le pasa a un adicto privado de su droga –ambos sonreímos.

¿Qué podría pasarle si me perdiera? ¿Qué sería de mí sin él? ¿Sin su amor? ¿Estaba dispuesta a sacrificar todo eso por Bradley? La respuesta a cada pregunta fue resuelta ese mismo fin de semana, en la fiesta de nuestras hijas.

�R�eSzT�.K

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now