Nunca Sere Tuya

8- Confesión

Salí de las garras de Briana y fui hacia la casa de mi abuela para que me diera mis maletas.

-Abuelita, la niña mas linda esta aquí- dije con voz dulce e inocente.

-¿Donde esta?,¿ sigue en el auto?- dijo buscándola

-Ja- ja- ja- fingí una risa sarcastica- ¿Tu tienes mis maletas?

-Sip, y tu ropa es muy corta y desapropiada.

-¿Estuviste husmeando en mis cosas?

-Esta aburrida, ¿Que querías que hiciera?

-Olvidalo, damelas para ir con Evan.

-Espera, yo también voy.

Súper ahora también la bruja va.

Subimos a mi auto y conduci hasta la manada.

-Hola chicos- Dijo la abuela a los dos rudos porteros los cuales le dieron una tierna sonrisa y nos abrieron la puerta.

Hicimos el mismo recorrido de antes, vivir aquí tal ves no es tan malo,
pero vivir aquí con Evan es mi muerte.

Apenas Evan abrió la puerta la abuela se tiro a sus brazos como si no lo hubiera visto en un mes mientras que a mi me recibe con una mueca de desagrado.

Ahora me siento mas indignada que nunca, como a el si lo recibe bien y a mi apenas y hola me dice.

-Hola Evan- Decidí interrumpir su momento con mi aguda voz y una gran pero falsa sonrisa.

-Lindsay, no sabes que gusto es tenerte aquí, en mi casa.

Pues no es mutuo.

-Y yo estoy tan pero tan agradecido de que me hayas recibido.

Si, claro, como no.

-Entonces pasa, tu nueva habitación es la segunda con la puerta en tono mas bajo.

-Enserio, te lo agradezco tanto.

Me di la vuelta y quite la horrible sonrisa falsa que amenazaba con partir mi rostro o al menos entumecer mis mejillas por un buen tiempo.

Subí las escaleras y entre al cuarto que me indico.

Es muy lindo, una habitación acogedora de un color lila extremadamente bajo.

Visualice una gran pared donde pondría mis posters del sexy de zayn, Robert pattinson y mi pequeño bebé Louis.

Hay un gran ropero de madera en el que bien podría ir a Narnia o solamente guardar toda mi ropa.

Una pequeña cama individual con muchos peluches mirándome fija y amenazadoramente se encontraba frente a mi gran entrada hacia Narnia.

Y al último un pequeño escritorio con un par de libros interesantes de vampiros, ángeles caídos y cazadores de demonios los cuales me llamaban a leerlos muy tentadoramente.

Comencé a acomodar toda mi ropa en aquel gran y viejo ropero no sin antes intentar ir a Narnia lo cual no me funcionó.

Pegue todos mis postres los cuales eran demasiados y coloque todos mis pequeños recuerdos y objetos personales en el escritorio.

Al ver una foto no muy vieja de todos mis amigos conmigo me entro la melancolía, no soporto estar sin ellos, siento que me han quitado una parte de mi la cual se que no volverá.

Después de un largo tiempo decorando, organizando y personalizando con gran estilo lo que ahora es mi nuevo cuarto baje a la pequeña sala donde ya no se encontraba la bruja de mi abuela, sólo Evan viendo una película vieja en la televisión.