Capitulo 18

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Capitulo 18

Narra Malú

Pizza o ensalada. Esa era la duda que ahora mismo hacia olvidarme de las otras preocupaciones de mi cabeza. Domingo por la noche, después de cuatro días sin saber nada de Vanesa me dispongo a pasar otra noche sola. Y quizás la más difícil. Sé que mañana ya estará de vuelta, o quizás esta misma noche volvería, ¿y si ya estaba aquí? No sabía cómo actuar después de todo lo pasado, y mucho menos después de estos días. Le tengo que contar que he vuelto a la banda, que Jorge parece que ha entendido que podemos ser amigos, y aunque parezca raro he visto un cambio en él. Tengo ganas de llamarla, de olvidarme de todo y sentirla cerca. Cogí mi móvil y busqué sus mensajes, nunca los había borrado, los leía y releía una y otra vez. Hasta que el timbre me sorprendió, y noté como alguien pasaba una nota por debajo de la puerta. La abrí rápidamente y no vi a nadie, me giré y cogí el papel del suelo, y empecé a leer.

'Qué fácil fue llamar mi atención, dejarme llevar desde mi rincón...'

Y de repente oí una guitarra, y me giré. Ahí estaba, de pie frente a mí, en la puerta de mi casa. Me sonrió y empezó a tararear.

'... Luego por sorpresa, una noche sin pensarlo coincidimos ahí de nuevo y como nos miramos, de nuevo tan cerquita oír tu voz... Aquí y ahora, si pudiera te besaba ¡ay! aquí y ahora. Fundidos en abrazos ante el público. Viéndonos, perdiéndonos del mundo...'

No pude aguantar más dejé de oírla, y me acerqué a ella, le sonreí, cogí su rostro y la besé.

Narra Vanesa

Como había echado de menos sus labios. Nos separamos mirándonos a los ojos y sonriéndonos. Aparté de mí la guitarra dejándola en el suelo y la abracé.

-Te quiero... (Me susurró)

La separé para mirarla a los ojos, necesitaba decirle algo.

-Lo siento... El otro día dije que me estaba enamorando de ti, y no es así. (Se separó un poco de mí y yo le sonreí).

-Vanesa...

-Déjame hablar. Lo que quiero decir es que... Estoy enamorada de ti. (Volvió a sonreír y se acercó otra vez a mí) Si... Creo que lo estoy desde el primer momento en que te vi subida al escenario, cuando me robaste la cámara y te volviste loca. Me enamoré de tu locura, de cómo eres encima y debajo de unas tablas. Estoy enamorada de ti. Y quiero... quiero que esto funcione.

-Yo estoy convencida de que funcionará. (Añadió mientras me acariciaba el rostro y clavaba su mirada en la mía).

-Será difícil... Y tendrás que tener mucha paciencia conmigo... (Reí)

-Y tú conmigo... piensa, que es la primera vez que me enamoro de verdad...

-¡Uy! Y de una mujer...

-(Rió) De la mejor mujer...

Y volví a besarla. Decidida. Y con más ganas que nunca. Cerré la puerta con mi pie, y me llevé a Malú al centro del piso y me quitó la chaqueta. La guerra de los besos había empezado. Ahora era ella la que llevaba el mando y me guió hasta su habitación. Me tiró a la cama, y se quitó su camiseta, sonriendo, esa sonrisa que me daba vida. Y yo sonreí mientras mordía mi labio inferior pidiéndole más. Y así lo hizo, se sentó a horcajadas y empezó a moverse. Bajo su torso para pegarse a mí, y junto su cara con la mía. Me besó los labios, mi mejilla, mi oreja, y gemí, el cuello, y chillé.

-Me encantas... (Y volvió a besarme y sonreí mientras lo hacía).

Mi camiseta le sobraba, así que hizo lo propio y me la quitó. Repartió besos por mis pechos, por mi abdomen y cuando bajó más me miró, le sobraban mis pantalones. Pero antes de que hiciera nada, me giré y fui yo la primera que se los quitó a ella. Mientras besaba su cuello, el botón desapareció, mientras besaba sus pechos, la cremallera bajé. Besé y mordí sus muslos, me giró y mis pantalones desaparecieron, sin cuidados, sin vergüenzas, con ganas. Igual que mi ropa interior, primero mis pechos al descubierto, junto con los suyos, y luego la prenda más intima.

-Te quiero, Malú.

Le susurre mirándole a los ojos, y ella sonrió, le brillaban los ojos como nunca, y así mirándonos llegamos a gritar nuestros nombres mientras nuestras manos jugaban con nuestra zona más profunda.

-Vanesa.

-Dime...

Estábamos aun tumbadas en la cama, respirando la una de la otra, en calma, ella en mi pecho y yo acariciando su espalda. Recuperándonos de la pasión vivida en esa habitación, del querer y poder que nos tenemos.


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¡¡Muchas gracias por leerme!!

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Tras la sorpresaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt