Capitulo 31

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Capitulo 31

Llegamos a casa después de un buen rato en la playa, entré con las maletas, saludé a mi padre y Alba se fue hacia su habitación, yo cogí y me fui a la cocina. Ahí me encontré a mi madre acabando de hacer la comida, sonreí.

-¡Qué bien huele!

No contestó, y me pareció algo raro en ella. Me acerqué y le pregunté si podía ayudarle en algo, pero tampoco obtuve respuesta.

-¿Pasa algo? (Silencio) ¡Mamá!

-(Se giró) ¿Tú ves normal que la primera vez que viene tu chica a casa la dejes sola?

-Yo...

-No, no es normal (contestó ella seria y interrumpiéndome)

-¿Dónde está? (Pregunté con miedo)

-La he acompañado a su cuarto.

Respiré aliviada, por un momento pensé que se había ido. La primera vez que traigo a Malú a casa de mis padres y la dejo sola ante el peligro, ¡fantástico! Subí rápido las escaleras para ir a la planta donde se encuentran las habitaciones, segunda puerta a la derecha. Ahí estaba. Llamé a la puerta, y pasé con cuidado.

-¿Malú?

No había ni rastro de ella, su maleta aun seguía abajo, en la entrada, ya que la entré cuando volví de la playa con Alba. Me quedé ahí quieta, cerré los ojos y volví a imaginar que ya no estaría en casa. La había cagado. Me senté en la cama y escondí mi cara entre mis manos.

-¿Estás bien?

Levanté mi cabeza y me giré hacia la puerta. Me levanté rápido y la abracé.

-Lo siento mucho... (Le susurré) Lo siento, lo siento.

-Vane, tranquila. (Dijo separándose de mí)

-¡Joder! Tenia que estar a tu lado mientras conocías a mis padres y... Yo... Lo siento.

-(Sonrió) Tienes suerte de tener una novia maravillosa que entiende que tus amigas son muy importantes en tu vida... ¡Qué si no!

-(Sonreí y le acaricié su mejilla) Lo siento...

-¿Y Alba? (Preguntó dejando la sonrisa a un lado)

-Bueno... No será fácil, pero lo conseguirán.

Sonreímos, me acerqué a sus labios pero dio un paso atrás, dejé de sonreír y me la quedé mirando.

-¿Porqué...

-Estás castigada. ¡Por dejarme sola ante el peligro!

Puse pucheros y le hice ojitos, conseguí que se riese pero nada más. Me lo merecía por dejarla sola, tonta de mí. Así que decidí subir las maletas, dejé la suya en su cuarto, y la mia en el mio. Alba bajó para ayudar a mi madre, cuando llegué al comedor me encontré a Malú y Francis en el sofá mirando fotos.

-¡Francis!

Corrí hacia ellos y les quité el álbum.

-¡Eh! (Rió Malú) ¡Que estás muy mona!

Abrí el álbum y ahí estábamos mi hermano y yo correteando por nuestra playa, nuestro primer dia del colegio, mi comunión, sonreí al recordarlo y cuando me despisté noté como Francis me lo quitaba de las manos.

-Va, siéntate. (Me pidió)

Me senté al lado de Malú, y se quedó en medio de los dos, seguimos viendo fotos, al rato se unió mi madre recordando todos aquellos momentos.

-Mira, aquí estas con tu primera guitarra. (Comentó Francis)

-(Sonreí, y noté como Malú me miraba) ¿Aun la tienes? (Me preguntó)

-Bueno...

-¡Por supuesto! (Interrumpió mi madre) Voy a buscarla.

-Mamá, no hace falta...

Apenas había terminado de hablar cuando vi entrar a mi madre con la guitarra en sus manos, me la dio, le saqué de la funda y sonreí. La acaricié con nostalgia, hacia tanto tiempo que no la tenía en mis manos. Esa guitarra me acompañó mucho tiempo, y fue la primera que me llevé a Madrid, un día al volver a casa me la dejé aquí, así que tuve que comprarme otra, decidí tener dos. La antigua en mi casa, como un tesoro guardado por mis padres, y la segunda, como un guiñó a mi nueva vida en Madrid.

-Está igual (dije observándola).

-Tal como nos la dejaste (comentó mi padre detrás de mi y apoyando su mano en mi hombro)

-Dale, Vane... (Me dijo Alba sonriéndome)

Le sonreí, cogí aire y me puse la guitarra encima de mis piernas y en mis manos sus cuerdas.

- Casi te rozo, (miré a Malú encontrándomela seria, hice una pausa y le sonreí) he llegado dos minutos tarde, que caprichoso esta el tiempo que no seca y se recrea en tus ojos, me revuelvo en este riesgo que me engancha más (sonrió y me dejo llevar) porque casi te toco, y me tomé la libertad de hacer cometas solo a mi antojo, para llegarte por la espalda y descargarte los hombros, yo soplo fuerte para que puedas volar... cierro los ojos, imaginándote en mi cuerpo...

Y ahí estaba ella, atravesándome con su mirada, haciéndome grande, el silencio inundó la sala, la comida se enfriaba pero nos daba igual. Termine de cantar, me giré hacia mi madre que empezó a aplaudirme, vi que estaba emocionada junto a Alba, toque el ultimo acorde, me giré hacia el otro lado y mi hermano no me miraba, pero sonreí porque sé que estaba pensando en cómo hacer las cosas bien. Miré a Malú, y me susurro 'te quiero' entre aplausos, mi padre carraspeó disimulando su emoción. Reí, dejé la guitarra a un lado, y abracé a mi madre antes de sentarnos a la mesa.

Esta vez la colocación había sido diferente, excepto en una extremo de la mesa que siempre estaba guardado para mi padre, en el otro se sentó Francis, dejando espacio entre Alba que se sentó frente mi, a mi lado Malú y delante de ella mi madre. Empezamos a comer, reímos recordando y contando anécdotas del último viaje que hicieron mis padres, de las mil y una aventuras que le había pasado, pasábamos por el segundo plato cuando noté que la servilla de Malú caía al suelo, hice un gesto para cogerla pero me freno.

-Tranquila, (dijo mirándome) la cojo yo... (Me guiñó un ojo y le sonreí)

Cuando volvió a sentarse bien, cogí mi copa de vino para dar un sorbo cuando de repente noté una mano traviesa en mi muslo. Me sobresalté cuando sentí que iba directa al interior de ellos, miré a Alba que reía, luego a mis padres que no entendían nada, y a Malú que me miraba fingiendo que tampoco lo entendía.

-Voy... (Me levanté y miré mi camisa manchada de vino) Voy a lavarme la camisa.

Noté como seguían a lo suyo, y subí al baño de arriba, me quité mi parte superior mientras la dejaba a un lado.

-¡Joder Malú! (Dije en el aire al ver la mancha)

-Es parte de mi castigo...

Me giré y me la encontré apoyada en el marco de la puerta, sonriendo de medio lado mientras se mordía el labio. Y no pude controlarme, me acerqué a ella, una mano en su nuca y otra en la cintura, para que pudiera separarse de mí, y la besé con fuerza y esta vez no se apartó, cerró la puerta detrás de ella mientras yo la unía más a mi cuerpo.



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¡¡Muchas gracias por leerme!!

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