Capitulo 40. Nuestro final feliz

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― Y es por eso que corrí desnudo por el instituto.―dijo el castaño finalizando su relato.

Jose miró hacia el director y luego hacia su padre, su progenitor estaba con los brazos cruzados y muy callado, demasiado callado.

 ―¿Por qué en tu relato siempre salgo cocinando dulces?―preguntó su padre, Jose rodó los ojos.―Yo no estoy todo el día haciendo repostería.

― ¿Qué estabas haciendo cuando te llamaron? ―investigó Jose

―Pues estaba coci...¡eso no importa! Estoy aquí porque a mi hijo le dio por correr desnudo por los pasillos del instituto.―exclamó su padre con energía mirándolo severamente aunque enseguida relajó el rostro y se mostró tan afable como siempre.―¿Y se puede saber que te han hecho los pobres patitos para que estés empeñado en liarte a tiros con ellos?

Jose resopló con fastidio y rodó los ojos; lo peor de ser expulsado iba a ser tener que soportar a su padre a todas horas. Miró de reojo al director y lo vio sumido en sus pensamientos, cómo le recordaba ese hombre a alguien...

 ―Sabía que estabas enamorado de Nora, lo supe desde que os vi juntos bajo la lluvia.―comentó su padre en tono jovial guiñándole un ojo.

―¿Sabías que ella me gustaba? ¿Durante todo este tiempo?―preguntó Jose con sorpresa, su padre asintió y levantó el pulgar con emoción.

― Claro que sí, nada se escapa a mi ojo experto.―comentó su padre con alegría para sonreír con emoción.―Además, ya te he dicho un par de veces que eres igualito a mí cuando era joven; yo también era bastante despistado en el amor.

―Yo no soy igual a ti.―masculló Jose con irritación; ellos no se parecían, él no era un paranoico y no pensaba pasarse su madurez cocinando dulces a todas horas.

Su padre sonreía con felicidad mientras ladeaba la cabeza de un lado a otro. Jose suspiró, bueno al menos su padre se había tomado la situación con relativa calma; miró hacia el director con miedo y contempló como el hombre lo examinaba concienzudamente con las manos sobre la mesa.

 ― Entonces, puedo suponer sin temor a equivocarme que usted es el famoso padre que hace galletas.―dijo el director mirando a su padre que infló el pecho con orgullo antes de asentir.

― Mira Jose, soy famoso.―dijo su padre dándole un leve codazo en el brazo, Jose asintió y vio como a su padre le brillaban los ojos con emoción.

Genial, ahora sí que era verdad que nadie iba a moverlo de la cocina.

 ―Y por lo tanto tú eres "el roba-novias", tenías ganas de conocerte.―dijo el director pasando de estar tenso a tomar una postura más relajada, Jose se sintió extraño, ¿lo había llamado "el roba-novias"? frunció el ceño, ¿cómo conocía él ese mote? Así sólo lo llamaban los vecinos gemelos de Nora, ¿el director los conocía?

―¿Conoce a Mario y Miguel?―preguntó Jose, el hombre esbozó una pequeña sonrisa maliciosa.

―Son mis hijos.―declaró el hombre con total tranquilidad.

―¿¡Usted es el vecino de abajo?!―exclamó Jose poniéndose en pie, el director asintió y comenzó a reírse por lo que Jose avergonzado tomó asiento de nuevo.

―Sí, yo soy su vecino...―aseguró el director mirándolo fijamente con ojos brillantes.―Eres muy impulsivo, ¿lo sabías?

Jose asintió en silencio. Así que por eso ese hombre le parecía tan conocido, ¡era el padre de los gemelos demoniacos!

 ―Supongo que eso es bueno para Nora, ella es demasiado tímida.―dijo el director por lo que Jose lo miró sorprendido, ¿le estaba dando su visto bueno? El director se puso en pie y se asomó por la ventana.―Mmm... ¿qué debería hacer contigo?

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora