Capitulo 5

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Caminó por un pasillo siguiendo a un guardia mientras otro caminaba atrás de él hasta llegar a una puerta, en donde el guardia toco y abrió dejándolo pasar.

Entró solo pues los guardias quedaron afuera, pero después de que cerraron la puerta tras él, se quedo de pie sin saber qué hacer pues frente a él estaban sus padres, su madre vestida con ropajes hermosos que evidentemente se le habían proporcionado en el palacio, el rostro cubierto como correspondía a las mujeres casadas y junto a ellos, estaban los reyes, vestidos también para la ocasión y a un lado, sin poder faltar a la ocasión, estaba el príncipe.

-Ven aquí –dijo Dumbledore amable, extendiendo el brazo.

Draco reviso la habitación, era una habitación amplia, con un gran ventanal de donde colgaban unas cortinas de terciopelo rojo con ribetes dorados y estaban cerradas; pero lo que realmente le impacto fue una cama extraña un tanto alta que había en medio del cuarto.

Narcisa y Lucius se miraron por un instante, sumamente nerviosos por la reacción que pudiera tener su hijo, pero Draco ni siquiera los miró y finalmente caminó hasta el doctor.

-Bien –dijo Dumbledore dirigiéndose a los respectivos padres y príncipe ahí presentes- ahora damos inicio a la ceremonia de certificación de pureza; como es bien sabido, en estas ceremonias solo están presentes las madres y el médico que debe realizar el examen, pero en familias de muy alto nivel, como lo es la de los reyes, esto debe hacerse con ambos padres para confirmar la buena voluntad de ambos lados, los padres del doncel colóquense a mi izquierda... si, un poco más lejos por favor –añadió quedando Narcisa y Lucius a un metro de la cama- y usted majestad, a mi derecha –dijo a James- Alteza, a su lado por favor- dijo a Lily, quien se colocó a un lado de su marido- Príncipe Harry, a un lado de su madre por favor, de modo que quede del lado de la cabecera.

Nadie decía nada, pero todas las familias reales y de muy alta alcurnia hacían eso para evitar que los doctores se prestaran a tratos deshonestos y aceptaran "obsequios" para pasar por alto el "desliz" de la doncella.

En cuestión de minutos todos quedaron en sus posiciones, por lo que después se dirigió a Draco, quien lucía más pálido que un muerto.

-Recuéstate en la cama.

Draco lo miró y luego miró la cama no pudiendo evitar tragar en seco, miró a sus padres y vio la mirada suplicante de Narcisa; a todas luces evito mirar a los demás por lo que volvió a mirar la cama.

Harry en tanto lo observaba atento, sorprendido del gran cambio que la ropa había efectuado en él, ahora podía ver claramente las grecas de su rostro y le parecieron algo muy singular, incapaz de describir.

-Por favor –insistió el viejo medico tocándole un hombro.

Draco se mojo los labios resecos y obligó a sus pies a moverse; se subió a la cama con ayuda de un pequeño banco y se recostó; el médico le quitó los zapatos y colocó una sábana blanca sobre sus piernas; sin saber qué hacer con sus manos, puso su antebrazo en sus ojos mientras el médico hacía lo suyo.

Dumbledore levantó unos estribos a cada lado de la cama y colocó una de sus piernas en uno de ellos haciendo que su corazón comenzar a latir como loco; luego tomó la otra pierna y la colocó en el otro estribo dejándolo expuesto.

Dumbledore acomodo la sabana que había empezado a resbalar ocultado las piernas del chico y luego bajo una parte de la cama dejándolo casi con el trasero al vuelo haciéndolo sobresaltarse.

-Calma, con los pies en los estribos te sostienes tu solo y no caerás –dijo Dumbledore percibiéndolo.

Luego ante el espanto de Draco bajó un poco la sabana dejándola hasta los muslos ocultando apenas sus genitales ante la mirada atenta de todos.

El Fénix del ReyWhere stories live. Discover now