Capitulo 6

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-Por favor señor Malfoy ya son las seis de la tarde, ya el guardia tocó la puerta, salga ya –dijo Minerva tocando la puerta del baño.

-Ya voy.

-Eso lleva diciéndome desde hace diez minutos, los reyes son muy puntuales.

-Ese no es mi puto problema.

-Señor Malfoy, por favor...

-Ya voy.

Minerva espero un rato más a que el chico saliera pero lo que menos deseaba Draco era abrir esa puerta.

-Tengo que hacer algo, tengo que hacer algo... -pensaba Draco en el interior del cuarto de baño caminando de un lado a otro.

-Señor Malfoy ya son las seis con cinco minutos, enviarán por usted, ya salga por favor.

Draco miró sus manos y vio que temblaban, también se dio cuenta de que sudaba a mares, por lo que se quitó el turbante y se mojó el cabello.

-¡Señor Malfoy, un guardia esta aquí, debemos irnos ya!

-¿Quieres que abra la puerta? –dijo una voz de hombre.

-No hace falta, él ya va a abrir.... ¡señor Malfoy!

Apretando los dientes, abrió la puerta de un tirón.

-¡Por el profeta Merlín! –Exclamó Minerva con las manos en la boca al ver la facha de Draco- ¿Qué ha hecho con su apariencia? ¡Mojó los hombros de su casaca!

-Es hora, sígueme –dijo el guardia dándose la vuelta.

-¡No, debemos arreglarlo! –dijo Minerva.

-No hay tiempo, que se ponga el turbante en el camino, después de todo será la última vez que podrá salir con el rostro descubierto.

Esas palabras detuvieron en seco los pasos de Draco; dándose cuenta de eso, Minerva lo tomó del brazo hablándole suavemente al tiempo que lo animaba a caminar.

-No escuche nada de eso señor Malfoy, todo saldrá bien y pronto podrá ir a sus nuevas habitaciones a descansar.

-¿Nuevas habitaciones?... ¿no me quedaré aquí?

-Por supuesto que no, pero eso no importa –dijo ella omitiendo a propósito decirle que estaría en el área de las concubinas- sus padres están esperándolo, hágalo por ellos, vamos... mientras vaya colocándose de nuevo el turbante.

Caminando como autómata, Draco se dejó conducir por Minerva hasta llegar al salón, en donde un impaciente y nervioso príncipe y un enfadado rey lo esperaban.

-¡Son las seis con veinte minutos! –Exclamó James- ¡¿Dónde está su educación?!

-Querido, recuerda de donde viene, se paciente por favor.

Sintiendo como que flotaba, Draco no puso objeción cuando Minerva lo puso frente a la familia real.

-Vaya, que impuntualidad –exclamó James molesto viendo al mismo tiempo con agrado, el aspecto de Draco- puede comenzar.

Los padres de Draco se acercaron para tomar su lugar al lado de su hijo y entregarlo al príncipe como correspondía; el chico no dijo nada, estaba como en una especie de trance mientras sus padres decían quien sabe que cosas y le daban su mano al príncipe... ¿su mano al príncipe?

El Fénix del ReyWhere stories live. Discover now