Capitulo 9

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Cuando entró a sus habitaciones, Draco se tumbó de nuevo en el salón sintiéndose más deprimido que nunca; cada día le pesaba más el encierro, la vida nueva que ahora tenía y todo lo que conllevaba.

-Quiero irme de aquí... -musitó cerrando los ojos.

A la hora de la cena, ni siquiera quiso comer y pensó en decirle a Minerva que ni siquiera entrara con la comida, no comería, pero cuando tocaron a la puerta, quien entró no fue ella sino las dos concubinas.

-¿Qué sucede? –preguntó viéndolas entrar con una charola de comida cada una.

-Hoy cenaremos aquí –dijo Luna sonriendo traviesa.

-Millicent y Myrtle cuidaran a las niñas.

-Ellas insistieron, no pude hacer nada –exclamó Minerva entrando tras ellas sonriendo.

Las tres mujeres colocaron las charolas en la mesa para después sentarse como si nada.

-Anda Draco, cena con nosotras –dijo Pansy.

-Esto hacemos cada noche, a veces en las habitaciones de Pansy y a veces en las mías.

-¿Y en las de Bellatrix? –preguntó sentándose sin más remedio.

-¡Ah, ella es una arpía! –dijo Pansy.

-Pansy, por favor... -exclamó Minerva mientras servía té.

-No la reprimas –dijo Draco suspirando- suficiente tiene con estar aquí como para tener que cuidar lo que dice a cada momento.

-Gracias –dijo Pansy sonriendo- ¿pero por qué dices que suficiente tengo con estar aquí?... soy feliz aquí.

-¿Tú no lo eres? –preguntó Luna.

-Es evidente que no –respondio Pansy borrándosele la sonrisa poco a poco- lamento lo que dijo Bellatrix... es tan mala a veces.

-Anda, come –dijo Minerva sirviéndole un plato de estofado de camello.

-Gracias... -respondió desanimado.

-Pero lo que dijo es cierto ¿verdad? –Exclamó Luna- no eres feliz aquí.

-Entiendo que eras un soldado –dijo Pansy- pero esta vida también es maravillosa, cuidamos a nuestras hijas y atendemos a nuestro esposo, cumplimos la ley de Dios y damos honor a nuestras familias.

-¿Y nada más? –preguntó sin tocar la comida.

-¿Nada mas? –Repitió Pansy- no entiendo.

-Sí... ¿no deseas nada más?

-¿Cómo qué?

-Sí tengo que decirte que desear, es más que evidente que no deseas nada.

-Bueno ¿tú que deseas?

-Deseo ser libre... deseo poder elegir yo mismo la vida que quiero vivir.

-Pero eres un doncel –dijo Luna sonriendo mientras tomaba un trozo de pan- no puedes hacer eso, como nosotras no podemos tampoco, estamos sometidas a nuestro marido como Dios manda.

Draco exhalo un suspiro, era como querer explicarle como volar a una tortuga.

-No pienses que somos tontas tampoco –dijo Pansy mirándolo- dame un ejemplo más claro de lo que según tú, deberíamos desear.

-Muy bien –dijo enderezándose en su asiento- ¿han tenido orgasmos?

Luna casi se atraganta con el pan, por lo que Minerva tuvo que darle golpecitos en la espalda mientras Pansy se ponía de mil colores.

El Fénix del ReyWhere stories live. Discover now