Capitulo 8

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Después del baño de asiento se acostó a dormir y cuándo despertó, no escuchó nada fuera de la habitación, así que supuso que ya habían terminado, por lo que se levantó y abrió el armario para ver que ropa había ahí; todo lo que encontró era hecho con las más finas telas y babuchas de muchos colores, pero deseo más que nunca vestir sus túnicas negras de caballero del desierto y sus duras botas de cuero; pero sin más remedio eligió unos pantalones azul turquesa y una túnica de color blanco, y sabiendo que no volvería ver la calle durante mucho tiempo no se hizo un turbante tampoco, así que se vistió y salió de la habitación encontrando todo limpio y en orden y comida en la mesa; sabiendo que había sido Minerva quien la había servido, se sentó sintiéndose mucho mejor.

-Vaya, después de todo tenía razón con ese baño de asiento, aunque aun duele... -pensó haciendo gestos mientras se sentaba despacio.

Cuando terminó, se dedico a mirar la habitación esta vez con detenimiento y luego se acercó a la ventana al escuchar risas de niños; abrió la cortina con discreción y vio a tres niñas pequeñas jugando entre sí.

-Deben ser sus hijas –pensó viendo a dos mujeres bordando mientras platicaban.

Cerró la cortina y luego se dio la vuelta mirando a todos lados... ¿y ahora? ¿Qué hacen los concubinos además de dejarse coger?

-Creo que me voy a morir de aburrimiento.

Sintiendo que el día se le hizo eterno, dormitó en el sofá, en la cama y de nuevo en el sofá, llegó la hora de la comida, minerva se fue dejándolo solo de nuevo hasta que siendo ya las ocho de la noche, la puerta se abrió dejando pasar a su ya oficialmente marido.

-¿Cómo te sientes? –preguntó viéndolo tumbado en el sofá.

-¿Y acaso te importa?

-Por eso lo pregunto –respondio detestando al rubio.

Draco se alzó de hombros sin decir nada.

-Bien, mientras más pronto termine, mas pronto me voy –dijo Harry caminando hasta la habitación.

-¡Espera! ¿A dónde vas? –exclamó enderezándose de prisa.

-A la habitación por supuesto.

-Sí, ya vi ¿pero para qué, piensas dormir aquí?

-¿Dormir? –Repitió desabrochándose la túnica- cuando acabemos sí.

Draco entro de prisa tras él viéndolo quitarse la túnica quedando con una camisa delgada debajo.

-¿Vas a montarme otra vez? –preguntó horrorizado.

-Obvio –dijo mientras se quitaba los zapatos.

-¡No!

-¿No?

-¡Claro que no, anoche casi me muero!

-Por favor, no te ibas a morir –respondió rodando los ojos.

-¡Pero sentí que sí!

Harry ya no contestó, solo se desabrochó el pantalón y se lo quitó sin prestar más atención a Draco, quien vio las largas piernas y el firme trasero de su marido, y lo hubiera apreciado de no ser por que justamente eran de su marido.

El Fénix del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora