Capitulo 7

12.2K 1.2K 655
                                    


.

-Es porque es un doncel –pensó mirándolo entrar a la habitación- se puede coger a un doncel y está bien... el libro sagrado...Dios y Merlín dicen que está bien...

Draco entro y se cruzó de brazos mirándolo altivo, con toda la dignidad que el ojo morado que tenia podía darle y Harry lo miró con una ceja alzada... con el ojo que estaba bajo esa ceja, morado también.

-Ven –dijo Harry descruzando los brazos.

-¿Para qué?

-Solo ven –respondio alzando la cara al techo y suspirando.

-Aquí estoy bien.

Negando con la cabeza, Harry comenzó a desabotonar su camisa y a quitarse las babuchas con los mismos pies, luego se quitó el pantalón mientras Draco sentía las palmas de sus manos empaparse en sudor.

-Ya coloqué el paño en la cama –dijo Harry sentándose en la cama mientras se quitaba el pantalón.

Al oír eso, Draco dio un paso hacia tras que paso inadvertido para Harry; no recordaba el dichoso y ridículo paño.

-Bien –dijo el moreno cuando termino y se levantó para mirarlo mientras quitaba la sabana dejando al descubierto un paño de lino de un metro por un metro de color blanco, con encaje en la orilla.

Draco lo miró y se quedó congelado mientras Harry lo miraba.

-Quítate la bata –dijo percibiendo el nerviosismo en el rubio.

Los brazos de Draco no se movieron mientras sus ojos seguían fijos en la cama.

-¿Quieres que te ayude?

-No –respondio de inmediato.

Harry permanecía en calzoncillos, ropa interior que no le quedaba nada mal pues era como un pequeño short ajustado de color negro, pero el rubio no estaba para admirar nada de eso.

-Bien –dijo recargando su trasero en el buró y cruzándose de brazos nuevamente mirando al suelo en una clara actitud de espera.

Draco lo vio y supo que no podía quedarse así, así que descruzó los brazos y comenzó a desatar su bata y cundo lo hubo hecho, se dio la vuelta y tragando en seco la dejó caer al suelo.

Harry lo miró y por fin pudo ver totalmente desnudo el cuerpo del doncel; el cuerpo del ex caballero del desierto tenía cicatrices, recuerdos de batallas en donde no salió indemne, pero fuera de eso lo demás era perfecto... recorrió sus hombros, su espalda y más abajo sus caderas, sus nalgas redondas y hermosamente carnosas... luego esas largas piernas... y sonrió satisfecho de que su concubino fuera grato a sus ojos... hermoso y virgen, él iba a ser el primero en yacer en su lecho y en entrar en su cuerpo.

-Date vuelta.

Suspirando evidentemente, Draco se dio vuelta mirando a otro lado, menos al frente mientras sus brazos se volvían a cruzar sobre su pecho; Harry entonces pudo ver su sexo... su rubio vello rizado era un poco más oscuro que su cabello y su pene flácido, evidentemente desanimado era de un hermoso color claro, al igual que sus testículos.

-Tranquilo, acuéstate en la cama.

Haciendo como que nadie hablaba, Draco se sentó en la cama y luego se recostó en la orilla, con la espalda recargada en la cabecera.

El Fénix del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora