Capitulo 31

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Harry iba caminando con Scorpius ya más tranquilo con el juguete que le había dado Pansy para morder, por lo que decidió recorrer el palacio más que nada para pensar.

-Oh Cédric, nadie como tú para hablar –pensó melancólico.

Entonces vio a lo lejos a Ron, dándole indicaciones a un guardia cuando cambiaba de turno.

-Majestad –dijeron ambos.

-Ron espera –exclamó cuando su amigo se dio la vuelta.

-¿Sí majestad?

-No seas tonto, no es necesario que seas formal... si es por lo de hace rato, bien sabes que no lo puedes tocar.

Ron exhaló un suave suspiro mientras miraba a otro lado y después de nuevo a Harry.

-Sí... yo lo siento, no debí tocarlo –dijo después de unos segundos.

-¿Sigues molesto?

-No, está bien, yo rompí las reglas –respondio un tanto serio.

-Sí, pero aun así hay algo que te molesta... ya suéltalo.

Ron lo medito unos segundos y después se decidió a hablar.

-De acuerdo... oye, todos se dieron cuenta de lo que paso y no hablo de que me llamaras la atención, después de todo tenías razón... pero él anda poniéndote en vergüenza, todos le vieron el rostro y ya está casado, eso es una falta de respeto hacia ti, solo imagina lo que los soldados dicen de eso... debes mantener su respeto Harry, él te ha pisado la sombra amigo y tú bailas a su son.

Harry no dijo nada, sabía que Ron tenía razón y debía aclarar eso con Draco sin caer en una nueva discusión.

-Me voy amigo, empieza mi ronda –dijo el pelirrojo tocándole la mejilla al pequeño- tu hijo es hermoso Harry, tiene la realeza en la sangre.

-Gracias.

Harry continuó su paseo por el palacio hasta que el niño se durmió, entonces regreso a la habitación encontrando a Draco durmiendo en la cama, así que colocó a Scorpius en su cuna y se recostó junto al rubio.

-Eres un maldito dolor de cabeza –pensó sonriendo viendo a un palmo de distancia el rostro de Draco; miró sus largas pestañas y sus labios entreabiertos que respiraban acompasadamente y deseó besarlos, pero no lo hizo... ahora el que no estaba preparado era él... porque se sentía dividido, amaba a Draco pero también a sus concubinas, con un amor diferente si, pero un amor que le impedía lastimarlas- ¿Qué harías tú, Cédric?

Pensó en el atractivo y valiente soldado que había dado la vida por su país, recordó sus hermosos ojos azules y supo entonces que habría hecho él en su lugar.

Entonces sonrió... sonrió mirando el rostro del doncel que se había dormido llorando hacía tan solo un rato, explotando y gritando algo que ni su orgullo pudo callar.

El Fénix del ReyWhere stories live. Discover now