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La capa ligera de maquillaje, disimula el moretón en mi rostro. Donnie entra de bruces, con un bonito vestido salmón hasta las rodillas. Se le pega al cuerpo, apretando sus prominentes pechos, la tela se sostiene por unos gruesos tirantes del mismo color. El cabello suelto, le baila en la espalda, cuando camina para acercarse a mí. -¡Qué linda! -se inclina, para ponerme un mechón detrás de la oreja. -Ya sabía yo que no necesitabas un maquillaje tan cargado, para lucir radiante. -me ofrece una sonrisa sincera. -¿Quieres que te ayude con eso? -no espera por la respuesta y me da la vuelta para situarse detrás de mí. -Sé lo difícil que puede ser. -toma la cremallera del vestido oscuro. Escucho un grito que más bien parece aullido. Abro mucho los ojos y volteo la cabeza tanto como mi cuello me lo permite.

-¿Qué va mal? -la preocupación empieza a pintar mi voz.

-Tienes que estar de broma. -dice, tomándome los hombros desde atrás. Me empuja para que recline mi torso. ¡Demonios! , quizás sea una raspadura o algún hematoma del que no estoy al tanto. -Nunca me habías dicho que tenías un tatuaje. -¿Eso era? A veces ni recuerdo que lo tengo.

-Tiene tanto tiempo que pasa desapercibido. -me excuso.

-Pero, es, es... -guarda silencio. - ¿Quién tiene un tatuaje de mariposa en la parte baja de la espalda? -Sólo las pu... -el mutismo vuelve y la sonrisa en mi cara, desparece. Me obligo a terminar la oración antes de que ella lo haga.

-Sólo las prostitutas. -contesto sin ánimos. -¿Eso quieres decir? Que sólo las putas tienen esos tatuajes. -me muevo para poder verle.

-No, no... No exactamente. -balbucea. -No quiero ofenderte, es tu piel. Digo, cada quien tiene el derecho de hacerse lo que quiera. -se encoje de hombros.

-Si con tener el derecho, te refieres a que una niñita de quince años, se fugue con su hermana mayor para hacerse uno a escondidas de sus padres. -respondo. -Entonces sí. -mis labios dibujan una sonrisa involuntaria.

-¿Y no pensaste en el diseño? -camina para quedar detrás de mí en una nueva oportunidad, y así de una vez por todas subirme la tediosa cremallera.

-En realidad, no. Mi hermana se hizo la misma mariposa, pero en uno de los costados. -de un momento a otro, Donnie viaja y se sienta sobre su cama.

-Pues, hay láser. -me mira con recelo.

-¿Tan mal está? -pregunto. No me responde, pero se encoje de hombros en claro gesto desdeñoso.

-¿Señoritas? -Chris, entre abre la puerta e introduce medio cuerpo. -¿Están listas? -lleva el cabello alborotado como de costumbre. Ya no queda nada, del chico que estuvo internado en una clínica, por casi una semana.

-¿Ya me extrañas? -Donnie, se levanta y se le acerca.

-Siempre. - la besa con fugacidad. -Dense prisa. Donnie me mira y me guiña el ojo.

-Sal cuando tú estés lista, ma belle. - Chris me dice. Mi cabeza navega varios días atrás. Al momento preciso en el que le escuché pronunciar esas mismas palabras a ella. A Leblanc.

-¿Pasa algo? -Donnie frunce el ceño.

-¿Qué? No. -digo, elevando las comisuras de mi boca. -Todo está bien. Ya salgo.

-Pues, no tardes. -Donnie me mira y toma la mano de Chris para luego irse y cerrar la puerta tras de sí. De repente mi corazón comienza a palpitar con descontrol, las palmas de mis manos sudan con frenesí. Pero desconozco el motivo, respiro. Me observo en el espejo, me atuso el cabello para después salir.

No había visto la sala de Donnie tan repleta de personas. Personas abstraídas en pequeñas conversaciones diferentes. Paso al lado de dos chicos que hablan sobre el último partido de fútbol. Dejo también atrás a un par de jóvenes chicas que sorben de sus copas, algún licor que no identifico. Vino, quizá. Cuando mis ojos encuentran a Donnie, acelero el caminar. Mientras más cerca estoy, caigo en cuenta de que está hablando con una emperifollada señora de unos cuarenta y tantos. Se vuelve, me ve, sonríe, me extiende su mano. -Mamá, ellas es Clarisa Ford. -¿Es su mamá? Se ve tan joven. La señora acerca su mano, se puede notar que la pulsera que descansa en su muñeca pudo haberle costado varios miles de Euros. Su sonrisa es igual de perfecta que la de su hija. Tiene la misma nariz respingada que posee Donnie. Y sí, su cabello también es rojo, al igual que el de mí amiga.

¿Quién Eres? (CANCELADA)Where stories live. Discover now