18

52 6 2
                                    


Donnie.

Clarisa fue ingresada a quirófano hace dos horas. Hemos permanecido en la sala de espera, todo ese tiempo. Basile y Bérenice están enfocadas en una conversación sobre lo buena que es Clar, y en lo doloroso que sería perderla.
En persona experimenté ese sentimiento. Cuando no dudé ni un segundo en pensar que estaba muerta. Es que, lo parecía. No se movía. El idiota que la atropelló, se negó a hacerse cargo de los gastos médicos. Por suerte, yo puedo pagar todo.
Detesto a los hombres que no se hacen cargo de sus responsabilidades.
Por un momento creí que todo había sido mí culpa. Pero Clar, pensó, al igual que nosotras que podíamos atravesar. Después de todo, la culpa fue del estúpido en motocicleta. Pensar en él, me pone furiosa. ¿Cómo alguien, no se fija por donde va, atropella a una persona y después decir que no va a pagar nada? Es su maldito valor moral.
Pobre Clar, debió de haber sentido un dolor horrible. Sí yo misma presencié como volaba por el aire como un trozo de tela y luego colisionaba contra el asfalto.

—¿Has hablado con Chris? —Ellie me ofrece té, lo agarro. Lo huelo. Es de manzanilla, ¡delisioso! A ella se le ve tranquila. Incluso se atreve a esbozar una sonrisa. ¿cómo puede? Nuestra amiga está siendo atendida de emergencia. Bueno, con nuestra amiga me refiero a las gemelas y a mí. Porque a Ellie no le agrada Clar. Y todavía no me cabe en la cabeza como puede ser. Aunque ya les coloqué las cartas sobre la mesa, las amarguras parecen haberse apaciguado. —¿Don, sigue en el planeta tierra? —agita su mano frente a mí, para hacerme volver.
—Lo siento, ¿qué dijiste? —le doy un sorbo a mí té. Ugh, está frío. ¡Qué desagradable! Arrugo el rostro.

—¿Qué si has hablado con Chris? —se acomoda el cabello. ¡Chris! Ay Dios, lo había olvidado. Tiene que saber esto. Querrá venir, lo conozco. Es cierto, no había estado en un hospital desde que Chris tuvo su herida de bala.
¿cómo pude olvidarlo?
Ahora permanezco en la misma angustia.

—No, pero ahora que lo mencionas. Tengo que avisarle. —con demasiada rapidez, busco mí celular. Ha de estar en algún lugar remoto de mi cartera. Después de registrar por algunos segundos lo encuentro. ¡Gracias a Dios!
Chris no responde la llamada en Skype. Qué raro. Lo intento una segunda vez, pero es igual. Esto es demasiado extraño.

—Seguro ha de estar ocupado. —Ellie me reconforta, desde el asiento a mi lado. Sí, eso debe ser. Claro, eso debe ser.

Bérenice y Basile, caminan para acercarse a nosotras. A Basile se le ve ligeramente más afligida que a su hermana. Claro, Bas es más cercana a Clarisa.

—La espera, me está volviendo loca. ¿cuánto más se supone que nos tendrán aquí, sin decirnos nada? —Basile le da golpes leves a las baldosas con su pie derecho. Se cruza de brazos. Sus pupilas son testigos de todo lo que ha llorado.

—Hay que esperar, hermana. Clar, está demasiado delicada. —Bérenice acomoda una mano sobre el hombro de su gemela. Basile le mira con los ojos saturados de lágrimas. Jamás le había visto llorar. Coloca su cabeza sobre el hombro de Bérenice. —Creo que es mejor si vamos a buscar algo de comer. Y algún calmante para los nervios. —Bérenice se lleva a Basile y desaparecen a través de las puertas acristaladas.

Ellie se coloca la mano en la boca para bostezar. Esperen, esa es la mano en la que debería estar el brazalete de Bérenice. ¿Por qué no lo trae puesto? Quizás se le cayó y ella no se dio cuenta.

—Ey, ¿dónde está? —señalo su muñeca. Ella frunce el ceño, pero cuando se da cuenta de lo que hablo. Se toma la muñeca con su otra mano. Eleva ambas cejas.

—Yo, bueno... Yo, es sólo que. No... Yo. —vamos chica, tú nunca balbuceas.

—¿Por qué no lo traes puesto? —elevo una ceja. Espera, no le gusta. Conozco esa mirada. Ellie y yo nos conocemos desde niñas. Es obvio que eso es. —No te gusta, ¿verdad?

¿Quién Eres? (CANCELADA)Where stories live. Discover now