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Clarisa.

Anticipo como se sentirá el duro suelo, desde antes de bajar del avión. La muy segura tierra firme.
Tengo las piernas convertidas en auténtica gelatina.
Las chicas desembarcan en completa quietud y serenidad. Ellas no están tan afectadas como yo. Desde luego.
Donnie coloca una mano sobre mi hombro desde atrás, me vuelvo para verle. Y ella me regala un gesto conciliador. Es posible que también me sienta así, por los tragos que pedí abordo.


Cuando estamos dentro del aeropuerto en Florencia, de poco en poco todo el aire comienza a regresar a mis pulmones. ¡Estoy en Italia, maldita sea!
El regocijo llena mi cuerpo entero. Me dan ganas de saltar de alegría.
Poco después el rostro de Leblanc resurge a través de mis memorias y me mira con las cejas enarcadas. Le doy una patada imaginaria a su cara omnipresente y niego con determinación. No voy a dejar que me arruine la felicidad.

—Por aquí, Clar. —indica Bérenice, cuando me quedo varada justo en el medio de la amplitud para admirar lo bonito del lugar. Es lo bastante ordenado y limpio. Un aeropuerto con todas las de la ley.

—Es tan bonito como recordaba. —Dice Donnie, colocándose a mi lado. —¿Te gusta? —me contempla a la expectativa de una respuesta.

—Más que eso. Es hermoso. —contesto con una gigante sonrisa.


Fuera a la espera de todas, está estacionada una minivan, con las palabras  "Villa el Resplandor" en un costado, escritas en elegante letra y en cursiva. El conductor nos ayuda con las maletas, para luego abrirnos la puerta corrediza y dejarnos pasar. Al parecer todo esto es parte de la magia.

Me catapulto a la vez en la que Basile nos leyó el panfleto. Hace unas semanas atrás, donde permanecía en la incertidumbre por culpa de Leblanc.
<<Clar, estás pensando en ella otra vez>> Me regaño y me fuerzo a olvidarla lo más rápido que me es posible.
—Pongase cómodas, es un viaje de tres horas. —nos avisa el chofer con tono educado, para en acto siguiente cerrar la puerta.
¿Tres horas? Se me va a entumecer el trasero. Me encuentro frunciendo el ceño.

—Sí nos entrétenemos hablando, el viaje se hará más ameno. —Basile nos reconforta.

—Lo cierto es que, yo quería que conociésemos el paisaje, antes de llegar. Y por lo visto, tendremos tiempo de sobra. —Donnie da unas palmaditas luego de terminar de hablar.

—Yo quiero dormir, un buen rato. —Ellie, reclina su asiento y sacando de su bolsa de mano un antifaz que dice: "Bella Durmiente" se lo coloca sobre sus ojos. Debería decir, "Antipática Perra", pero no creo que fabriquen de esas.
Sonrío con malicia.

—Cuenta el chiste, Clar. —Basile me mira divertida. Yo niego, después nos hundimos en una charla sobre lo bonita que es la villa a la que nos dirigimos y yo por fin me olvido de Ellie y de su odiosa aura.


El auto de la villa, nos lleva raudo por la carretera. Al parece las casas y edificios son más bonitos y estilizados aquí.

Tomamos un atajo que nos lleva a Siena, hay demasiado edificios agrupados aquí. Siento claustrofobia.
Volvemos a la carretera principal.

Un aviso me indica que estamos pasando a través del Fiano Romano.

Las casas poseen un aspecto rudimentario y anglosajón que me fascina. Me siento inspirada. No soy escritora, pero sin dudar viajaría hasta aquí, sólo para escribir sobre lo linda que es Italia.
Nos detenemos, por fin.

¿Quién Eres? (CANCELADA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant