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Clarisa.

Mientras que Basile, Bérenice y yo estamos moviéndonos como locas, sobre todo el suelo de luminiscencias coloridas, sostenemos copas rellena de vino tinto. Donnie y Ellie, yacen dentro de la piscina chapoteando como niñas pequeñas.

Basile mueve la cabeza, de izquierda a derecha, cuando la melodía remplaza a la antigua por una más pegajosa y más movediza. -¡Esto es muuy divertidooo! -grita ella por encima del estruendo. Derrama algo de líquido sobre el suelo y sobre su ropa. Ríe como una colegiala. Okay, mi fuero interno me dice que está completamente borracha.

El cielo se ha empañado de oscuro, así que las luces en todos lados se hacen más potentes y llamativas. Puedo ver desde donde estoy, que la piscina se ilumina mucho más que cuando llegamos.

-Ey, Clar. Muévete. -Basile me hala sin precaución. Estoy a punto de caer, pero logro estabilizarme antes de estampar todos mis dientes en el piso. La mitad de mi bebida ya no está dentro de mi copa donde debería, sí no que gotea de mi mano. ¡Demonios Bas!

-Me hiciste tirar todo mi vino. -le reprendo dando un pisotón fuerte. Ella vuelve a reírse de la manera en la que lo hizo hace unos segundos y se lleva el dedo índice a la boca.

-Shhh, Clar. Sólo baila. Sé libre. -al culminar de parlotear. Comienza a moverse más lento, pero con los ojos cerrados, eleva un poco las manos, desplazándose de un lado para el otro. Me divierte verla tan relaja. Creo que yo también debería hacer eso. ¿Desde cuando no me he sentido libre, de verdad?

Dudo, pero cierro los ojos al cabo de un tiempo, me dejo llevar por la cadencia del tema fiestero. Y allí estoy, obedeciendo a mis pies, dejándolos ir a donde ellos quieran ir. De pronto, no hay más que la música y yo. Oigo el hablar de las chicas en lontananza. Sonrío como idiota y continuo así, sin decir ninguna palabra.

-¿Es cierto, Clar? -Bérenice habla. Me veo en la obligación de desconectarme de la tranquilidad que experimenté por unos minutos. Sus ojos no abandonan los míos.

-¿Qué? -¿ha dicho algo más?

-Ellie fue quien te empujó a la piscina. -su voz se pinta de seriedad sombría. Asiento. Había olvidado todo el asunto. -¿Por qué no lo dijiste? -baja de la pista de baile para en acto siguiente cruzarse de brazos.
Viéndome forzada a parar de agitarme, me encogo de hombros.

-Se me había olvidado. Sólo quiero disfrutar del viaje. -me tomo lo que queda en el interior de mi copa. Bajo del piso de baile y la deposito sobre la barra del mini bar.

-No entiendo el desprecio de Ellie hacía ti. -Basile se acerca, pronunciando las palabras con demasiada dificultad. -Sí tú eres la persona mas afable que he conocido. -me abraza torpemente. No me muevo, porque me toma por sorpresa su gesto. Coloca su cara cerca de la mía, huele a alcohol.

-Tampoco yo. -Donnie se hace presente, sujetando una toalla azúl al rededor de su pecho, de este modo sólo se le notan los tirantes plateados del traje de baño. Me estoy impacientando, no me gusta cuando soy el foco de atención.

-Ay, ya. No le demos más vueltas a esto. -arrugo el ceño.

-Eres mi mejor amiga, Clar. Claro que hay que darle vueltas al asunto. -se cruza de brazos. Observándome con mirada desafiante. Muy inusual en ella.

-Ellie, empujó a Clar, a la piscina. Esta mañana. -Basile murmura medio dormida, aún prensada de mi cuello. Entorno los ojos. 

Examino el lugar y cuando mi visión tropieza con un sofá cercano. Le arrastro hacía el.

-¡¿Qué?! - a Donnie le cambia el rostro. Sus ojos se empañaban bajo la ira que se acrecienta en en su interior. -Tengo que hablarle. -cuando camina y soy consciente de lo que quiere hacer. Corro para alcanzarle y tomarle ambos brazos. 

¿Quién Eres? (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora