Capítulo 6

1.3K 92 4
                                    

P.O.V Samuel.

Aquí estaba pensando en Andrea, quedaba simplemente a una habitación de la mía, no me la podía sacar de la cabeza, la había visto hace menos de una hora y seguía pensando en ella como si llevara días sin verlo. Así que lo mejor seria que me fuera a tomar un vaso de agua a la cocina. Saliendo de la habitación me encontré con la bruja, esta era una de mis oportunidades para molestarla.

- Miren nada mas y nada menos que a Andrea. ¿La Señorita Andrea le tienen miedo a las tormentas? pensé que eras mas valiente.

- Y a ti que te importa.-- Oh no Andrea estaba llorando, si que soy un estúpido, era solo molestarla no ofenderle.

-... Lo siento Andrea , no quise ofenderte, enserio discúlpame. --Andrea se había volteado dejándome ver solamente su espalda y como su cabello caía como cascada hasta su cintura, se que estaba llorando,nunca fue mi intención lastimarla, jamas en mi vida he maltratado a una chica y ahora, tengo que enmendar mi error.

- Creo que mejor me voy.-- Dijo Andrea con los ojos rojos e hinchados de llorar.

- No, enserio discúlpame, no quise ofenderte, ¿Me perdonas?-- Le pregunte agarrándola suavemente del brazo, impidiéndole irse, pero al instante sonó un trueno y vi como cerraba con mucha fuerza los ojos, y volvió a llorar.

- Es solo un trueno no te preocupes.-- Tuve el deseo de abrazarla y no me pude contener, su cuerpo frío contra el mío era una sensación indescriptible tanto calidad como armoniosa como si fuésemos piezas de un rompecabezas y encajáramos a la perfección. Y ahí ella con su cabeza en mi pecho y yo acariciándole la espalda se echo a llorar de nuevo, era otra faceta de Andrea Del Junco, no aquella dura y fría que parecía no tener corazón, sin duda era otra una frágil y muy diferente.

- Si quieres puedes venir a mi habitación, así no duermes sola por la tormenta.-- Ella asintió con la cabeza, y la dirigí hacia la habitación, así abrazados, sin duda debía disfrutar aquel momento dudó que mañana al despertar siga siendo la misma Andrea de ahora, así que mejor llevar la fiesta en paz mientras se pueda.

- ¿Por que te asustan tanto las tormentas?

- No me asustan, solo me traen malos recuerdos.-- La dirigí hasta la cama y nos acostamos juntos, sin duda esta no era la misma Andrea.

- Si quieres no me tienes que contar.

- Pero quiero, cuando tenia nueve años, me encantaba subirme a los árboles principalmente los mas altos y ver el paisaje, hasta que un día que había una gran tormenta y yo lo sabia simplemente quería ir a ver la lluvia desde uno de mis árboles preferidos, uno de los mas altos de todo el Rancho, papá me había dicho que bajase del árbol y yo de desobediente no quise bajarme, el me advirtió que me castigaría y hasta subiría a buscarme si no bajase de allí y...-- Al verla llorar no pude aguantar y la abrace. - ...Papá subió a buscarme y justo en ese momento la rama se rompió del lado de donde él estaba sentado y callo casi a diez metros, yo solo lo vi caer y llame a mama, a soledad y al abuelo, ninguno me juzgo ni siquiera me reclamaron, duro unos dos meses en coma y cuando despertó le pedí perdón, el doctor dijo que todo estaba muy bien, hasta que trece años después papá murió por ese golpe, y eso fue mi culpa su muerte fue mi culpa.


Solo podía escucharla y abrazarla todo lo que había pasado y ella echándose la culpa.

- Por supuesto que no fue tu culpa, eras solo una niña que le gustaban los árboles y nada mas no fue tu culpa.

- Claro que lo fue.-- Y volvió a echarse a llorar.

- Lo mejor sera que descanses, yo me quedare aquí y protegeré tus sueños. -- Le susurre al oído.

Al instante se encontraba dormida sobre la cama y no pude evitar ver sus labios, sus hermosos ojos grandes cerrados, y toda su cara en verdad era hermosa. Espera ¿qué demonios haces pensando en la bruja como guapa? , pero esos labios tentadores. Y sin pensarlo mas deje unir nuestros labios por primera vez en un suave beso y aunque mañana ella no se acuerde de esto, yo siempre lo recordaré. "Es mejor pedir perdón que pedir permiso" , y con ese ultimo pensamiento me rendí a los brazos del sueño.



ÁmameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora