Capítulo 3: Un demonio rosa

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Seungcheol llevaba dirigiendo al equipo aproximadamente un mes y las cosas no podrían estar saliendo mejor.

Los muchachos en verdad solo necesitaban motivación para seguir adelante y, poco a poco, demostraron los excelentes jugadores que ellos podían ser. Y si bien todos eran maravillosos, él se había dado cuenta de las grandes habilidades de dos de sus jugadores. El primero era Mingyu, ágil y certero, era un excelente pivot; el segundo Hansol, quien era un hueso duro de roer en lo que se trata de defensa, era un maravilloso alero.

—-Muy bien chicos la práctica término —dijo Seungcheol—, vayan a las duchas.

—¡Si, capitán! —gritaron todos.

Lentamente uno a uno de los jugadores se fueron a las duchas y, como siempre, Seungcheol era el último en entrar como el último en salir.

Al salir él todos se habían ido del gimnasio, se dirigió a la salida apagando todas las luces y comenzó a ir en dirección a la azotea de la escuela.

La azotea se había convertido, en las últimas semanas, en el lugar favorito de Seungcheol. Luego de los entrenamientos se sentaba en el piso de ese lugar y pensaba por un buen rato en todo lo que había pasado en el día.

—Definitivamente es tan tranquilo este lugar —dijo mientras abría la puerta que daba a la azotea—. Vaya, parece que no estoy solo.

En una de las bancas de la azotea pudo observar al pequeño Jihoon, estaba tirado encima de la banca pareciendo esta su cama y con un libro sobre su regazo.

El viento alborotaba sus cabellos rosas y los últimos rayos de sol se reflejaban en su blanca piel, su respiración era lenta y tenía una expresión apacible en su rostro.

—Así que en algunas ocasiones logras ser lindo —dijo sin pensar Seungcheol.

Se acercó lentamente hasta donde estaba durmiendo el torbellino rosa y observó detenidamente las facciones de su rostro. Cada cosa en su rostro parecía haber sido dibujadas, vio sus delgados labios, su pequeña nariz y sus ojos cerrados, los cuales parecían sonreírle.

—Sí, siempre te vieras así de tranquilo, nos llevaríamos mucho mejor —sonrío mirándolo más de cerca.

En un impulso, que no sabe de dónde salió, acomodo un pequeño mechón rosa del cabello de Jihoon, detrás de su oreja. Jihoon extrañamente se movió de lado, dejando que Seungcheol acunara su mejilla mientras este aún dormía.

—Si fuera así de tranquilo, todo el mundo se llevaría mejor con él —Mingyu lo miraba desde el marco de la puerta que daba a la azotea.

La presencia de Mingyu alteró a Seungcheol, quien dio un pequeño brinco al verlo ahí, sacando instanteamente su mano del rostro de Jihoon. El mayor sabía que Mingyu tenía una relación muy especial con Jihoon y espera que su pequeño gesto no lo haya molestado, no quería peleae con nadie de su equipo y menos con Mingyu, que era tan buen amigo suyo en ese corto tiempo.

—Tranquilo, no voy a malinterpretar tus palabras —Mingyu acercó a ellos y se detuvo a observar a su primo—. En estos pequeños momentos puedes ver al verdadero Jihoon.

—¿Al verdadero Jihoon? —Seungcheol se preguntó a que se refería.

—Nada, no me hagas caso —se acercó a Jihoon y tomo el libro de sus manos.

El rostro de Jihoon se veía apacible, y Mingyu se preguntaba cómo era capaz de dormir como una roca, envidiando de muchas formas su capacidad de descansar sobre cualquier superficie.

—¿Me podrías ayudar, hyung? —Mingyu estiró el libro hacia Seungcheol.

—Claro, ¿qué hago? —tomo el libro de las manos de su amigo.

Me odias, Me amas [JiCheol]Where stories live. Discover now