Capítulo 4.

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Bajé de mi caballo una vez que hube llegado a la mansión donde vivía George, a él lo conocía desde que ambos eramos pequeños, yo solo era mayor a George por 8 meses, así que para él yo era como su hermano mayor. Era lo más parecido a un mejor amigo que yo tenía. Caminé por el jardín lo más rápido que mis piernas me lo permitían, en cuanto el mayordomo de la casa salió -¡P-príncipe Paul! ¡Es un honor volver a verlo- me saludó el hombre, haciendo una reverencia. Nunca he entendido porque cada que alguien me mira comienza a tartamudear, pero me encanta saber que inspiro tanto temor que lo hacen. 

   -Cállate y cuida mi caballo ¿Donde está George?- pregunté, lanzándole las cuerdas que sujetaban a mi caballo al rostro del hombre -El joven George está hablando con un hombre enviado por el rey, se encuentran en la biblioteca pero yo no creo que sea prudente que...- seguí mi camino sin siquiera  detenerme a limpiarme las botas. Di grandes trompicones hasta llegar a la biblioteca; había estado tantas veces en esta casa que conocía cada rincón de ella. 

    No hubo necesidad de tocar la puerta, ya que George y el hombre, al que claramente reconocí como un espía de mi padre. Este me miró con cierto temor en sus ojos y me hizo una reverencia, al igual que George -Te prohíbo que le digas a mi padre que estoy aquí- le advertí al espía, que de inmediato asintió con la cabeza -T-tengo que retirarme ya; ha sido un placer, príncipe Paul- el hombre se reincorporó y se encaminó hacia la puerta, prácticamente corriendo. -¡Paul! ¿Que te trae acá? Tenía mucho que no venías a visitarme- 

   Pasé un brazo por la espalda de George y le di un pequeño abrazo -No finjas, George, sé que sabes a que he venido- el chico ni siquiera se esforzó por disimular su sonrisa de auto-suficiencia. -Bien ¿Quieres pasar a la biblioteca o subimos a mi habitación?- me encaminé hacia la biblioteca y George me siguió, una vez dentro del imponente cuarto tapizado de libros que esparcían un claro olor a humedad, me senté en la primer silla que encontré. -Ya me he enterado de tu problemita, amigo. Pero no puedes decirme que no te lo advertí ¡Y miara que hacer que despidan a otro jardinero en un mes debe de ser un récord!-

    -Bueno, no es mi culpa que los malditos jardineros que contrate mi padre sean tan atractivos- me encogí de hombros -Pero no quiero hablar de mi aventura con Will; George, quiero que me digas el nombre del idiota que mi padre está buscando para mandarme al demonio a mi- George sonrió -¿Debo de tomar eso como una orden, príncipe?- preguntó irónicamente -¡No tengo humor para bromear, George! ¡Mientras tu bromeas ese idiota está en camino a mi castillo!- 

    -Bueno, bueno... ¿Quieres el nombre, no? Aquí lo tengo- George removió unos cuantos papeles que tenía sobre el escritorio y con una sonrisa victoriosa me entregó un registro de nacimiento. Busqué apresuradamente el nombre entre todo ese montón de tinta hasta que lo encontré: John Lennon. Me puse de pie tan rápidamente que fue imposible no reprimir un quejido a causa de mi dolor en el trasero, pero eso no me detuvo en mi marcha hacia la puerta. 

    -¿A donde se supone que crees que vas, Paul?- preguntó George, tranquilamente desde su silla -¿Como que a donde voy? ¡Tu vienes conmigo! ¡Vamos a matar a ese idiota!- George comenzó a reír con tantas ganas que parecía que le había dicho la broma más graciosa del mundo -¡No te autorizo a que te burles de mis palabras!- grité, rojo de la ira. George cesó sus carcajadas al instante -No me río de ti, Paul. Bueno, quizá si. Pero siéntate, amigo mio, creo que no estas pensando con claridad- 

   A regañadientes accedí a sentarme nuevamente -El rey ya sabe que tu quieres matar a tu primo, es más que obvio- explicó George -Si ahora mismo tu y yo salimos a emboscarlo a su casa y lo matamos ¿Quien crees que va a ser el primero en ser culpado? ¡Tú, pequeño príncipe! Nadie en este mundo quiere matar a Lennon tanto como lo deseas tú; si lo matamos esta misma noche el rey tendrá una perfecta excusa para mandarte a desterrar, tal y como lo hizo con Mike ¿Y sabes que significa eso? ¡Adiós corona!-

   Solté un bufido al darme cuenta de que George tenía razón, estaba actuando sin pensar -¿Y si no lo matamos hoy mismo, no será el mismo resultado, genio? Si ese idiota no ha muerto, él será el maldito rey y ¡Adiós corona!- imité sus palabras, haciéndolo reír -Bueno, para empezar creo que si de verdad te importa tanto, debería de pedirle perdón a tu padre y dejar de acostarte con el primer sirviente que te pongan enfrente- solté un claro bufido de desacuerdo -Yo no le pediré perdón a mi padre, prefiero quedarme sin corona antes que hacerlo- contesté orgullosamente -Bueno, pero de cualquier forma si matas a Lennon hoy te echarán, tu única opción es esperar el momento adecuado...-

    -...Tu padre no permitirá que Lennon suba al trono si no tiene buenos modales, así que primero lo entrenarán y educarán, por lo que tengo entendido tu adorado primo es un inútil panadero, así que dudo mucho que sepa leer algo que no sean recetas de pan- solté una pequeña risa -Cuando le enseñen a cabalgar puedes hacer que tenga un pequeño accidente, o ponerle veneno en la taza del té un día antes que lo coronen, no lo sé, tendrás miles de oportunidades para deshacerte de él, por ahora solo debes de preocuparte en no denotar tanto tu disgusto con el rey; finge resignación o algo así, trata bien a Lennon cuando llegue, después podemos mandarlo al infierno y así solo serás tú- sonreí con malicia al escuchar el sensato plan de George, era brillante, nada podría fallar en el. 

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now