Capítulo 30.

827 113 58
                                    

-¿Estás llorando, Paul?- preguntó John, que por fin había dejado de reír -¡Claro que si, idiota! ¡Mira donde he terminado por confiar en ti!- grité, rojo de ira. John se abalanzó contra mi y me dio un abrazo demasiado fuerte -Perdón, pero tienes que confiar en mi, nunca haría algo que te hiciera daño, solo espera, ya vendrá alguien a salvarnos-

   -¡Nadie vendrá, John! ¡Nadie nos vio salir del castillo y no había nadie en el bosque! Nos van a matar y todo es tu culpa- le solté un golpe, que este ágilmente detuvo y sonrió -¿Qué te pasa? ¡Te haz vuelto loco, John!- grité, a decir verdad comenzaba a asustarme la actitud de John -Me dijiste John- susurró -Nunca me habías dicho John-

   Sentí como me sonrojaba, pero no por eso el enojo había disminuído -Ahora no es momento para que te pongas sentimental- contesté, desviando la mirada. Sentí como John me volvía a pegar a su cuerpo -Necesito que confíes en mi ¿De acuerdo? Te prometo que van a venir por nosotros, pero solo tienes que confiar en mi-

   Valoré mis opciones un momento, sabía que por más que intentara librarme de las rejas, no lolograría, y ahora John no estaba actuando como psicopata, y aunque el plan de que alguien viniera a rescatarnos sonaba de lo más descabellado, asentí con la cabeza y me aferré a John -Está bien- susurré, mientras aspiraba el olor de su cuello.

    Este entrelazó su mano con la mía y me sonrió -Bien, ahora hay que sentarnos, tengo ganas de dormir- este comenzó a pasear su mirada por la cueva, donde ahora ya no se veían muchas ratas o cucarachas, parecía que habían huído de nosotros. John se quitó su chaqueta y la puso en el suelo, se sentó sobre ella y me miró, como esperando a que hiciera lo mismo. Lo cierto es que yo también quería dormir y me dolían los pies, pero no quería sentarme en el suelo.

    -Vamos Paul, prometo que no se te subirá nada mientras duermas, yo te cuidaré- sonreí y acepté sentame a un lado de John, solo porque sabía que ese "yo te cuidaré" era cierto; quizá no había podido entenderlo antes, pero al sentir la seguridad que me transmitía estar con John en una situación terrible, supe que me estaba enamorando de él.

   Me acurruqué en su pecho y cerré los ojos, intentando pensar que estábamos en mi habitación, y no en una horrible cueva, John comenzó a acariciar mi cabello mientras yo escuchaba como latía su corazón -Paul...- susurró -Cuéntame como murió tu madre- pasé saliva, no quería hacerlo, nunca le había dicho a nadie como era que mi madre había muerto frente a mi, pero sabía que debía de decírselo a él.

   -Murió hace cinco años, los jacobitas querían el poder del reino, y mi padre estaba intentando negociar con ellos para que no iniciaramos una guerra; alguien había logrado filtrarse en el castillo, y nos atacaron. Mi madre corrió a buscarme para que ambos nos pusieramos a salvo, pero...- la voz se me quebró -Cuando estábamos a punto de llegar al sótano, la atraparon. Ella era increíble, y me defendió, nunca había visto que una mujer peleara tan bien, pero logró herir a dos de los tres tipos que estaban ahí, pero el tercero la atravesó con su espada y...- comencé a llorar, dolía demasiado recordar todo.

   -... Si tan solo yo hubiera llevado mi espada, ella seguiría viva- finalicé, limpiándome las lágrimas con el puño de mi camisa. John continuó acariciarndo mi cabello, y eso de cierta forma me tranqulizó, no tenía ni idea de lo mucho que necesitaba desahogarme, hasta que sentí como si un peso se hubiera quitado de mi interior.

   -Estoy seguro que le hubieras agradado- le dije a John, pasados unos minutos -Si, creo que si- contestó John en un casi susurro, pegándome más a su cuerpo. A decir verdad la cueva era demasiado fría, y John no tenía chaqueta, así que se estaba muriendo de frío. Me quité mi capa y la pasé sobre sus hombros; me subí a su regazo y me volví a acurrucar en su pecho, mientras este se encargaba de cubrir mi cuerpo.

   -Duerme, prometo que te sacaré  de aquí- susurró John, haciéndome sonreír -Sabes, no creo que sea buena idea tenerlo dormido si queremos escapar- dijo una tercera voz, rápidamente levanté la vista hacia la reja, donde se asomaba el rostro de George y de otro chico, con una nariz bastante grande y ojos azules -¡Hasta que llegas! Me estaba enfriando aquí abajo- contestó John con una sonrisa, y entendí a que se refería con el plan de rescate.

---------------------------------------

¿Quien quiere hora sad temprano? :v

Les presento el nuevo vídeo rompecorazones de mi canal UuU

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now