Capítulo 31.

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-Dísculpame, John, pero no podía venir sin ayuda, y Georgie decidió asegurarse de que el príncipe realmente no estaba ¡Deberías de ver el reino! ¡Su padre se está volviendo loco buscándolos, piensa que se escaparon juntos a cabalgar hacia el amanecer!- contestó el chico narizón, que pude deducir que era Richard, por la forma en la que le había dicho "Georgie" a George.

    -No estoy entendiendo nada de lo que pasa aquí ¿Alguien quiere explicarme?- pregunté un poco impaciente -Ah, perdón Paul. Ringo es un amigo de la familia, y estaba en el bosque cuando nos capturaron; sabía que el narizón no dejaría que me mataran y vendría por mi, pero no contaba con que también vendría tu amigo- contestó John de lo más natural, mientras George batallaba con el candado de la reja.

   -Listo- anunció George, quitando el candado de la reja y bajando una cuerda hasta donde nos encontrábamos. -Creo que será mejor que se apresuren, no creo que a los jacobitas les de risa verlos escapar- dijo Ringo, mientras sujetaba la cuerda fuertemente. -Las damas primero- bromeó John, abiréndome paso para que trepara por la cuerda -Vete al infierno- contesté con una sonrisa. Tomé la cuerda y rápidamente comencé a subir, apoyándome en las piedras.

    Una vez que estuve arriba pude apreciar como al menos 5 guardias jacobitas estaban tirados en el piso, inconcientes. Casi se me salió el corazón al ver a otro guardia salir de su tienda, nos miró aterrado un momento y después comenzó a gritar -¡Se están escapando!- de inmediato aparecieron más jacobitas armados -Hora de irnos- anunció George, ayudando a John a subir el tramo que le faltaba. Richard me dio una espada y de inmediato comenzo a correr detrás de George.

   Conforme avanzábamos, el ruido se hacía cada vez más y más intenso, y estaba tan ocupado defendiéndome de los jacobitas que perdí de vista un momento a John -¡Muévete, Paul!- me gritó George, que ya había abierto el paso, matando por lo menos a una docena de atacantes -¡¿Donde está John?!- grité, aterrado.

   -Justo aquí, cariño- me di la vuelta rápidamente, para encontrarme a John con una enorme sonrisa, montado en un caballo negro, con mi espada en su mano. Rápidamente subí a la parte delantera del asiento, mientras que John se defendía de un jacobita. Una vez arriba cabalgamos hasta donde estaban George y Richard peleando. -¿Necesitan ayuda?- bromeó John, cortando por la espada a unos jacobitas que atacaban a Richard.

   Entre George y Richard se abrieron paso y comenzaron a correr al interior del bosque -¡Tenemos los caballos cerca! ¡Muévanse!- ordenó George, que corría rápidamente, mientras que John y yo nos encargábamos de vigilar que nadie viniera detrás de nosotros. Una vez que estuvimos lo suficientemente alejados logramos encontrar los caballos. George y Richard se subieron a sus respectivos animales y los cuatro salimos cabalgando por el bosque.

   No nos detuvimos hasta llegar al camino, donde por fortuna ya no había ningún jacobita, pero a pesar de eso no podíamos confiarnos, por lo que seguimos cabalgando en silencio. La noche era bastante fría, y con las prisas habíamos dejado mi capa y la chaqueta de John, por lo que estábamos temblando.

   -¿No tienen algo con que taparnos? Voy a morir de frío- le pedí a George y Richard, que iban mucho más al frente que nosotros, hablando en susurros. -Claro, lo siento- se disculpó Richard, que sacó una manta de la maleta que tenía colgada en su caballo. Este se detuvo y me la entregó -Por cierto, no nos podíamos presentar correctamente, soy Richard, pero puede decirme Ringo, su majestad-

   -Tu puedes solo decirme Paul, salvaste mi vida y sales con mi amigo, así que creo que está bien- El chico me sonrió y volvió a ponerse al lado de George. John pasó la manta por su cuerpo y nos cubrió -Hace mucho frío ¿No crees, Paul?- preguntó John en un susurro, acercando más su cuerpo al mío, lo que me permitió sentir su erección en mi trasero, haciendo que me ruborizara rápidamente -¿En serio crees que es buen momento para esto?- pregunté, completamente rojo.

   John soltó una carcajada y me dio un beso en la mejilla -Creo que será mejor que acampemos aquí, los caballos están cansados y ya estamos en nuestro territorio; llegaremos al reino mañana por la mañana, si es que tu padre aún no lo ha quemado intentando encontrarte- anunció George, bajando de su caballo. -¿Crees que es seguro, George?- pregunté un poco temeroso de que volvieran a atacarnos -Claro que si, ahora díle a tu panadero que arme su tienda y duérmanse, y piensen una excusa que darle a tu padre acerca de porque estaban en el bosque-

    John se veía claramente angustiado de que alguien notara su erección, lo que me hizo reír fuertemente. -Si te apuras a armar la tienda, puede que te ayude con eso- apreté ligeramente su entrepierna, haciendo que este sonriera lascivamente, y bajé del caballo.

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now