Capítulo 49.

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Me fastidiaba no poder levantarme de la cama, a pesar de que ya me sentía perfectamente bien Ringo seguía insistiendo en que no debería de quedarme en cama, así que no podía moverme de mi habitación para nada. 

   Cynthia me había llevado la comida, y Ringo se había quedado a mi lado todo el día, ya que George y John se habían ido al fuerte que mi padre había puesto en la frontera, ya que esperaban poder detener a los jacobitas durante más tiempo, en lo que llegaban las tropas del padre de Jane. Y Jane había ido a visitarme durante la primera noche que había despertado, y no había parado de llorar durante una hora diciéndome lo muy preocupada que estaba por mi. 

    Cuando por fin logré convencer a Ringo de que podría ponerme de pie y volver a la normalidad, pude apreciar todo el castillo convertido en todo un fuerte. Habían cientos de guardias en los jardínes, y todo el mundo paseaba con una espada colgada en la cintura, pero a pesar de eso todo estaba siendo limpiado (A pesar de que ya habían limpiado todo el castillo el día de mi boda) y ahora todo el salón del trono lucía enormes adornos de plata y estandartes con el escudo familiar. 

    -¡Cariño! ¿Qué haces de pie? Deberías de estar recostado, necesitamos que ahorres energía para el día de la coronación- dijo Jane, que parecía haber surgido de la nada, haciéndome dar un salto -Yo no necesito energía, necesito salir al jardín a hacer algo- me zafé del brazo de Jane con cuidado, por si llegaba a lastimarla, y me di la vuelta para huir de ella. 

   -Bien, si quieres podemos pasear, desde nuestra boda no hablamos- se ofreció, tomándome de nuevo de la mano -Es enserio, estaré bien, puedes quedarte aquí- le ofrecí, haciendo que riera levemente -Debo de estar con mi marido, por lo menos hasta que se sienta bien ¿O es que te gustaría pasear con alguien más que no sea tu esposa?- Jane levantó la ceja, chantajeandome. Solté un suspiro y terminé asintiendo. 

    A pesar de que el clima había cambiado de un hermoso y templado día de junio a noches llenas de lluvia y aire helado, el día de hoy el jardín estaba particularmente bello. Quizá fuera porque llevaba demasiado tiempo encerrado o porque las gotas de lluvia en el pasto le daban brillo. 

    -¿Qué tal vas con los preparativos de la coronación?- le pregunté a Jane, para romper el hielo ¿Qué otra cosa podría decirle?; esta sonrió como si hubiera estado esperando esa pregunta y comenzó a hablar -Bueno, he querido hacer un evento mucho más bello que nuestra boda, así que he puesto decoraciones en todos los pasillos del castillo y algunos estandartes en las habitaciones más lujosas, parece ser que voy muy bien- 

    Sonreí falsamente y seguí caminando -¿Y tuvimos suerte con el embarazo?- cuestioné, a decir verdad aún tenía un poco de dudas acerca de lo que había dicho la bruja en el bosque, además de que no le había comentado a nadie lo que sabía, incluso a John. Jane se sonrojó ligeramente -Bueno, creo que aún es muy pronto para saberlo, pero mi madre y mi hermana me han comentado que mi semblante me ha cambiado ¿Tú que opinas?- Jane paró en seco y me miró directamente al rostro. Comencé a buscar en ella algún cambio en su vientre, una leve inchazón o algún signo que diera a entender que había alguien más dentro de ella, pero no di con nada. 

    Sentí decepcionarme un momento, levanté la vista para decirle a Jane que no encontré nada, pero me quedé parado en sus ojos. Expedían un brillo diferente, nunca había visto a Jane con los ojos de esa forma, incluso el día de nuestra boda. Quizá se referían a eso -Bueno, tus ojos brillan un poco más- concluí, dispuesto a seguir con la caminata, en cuanto sentí los brazos de Jane rodeando mi cuello. 

    -Sería muy feliz si fuera realidad- me susurró, se separó de mi y me plantó un beso en la boca. Por un momento pensé en arrojarla lejos de mi, pero temí dañarla, así que tuve que soportar que siguiera besándome, pero no parecía cansarse de ello. No fue si no hasta que una rama crujió detrás de nosotros que ella se separó de mi levemente asustada, rápidamente me giré, con la mentalidad de encontrar a algún enemigo dispuesto a atacarnos, pero en su lugar encontré algo aún más terrorifico: John nos estaba mirando, y no parecía feliz. 

With a little luck. [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora