Capítulo 37.

822 110 17
                                    

Después de escuchar a John, salí prácticamente corriendo hacia el baño, con una sonrisa que ni siquiera la mirada de los sirvientes que me veían pasar lograron borrarla. Entré al baño, dejando claras órdenes de que no quería que nadie interrumpiera y de inmediato comencé a desnudarme hasta quedar en ropa interior. Esperé a que John entrara por la ventana, pero este estaba tardando demasiado, así que aproveché para mirarme al espejo. 

    Tenía marcas de tierra en las piernas y una mordida bastante roja en el pecho, que seguramente John me había echo. -Perdón por eso- me sobresalté al instante, al ver como John estaba junto a la ventana con una sonrisa burlona -Te tardaste mucho- contesté, acercándome a él para darle un beso. John de inmediato me levantó y comenzó a acariciar mi trasero -Espera, eso duele- me quejé, una vez que John intentó apretar mi trasero, haciendo que un horrible dolor surgiera de mi espalda baja. 

    -¿Te duele mucho?- preguntó John, claramente decepcionado -Si, siento que me quedaré sin trasero si volvemos a tener sexo hoy- contesté, sobando mi trasero e intentando reprimir un gruñido -Demonios, escalar la mitad del castillo no valió la pena- se quejó John, cruzándose de brazos. Bajé la mirada hasta sus pantalones, que revelaban su erección creciente, y de pronto me entraron ganas de reír. 

   -Báñate conmigo- dije de pronto -¿De verdad?- preguntó John, colocando su sonrisa pervertida en los labios. -Claro, te ayudaré con eso- señalé su entrepierna, haciendo que se sonrojara levemente. Me terminé de quitar la poca ropa que me quedaba y me metí a la tina, esperando a que John terminara de batallar con su camisa para que pudiera meterse al agua conmigo. 

    Miré como se desvestía, con suma atención, pasee mi mirada por sus piernas, que al igual que las mías, tenían manchas de tierra. Miré su entrepierna, que contenía su erección, y ahora entendía porque era por lo que me dolía tanto el trasero. Por estar mirando la erección de John, no me había percatado de que este ya había terminado de batallar con su camisa, ya hora sonreía lascivamente. -¿Haz terminado de mirármela?- preguntó divertido, haciéndome sonrojar.

      -Cállate, Lennon- contesté desviando la mirada. John comenzó a caminar hacia la tina y rápidamente se metió conmigo, haciendo que el nivel del agua aumentara. -Tállame la espalda, Johnny- le pedí, intentando sonar lo más sensual posible; me acerqué hacia el cuerpo de John y este de inmediato comenzó a pasear sus dedos por mi espalda, causándome cosquillas. 

    John me comenzó a besar el hombro, haciendo que las cosquillas cesaran, siendo desplazadas por espasmos de placer, que me hacían morderme los labios para que no se escapara ningún gemido de mi boca. John paseó su boca por mi lóbulo y después por mi cuello, haciéndome soltar suspiros involuntarios, me posicioné mejor sobre las piernas de este y comencé a tocar mi entrepierna, a la par que John mordía suavemente mi espalda. 

   Sentía como el calor aumentaba más y más en nuestros cuerpos, haciéndome desear tener a John dentro mío una vez más, aunque sabía que dolería terriblemente. -Johnny... vamos a hacerlo...- susurré, completamente excitado -¿Estas seguro?- susurró John, que parecía igual de ansioso que yo. Asentí con la cabeza y me puse de pie, para poder quedar frente a frente de John. Me senté en sus piernas de nuevo y nos volvimos a besar, mientras sentía sus dedos explorando mi interior. 

    Tuve que concentrarme en el sabor de John para no soltar aullidos de dolor, ya que los dedos de John me estaban causando un dolor terrible. Quizá todo hubiera sido más fácil si me hubiera preparado antes de entrar en mi por la tarde. Mordí el labio de John una vez que sentí como sus dedos se separaban en mi interior, haciéndome soltar un gruñido. 

   -Ten cuidado, idiota- susurré, sujetándome a su cuello. John soltó una pequeña carcajada y me dio un beso en la mejilla -Perdón- se disculpó. Una vez que estuve listo me sujeté al cuerpo de John, mientras que este levantaba un poco mi cuerpo para que su amigo ingresara a mi interior. Sentí la punta de su miembro en mi trasero, tomé aire y bajé lentamente las caderas, esperando que así el dolor disminuyera, pero John di una embestida rápida e imprevista, que me hizo soltar un aullido demasiado alto. 

   Casi al instante se escuchó como alguien se aproximaba a la puerta y la golpeaba -¿Señor Paul? ¿Está bien?- preguntó el hombre. De inmediato fulminé a John con la mirada. Genial, otra interrupción. 

With a little luck. [McLennon]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora