Capítulo 20.

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El resto del baile no pude volver a dirigírle la mirada a John ¿Qué se supone que debería de hacer? En los establos todo parecía perfecto, quizá después de ese beso John y yo podríamos escabullirnos a nuestras habitaciones y disfrutar de la noche, salir a cabalgar, conocernos, hacer esa clase de cosas que deberíamos de hacer al descubrir que después de todo, ambos correspondíamos nuestros sentimientos. 

   Pero sabía que si lo hacíamos ambos terminaríamos mal. ¡Me iba a casar con Jane! Durante toda mi vida me prepararon para ello, pero ahora, al haber escuchado las felicitaciones de todos los invitados y los planes para la boda se sentía tan real... 

    John y Cynthia bailaron toda la noche, pero ambos parecían demasiado preocupados como para mostrar un poco de diversión. En lo que respectaba a Jane y a mi, estuvimos sentados gran parte de la noche, recibiendo felicitaciones por parte de todos los presentes y algunas preguntas de los más chismosos acerca de porque nunca habían sabido nada de John. 

   Cuando por fin pareció que todos los invitados habían tenido suficiente con mi respuesta ("Estábamos demasiado ocupados como para preocuparnos por ello") Logré escabullirme hacia la mesa de la comida, donde aún estaba George, comiendo postres. -Felicidades por tu compromiso, Paul- me dijo en cuanto vio que me encaminaba hacia él -¡Al demonio mi compromiso, George! ¿Hay alguna forma en la que pueda evitar casarme con Jane sin que su padre quiera matarme?- 

    -No amigo, la única forma de evitar esa boda sería que huyeras del reino, y creo que no nos convendría para nada- Solté un bufido -¡Pero yo no quiero casarme! ¡Tengo 21 años!- 

   -Paul, tu boda debió de ser hace 4 años, pero tu madre no había considerado que fuera una buena idea- abrí los ojos como platos, no sabía que mi madre hubiera aplazado mi boda. A ella, al igual que a mi, no le agradaba Jane, siempre había dicho que si yo quería construir un buen reino debería de casarme con alguien que no tuviera miedo de ensuciar su falda. 

    -Creo que va siendo hora de irme, ya no hay comida- dijo George después de un rato, miré la mesa donde efectivamente, ya no quedaba ni rastro de que hace un par de horas hubiera tenido un banquete encima. -Debes de comenzar a intentar encontrar un oportunidad para llevar a cabo nuestro plan, y visítame si algo sale mal- antes de que pudiera encontrar las palabras adecuadas para decirle a George que debíamos de cambiar de plan, este de dio la vuelta y salió por la puerta. 

    Para mi fortuna ya no habían muchas personas en el baile, y mi padre y John lucían demasiado ebrios como para notar mi ausencia, así que sigilosamente me encaminé hacia mi habitación y me encerré en ella. Tenía unas enormes ganas de gritar, de llorar, de patear algo, pero en su lugar solo logré tirarme al piso y cerrar los ojos con una velocidad asombrante, para poder fingir que todo había sido un mal sueño. 





   -¡Paul! ¡Paul! ¡Ábreme!- abrí los ojos de golpe al escuchar como alguien golpeaba la puerta con insistencia, me removí en donde estaba acostado en busca de una manta para poder cubrirme y seguir durmiendo, pero en su lugar solo encontré la alfombra. De pronto toda la noche apareció en mis recuerdos, y caí en cuenta de que aún me encontraba en el piso -¡Paul! ¡Abre!- me levanté, pensando que quizá ya había amanecido, pero para mi sorpresa, el sol aún no se encontraba en el cielo. 

   Caminé hasta la puerta, que estaba trabada con una silla que yo mismo había colocado, y abrí. John estaba completamente ebrio, y con buena parte de la ropa mal puesta, frente a mi puerta. -Hasta que abres, niño- sin pedir permiso John entró a mi habitación tambaleándose un poco, se quedó parado en el centro y miró a su alrededor, como si se estuviera asegurando que no hubiera nadie más en la habitación,  después de eso se comenzó a quitar los pantalones torpemente, bajo mi mirada atónita. 

    Cerré la puerta, por miedo a que alguien pasara y viera tremendo espectáculo -¿Qué crees que estás haciendo, Lennon?- pregunté un poco asustado, sabía que si mi padre nos descubría estaríamos muertos. -¿Tu que crees que hago? Voy a dormir contigo- contestó arrastrando las palabras. Se quitó su chaqueta, el chaleco y los pantalones, pero por alguna razón ya no pudo con la camisa, y se quedó dormido en una extraña posición. 

    Genial, lo único que me faltaba. 

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now