Capítulo 7.

999 146 70
                                    

-Pr-príncipe, su padre dice que ya debe de acompañar al príncipe John- levanté la vista hacia Cynthia, y la fulminé con la mirada -¿Príncipe John? ¿Que clase de mal chiste es ese?- pregunté, visiblemente molesto ¡Ese idiota no llevaba más de 4 horas aquí y ya tenía título! -S-su padre nos pi-pidió que lo llamáramos así, señor- 

    -¡Lárgate de aquí!- le grité a la muchacha, que de inmediato se dio la vuelta y salió prácticamente corriendo. Salí de mi habitación refunfuñando y diciendo mil y un maldiciones al aire hasta llegar a los establos, donde ya me esperaba mi caballo y el estúpido de John con una sonrisa deslumbrante que me hizo sentirme más enfadado aún -Parece que alguien no está de buen humor hoy- se burló John de mi -Y parece que no tienes modales, debes de tenerme respeto, campesino- me acerqué a mi caballo y subí a él ágilmente. 

   -Tu padre dijo que no debías de llamarme así, Paul- me puse completamente rígido y miré a John con la mirada más acusadora y fría que logré colocar -¿Como me has llamado, inútil?- John soltó una risa irónica -Paul, te he llamado Paul ¿O que acaso ese no es tu nombre?- John subió a su caballo y me miró desafiante, mantuvimos el contacto unos momentos en los que mi cabeza parecía contrariada y dividida. 

"Demonios, es tan guapo" 

"¡Es un sucio traidor!"

"Si, pero no deja de ser sensual"

"Al demonio, Will estaba mejor" 

"John parece más resistente que Will"

"¡Tengo que matarlo!"

Desvié la mirada con ese último pensamiento y le ordené a mi caballo que comenzara a caminar. John me siguió por detrás en todo el camino de salida del castillo, pasamos por el puente elevado sobre el río y ahí fue cuando John decidió volver a hablar -Eres todo un niño mimado- me dijo, haciéndome soltar un gruñido casi inconsciente -En el pueblo siempre han dicho que cuando subas al trono todo el reino se va a ir al demonio por culpa de tus caprichos, además de que se rumorea que has hecho que encierren a 3 sirvientes. Eres toda una personalidad, Paul- 

    -Y supongo que tu también lo dices ¿No?- pregunté completamente fastidiado, y por si algo más me hiciera falta, una enorme gota de barro había caído en mi bota -Yo no creo que vayas a ser mal rey, solo creo que te hace falta madurar- John se encogió de hombros mientras yo analizaba sus palabras ¿Que acaso mi padre no le había dicho que él era el nuevo heredero? Sonreí para mis adentros, en cuanto un aullido me sacó de mis pensamientos. Apenas si logré ver como un lobo se atravesaba en el camino y comenzó a atacar a mi caballo, que de inmediato se soltó a correr lo más rápido que pudo, tirándome al piso. 

    -¡Maldita bestia estúpida!- grité, intentando reincorporarme, hasta que un profundo dolor en mi brazo izquierdo me obligó a tirarme al piso de nuevo. Miré mi brazo, mi camisa estaba rasgada y manchada de una considerable cantidad de sangre -¡¿Estas bien?!- preguntó John, bajando de su caballo de un brinco, se acercó a mi y comenzó a revisar mi brazo, haciendo que un ardor me invadiera los nervios -¡No te di permiso para tocarme, campesino!- le grité, una vez que puso su dedo sobre mi herida. 

   -Bueno príncipe, si quieres morir desangrado creo que puedo dejarte aquí- contestó de mala gana mientras comenzaba a romper la parte baja de su camisa. Fue inevitable no dirigir la vista hacia su abdomen, lucía un poco sucio pero bien trabajado, lo que solo me hizo pasar saliva. John comenzó a envolver mi brazo con su camisa e hizo un nudo tan apretado que me hizo soltar un gruñido. -Estamos más cerca del pueblo que del castillo, sube a mi caballo y te llevaré con mi tía para que te cure mientras busco tu caballo ¿De acuerdo?- 

    -¡No voy a subir al mismo caballo que tú!- reproché, mientras me ponía de pie -Bueno, entonces camina hacia donde quieras, no me importa lo que te pase, al menos así me desharé de ti- John volvió a montar su caballo mientras analizaba las posibilidades que tenía. Estábamos a mitad del camino, tardaría una buena cantidad de minutos en llegar a cualquier parte, y dudaba mucho que mi caballo regresara por arte de magia. 

   -Está bien- acepté a regañadientes, haciendo que John colocara una sonrisa triunfante en sus labios -Buena elección, niño bonito. Sube- me ordenó. Coloqué los ojos en blanco y con su ayuda logré subir al caballo, que se tambaleó un poco por el peso de ambos. Me coloqué enfrente de John y me obligué a pensar en otra cosa que no fuera el roce de su entrepierna con mi trasero. 

With a little luck. [McLennon]Onde histórias criam vida. Descubra agora